Santiago Mu?oz Machado: ¡°La mala fama de lo espa?ol es dif¨ªcil de levantar¡±
El jurista y acad¨¦mico acaba de publicar un ensayo en el que desmonta muchos mitos sobre la historia del idioma espa?ol en Am¨¦rica
El jurista Santiago Mu?oz Machado ha conjugado en su ¨²ltimo libro, Hablamos la misma lengua (Cr¨ªtica), tres pasiones que le acompa?aron siempre: el derecho administrativo, el idioma espa?ol y la colonizaci¨®n de la Am¨¦rica hispana. Se trata seguramente de la primera gran obra enciclop¨¦dica sobre la andadura de la lengua espa?ola en el Nuevo Continente, con 800 p¨¢ginas que abarcan los aspectos jur¨ªdicos, pol¨ªticos, sociales y ling¨¹¨ªsticos desde la llegada de Col¨®n, hasta la consolidaci¨®n de las nuevas naciones americanas en el siglo XIX. El libro est¨¢ escrito con extremo rigor en las fuentes y con un enorme respaldo documental; y derrumba muchos mitos sobre la actuaci¨®n de los espa?oles y de sus Gobiernos.
Mu?oz Machado, cordob¨¦s de 68 a?os, es catedr¨¢tico de Derecho Administrativo, y miembro de la Real Academia Espa?ola y de la Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas.
PREGUNTA.?Usted explica que las mortandades de ind¨ªgenas se debieron m¨¢s a los virus que a las espadas, y que no hubo violencia alguna para imponer el castellano. ?Es posible todav¨ªa deshacer los mitos hist¨®ricos?
RESPUESTA.?Para desmontar los mitos de la leyenda negra y la mala fama de los espa?oles hace falta en primer lugar que los espa?oles no nos los creamos. Ahora estamos en una ¨¦poca de rebeli¨®n contra la mala fama, que ojal¨¢ prospere. Los movimientos secesionistas internos est¨¢n provocando una reivindicaci¨®n de lo espa?ol, y al menos eso vamos a llev¨¢rnoslo puesto. Pero esa mala fama consolidada durante cuatro o cinco siglos es muy dif¨ªcil de levantar. En la medida en que seamos capaces de explicar mejor nuestra acci¨®n en Am¨¦rica, se repetir¨¢n menos esos relatos excesivos sobre la crueldad, y esa man¨ªa de diferenciar la colonizaci¨®n espa?ola de las dem¨¢s colonizaciones. Espa?a, a diferencia de otros pa¨ªses europeos, hizo otras cosas: intent¨® una colonizaci¨®n mucho m¨¢s amable, permiti¨® la supervivencia de las costumbres y de las lenguas indias. Eso no ha ocurrido con otros pa¨ªses colonizadores.
¡°Se dictaron muchas normas para ense?ar el castellano en Am¨¦rica, pero siempre se condicionaba a que no se hiciera por la fuerza¡±
P.??Bartolom¨¦ de las Casas fue lo que hoy llamamos un sensacionalista?
R.?S¨ª. Sin duda. No puede cuestionarse su aspiraci¨®n a ser el l¨ªder del partido indigenista, que dir¨ªamos ahora; ni su af¨¢n de protagonismo, ni su exageraci¨®n en toda su obra. Y a la vez fue un individuo importante en la defensa de los derechos humanos y consigui¨® cambiar la legislaci¨®n para que fuera m¨¢s protectora de los ind¨ªgenas. Pero ya se sabe lo que dijo Men¨¦ndez Pidal sobre ¨¦l: ¡°No es que fuera un loco, era un paranoico¡±.
P.?Durante decenios, no se avanz¨® casi nada en la evangelizaci¨®n, no se extend¨ªa el idioma, las leyes pretend¨ªan el buen trato a los ind¨ªgenas pero se incumpl¨ªan sin que eso acarrease ning¨²n castigo¡, hasta que con los Borbones [principios del siglo XVIII] se produce un cambio. ?Antes no se hab¨ªa hecho gran cosa por generalizar el espa?ol?
R.?Se dictaron muchas normas que aconsejaban que se ense?ara el castellano, pero eso siempre se condicionaba a que no se hiciera por la fuerza, a que se respetasen los idiomas locales, y se ordenaba que se hiciese ¡°amorosamente¡±, ¡°dulcemente¡±, por usar palabras que se empleaban en las instrucciones de los monarcas. Eso llev¨® a que al t¨¦rmino de la gobernaci¨®n de los Austrias [dos siglos despu¨¦s del Descubrimiento] no se hablara espa?ol apenas, m¨¢s all¨¢ de la Administraci¨®n y los criollos. Despu¨¦s los Borbones aplican unas pol¨ªticas mucho m¨¢s centralistas, como ocurre en Espa?a simult¨¢neamente. Y a partir de Carlos III [segunda mitad del XVIII] s¨ª menudean las instrucciones de ense?anza obligatoria del espa?ol.
P.?Frente a lo que se piensa, ?la independencia de los pa¨ªses americanos benefici¨® al idioma espa?ol y perjudic¨® a los ind¨ªgenas?
R.?Claro. Los ind¨ªgenas domesticados eran colectividades privilegiadas. Ten¨ªan privilegios en materia tributaria y sobre la gobernaci¨®n de sus propias comunidades, disfrutaban de una regulaci¨®n especial que desapareci¨® con las independencias. Porque las nuevas constituciones proclamaban la igualdad; y la igualdad de derechos les perjudic¨®. Por ejemplo, antes ten¨ªan derecho a mantener sus comunidades ancestrales de tierras. Cuando se declara la igualdad, se les adjudica la propiedad individual de la tierra, y esto implica que deben explotarla ellos sin mayor protecci¨®n; y como no la pueden explotar, acaban quebrando y llegan los hacendados espa?oles para comprarles la tierra a precios irrisorios. Y en efecto, despu¨¦s tuvieron que aprender espa?ol obligatoriamente. Al final del siglo XVIII s¨®lo hab¨ªa tres millones de hispanohablantes en Am¨¦rica, sobre un total de 15 millones de habitantes. El espa?ol se extiende en el continente despu¨¦s de las independencias.
P.??Espa?a no fue cruel?
R.?Tenemos fama de ser los que m¨¢s ind¨ªgenas han matado, pero no hay unas cifras cient¨ªficas. S¨ª que hubo salvajadas en el marco de operaciones que para los espa?oles eran de guerra. Pod¨ªan pasar a cuchillo a una poblaci¨®n entera, pero esto no era constante por una raz¨®n elemental: la mayor riqueza para los espa?oles era la mano de obra ind¨ªgena. Eso s¨ª, los indios se mor¨ªan de las pestes que les llegaron de Espa?a.
P.?Usted recuerda en el libro que lengua y naci¨®n se asocian por vez primera en 1783 en Francia. ?C¨®mo encajar¨ªa en esa realidad que Felipe V quisiera supuestamente imponer el castellano unos 70 a?os antes?
R.?Felipe V, que era franc¨¦s, no elimin¨® la totalidad de los derechos de los catalanes, por m¨¢s que se pretenda otra cosa. Lo que hizo fue eliminar los fueros pol¨ªticos, el derecho p¨²blico, las instituciones, las estructuras de gobierno. Pero dej¨® ¨ªntegro el derecho privado. Y en el derecho privado es donde se inscribe el idioma. Al Estado le importaba muy poco entonces el idioma, en Espa?a y en Am¨¦rica. La Corte de Madrid hablaba franc¨¦s. El espa?ol se impuso en Am¨¦rica a partir de Carlos III [hijo de Felipe V], pero no se intent¨® imponer en Catalu?a, de ninguna manera.
P.??Despu¨¦s de este libro no le gustar¨ªa acometer una historia sobre el catal¨¢n y el castellano en Catalu?a?
R.?Seguramente. Hemos conseguido que se implante en Am¨¦rica y en otros lugares del mundo un idioma que ahora hablan m¨¢s de 500 millones de personas. Yo si fuera catal¨¢n o vasco amar¨ªa much¨ªsimo esas lenguas y estar¨ªa muy orgulloso de ellas, pero no se puede dar prevalencia a esos idiomas frente a un idioma universal. Yo creo que es torpe esta pol¨ªtica que conduce a que la gente hable un mal castellano.
P.?Pero est¨¢ por hacer esa historia sobre el castellano y el catal¨¢n.
R.?Esa historia est¨¢ por hacer, al menos con los mismos criterios de este libro. Una historia de la relaci¨®n entre el castellano y el catal¨¢n. S¨ª.
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