El c¨®mic que no gust¨® al Gobierno de Singapur
'El arte de Charlie Chan Hock Chy' de Sonny Liew gana tres premios Eisner y se convierte en la sorpresa de la temporada
Enrique Larrea volvi¨® a Espa?a hace poco tras vivir seis a?os en Singapur y Malasia. Llegaba con una idea alocada: montar una editorial de c¨®mics. No se iba a hacer rico con ella, lo sab¨ªa, pero le ayudar¨ªa a mantener esa conexi¨®n que hab¨ªa creado con el sudeste asi¨¢tico y, de paso, recuperar una ilusi¨®n con la que so?aba el ni?o de seis a?os, aquel lector de tebeos de superh¨¦roes, que una vez fue. Quer¨ªa fundar una editorial, sin embargo, no para publicar los habituales mangas llegados del continente, sino para llenar un hueco que ninguna otra cubr¨ªa en Espa?a sobre ese recodo del mundo adicto al noveno arte. As¨ª naci¨® Amok. Su primera aventura, editada junto a Dibbuks, no podr¨ªa estar mejor elegida: Sin saberlo El arte de Charlie Chan Hock Chye se iba a convertir en la gran triunfadora de los premios Eisner.
Este original c¨®mic firmado por Sonny Liew contaba la historia de Charlie Chan, un dibujante de tebeos de Singapur que echa la vista atr¨¢s para contar c¨®mo desde 1954 luch¨® por lograr su sue?o en un contexto casi imposible. Pero era mucho m¨¢s que eso. A trav¨¦s del falso autor, y una estructura que se rompe constantemente, Liew aprovecha su relato en apariencia com¨²n para narrar los numerosos conflictos hist¨®ricos y pol¨ªticos de su pa¨ªs, algo con lo que no siempre es f¨¢cil all¨ª: "Todo naci¨® de la necesidad de narrar que hay mucha m¨¢s historia que la que se cuenta en los libros de texto o en nuestros medios de comunicaci¨®n", explica Liew por email a EL PA?S: "El Gobierno siempre ha presentado una historia muy espec¨ªfica de lo que sucedi¨® tras la independencia de 1965. Tienen muchos intereses y su partido, el Partido de Acci¨®n Popular, ha estado en el poder siempre. Las enormes mayor¨ªas y el apoyo del pueblo han ayudado a que controlen la narrativa. Algunos dicen que mi narrativa, que se enfrenta a la oficial, es revisionista, pero no me gusta porque no distorsiona la verdad. Creo que es m¨¢s inclusiva, da una visi¨®n m¨¢s compleja de la diversidad y riqueza de Singapur".
Como era de esperar, su libro no gust¨® demasiado al Gobierno. Pese a que en un primer momento le concedieron una ayuda p¨²blica nacional, cuando el libro fue publicado decidieron prescindir de la beca como si nunca hubiera existido, justific¨¢ndose en que "minaba la autoridad y legitimidad" del Estado. Aunque Liew subraya que no se puede considerarlo exactamente censura, "en un pa¨ªs donde la financiaci¨®n de las artes llega desde el Estado, era una se?al clara de que ciertos trabajos no ser¨ªan apoyados". El artista sigue, sin embargo, viviendo en el pa¨ªs y colaborando en distintas obras con el Gobierno tras el ¨¦xito de su c¨®mic: "La asociaci¨®n nacional de artes ha tomado una decisi¨®n un tanto esquizofr¨¦nica. Dicen que me apoyar¨¢n a m¨ª, pero nunca ese libro en concreto. Creo que es algo, aunque espero que todav¨ªa pueda crear ese di¨¢logo que tanto necesitamos".
De lo que est¨¢ encantado Liew es de su ¨¦xito internacional, dado que estudiosos como Roger Sabin y autores como Jack Kirby tambi¨¦n influyen en el metalenguaje de su complicada obra, lleno de saltos de estilos y tiempos: "En Singapur nunca tuvimos una industria del c¨®mic, as¨ª que pens¨¦ que ser¨ªa un ejercicio interesante crear una ficci¨®n sobre ella para repasar la historia del pa¨ªs. Entender un tebeo es entender un poco mejor la ¨¦poca en la que se escribi¨® y a sus creadores. Aprend¨ªas historia". Sin importar del pa¨ªs del que viniera
Eso es parte de lo que atrajo a Larrea, el editor, cuando en su periplo asi¨¢tico conoci¨® a Liew y otros autores muy personales. "Todos contaban a trav¨¦s de un punto de vista local, historias universales, incluso si ten¨ªan personajes de nombres raros y estaban en el otro lado del mundo. Les pasan cosas como a nosotros y sus sue?os tambi¨¦n son rotos". Ellos le ayudaron a tomar su decisi¨®n de futuro, aunque hasta entonces este nuevo editor en el mercado espa?ol no se dedicaba en realidad a nada parecido a buscar trabajos, traducirlos y publicarlos. En su identidad "de d¨ªa" hac¨ªa "un trabajo serio": dise?ar software. Pero, sin entonces anticiparlo, su alter ego se hab¨ªa hecho con la novela que en 2017, tres a?os despu¨¦s de leerla en su pa¨ªs de origen, arrasar¨ªa en los premios m¨¢s importantes del mundo del c¨®mic, ganando el Eisner a mejor autor completo, mejor edici¨®n estadounidense de material extranjero y mejor dise?o.
"Singapur siempre se toma como caso de ¨¦xito, pero hay una realidad que no sale. Es un nepotismo ilustrado donde los derechos civiles y sociales se vulneran a diario. Y ah¨ª es donde entra esta historia", explica Larrea. "Por eso Sonny era un outsider. Pero ahora se est¨¢ convirtiendo en un personaje famoso de la cultura popular. Est¨¢ haciendo un c¨®mic encargado por un organismo del Estado para el Museo principal all¨ª. Han acabado conviviendo".
Ahora Larrea espera tener tanto ¨¦xito con sus pr¨®ximos trabajos como con Charlie Chan. Tiene cuatro c¨®mics comprados con los que viaj¨® debajo del brazo desde Asia. Lo pr¨®ximo es Kampung Boy de Lat y el vietnamita Holy Dragon Imperator, sobre la invasi¨®n mongol. "Todos son g¨¦neros distintos y depende de mi gusto. Todas son cosas ¨²nicas sin importar que vendan cinco". El objetivo es sacar una obra cada cinco meses. Tambi¨¦n tiene en su remesa otra obra de Lee, Shadow Agent, que describe como un homenaje pulp al c¨®mic. ?Se puede sacar beneficio de obras tan minoritarias? "Quiero cubrir costes. No busco sacar muchos t¨ªtulos y llenar el mercado. As¨ª compenso. Publicar cosas muy concretas para un p¨²blico peque?o. Soy realista". Y mientras tanto sigue dando de comer al todav¨ªa apasionado ni?o de cinco a?os que sigue teniendo muy presente al hablar de su redescubierta gran pasi¨®n.
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