Una radiograf¨ªa emocional sobre el desahucio en Espa?a, ganadora de DocumentaMadrid
¡®La grieta¡¯ recupera una de las heridas sin cicatrizar de la crisis espa?ola
Isabel y Dolores viv¨ªan una frente a la otra en el barrio madrile?o de Villaverde. Se comunicaban de ventana a ventana, sin apenas necesidad de tel¨¦fono m¨®vil. Dejaron de ser vecinas tras el desahucio de sus casas, despu¨¦s de que el Ayuntamiento de Ana Botella vendiera miles de viviendas sociales a fondos buitre.
La C¨¢mara de Cuentas de Madrid consider¨® en 2016 esa venta ilegal. Para entonces, estas dos madres de familia llevaban ya a?os luchando a trav¨¦s de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). El caso sigue en los juzgados, pendiente de resoluci¨®n.
La grieta, documental de Irene Yag¨¹e y Alberto Garc¨ªa Ortiz ganador del premio del Jurado al mejor largometraje nacional del festival DocumentaMadrid 2018, comienza en los meses previos a esa venta, cuando las casas todav¨ªa estaban ocupadas por personas y no pod¨ªan entregarse a firmas como Blackstone y Goldman Sachs.
Isabel lleg¨® a Villaverde tras sufrir la expropiaci¨®n de su anterior hogar, necesaria para ensanchar la Avenida de los Poblados. Le entregaron a cambio este piso en r¨¦gimen de alquiler social. ¡°Dej¨¦ dos meses a deber y decidieron echarme. Cuando intent¨¦ pagarlo, me lo impidieron. Dec¨ªan que el proceso de desahucio ya estaba en marcha y era imparable¡±, cuenta a trav¨¦s del tel¨¦fono.
Yag¨¹e y Ortiz comenzaron grabando a la PAH a finales de 2012 para un reportaje televisivo, en uno de los momentos ¨¢lgidos de la crisis de los desahucios en Espa?a, pero a medida que iban recopilando m¨¢s datos y m¨¢s emociones, se dieron cuenta de que la historia necesitaba otro formato. ¡°Era muy potente la que estaban armando en la PAH, en especial las mujeres, que suelen pelear m¨¢s por sus familias y se averg¨¹enzan menos de mostrar su sufrimiento¡±, comenta a EL PA?S Irene Yag¨¹e.
Pasarse al lenguaje documental les permiti¨® ¡°rodar desde otro punto de vista y adoptar una narrativa m¨¢s cinematogr¨¢fica¡±, tomarse m¨¢s tiempo y esperar ¡°a que las cosas sucedieran por s¨ª solas¡±. Con su c¨¢mara han registrado la reacci¨®n de jueces y otras instituciones sociales ante las reivindicaciones de la plataforma y la atenci¨®n de los medios de comunicaci¨®n.
Tambi¨¦n se muestran las consecuencias personales de esta epidemia social que ha convertido a cientos de miles de familias en refugiados dentro de su propio pa¨ªs desde el inicio de las crisis, y que en 2017 sum¨® otros 60.754 desahucios, seg¨²n el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
La sororidad de dos mercheras como Dolores e Isabel, en representaci¨®n de todo un grupo social, sirve de hilo conductor en La grieta y result¨® imprescindible ¡°para llegar a entender que el desahucio, adem¨¢s de dejarte sin techo, arrasa con todo tu entorno¡±, comenta Yag¨¹e en una de las sedes de DocumentaMadrid.
Dolores se encarga en solitario de sus dos hijos tras huir del maltrato de su marido. Ocup¨® una casa en Villaverde durante a?os. A lo largo del metraje de La grieta, intercambia con Isabel y con otros vecinos consejos, para que el pr¨®ximo desahucio no los pille desprevenidos.
Una cita de El Lute sirve de pr¨®logo a esta pel¨ªcula, en clara referencia al g¨¦nero quinqui que se populariz¨® en el cine espa?ol en los a?os 70 y 80. ¡°Para las clases sociales desfavorables, a menudo su barrio lo es todo; entre vecinos crean un punto de apoyo que no encuentran en otras partes de la sociedad -comenta Yag¨¹e-. La forma de enfrentarse a determinado tipo de poder de estas dos mujeres, y de tantos otros mercheros, y su forma de reivindicar desde el coraje y la desobediencia nos hizo querer contar su historia a fondo¡±.
¡°Han pasado a?os y todav¨ªa me pregunt¨® por qu¨¦ nos ha ocurrido algo as¨ª¡±, comenta Isabel, que desde que abandon¨® Villaverde ha tenido que cambiar de casa en otras dos ocasiones junto a su familia. Su hija adolescente acude desde 2013 a psic¨®logos y psiquiatras. ¡°Dej¨¦ que grabaran todo lo que nos estaba pasando porque ve¨ªamos que la nuestra iba a ser otra de esas injusticias que pasan de largo, sin que nadie se entere¡±.
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