Las estancias secretas de Gala
Una exposici¨®n en Barcelona revisa de forma exhaustiva la figura de Gala, la pieza clave en el tablero creativo de Dal¨ª
La figura de Helena Dim¨ªtrievna Di¨¢konova, Gala (Kaz¨¢n, 1894- Portlligat, 1982) contin¨²a siendo un enigma. ¡°Gala era el castillo inexpugnable que nunca hab¨ªa dejado de ser¡±, escribe Dal¨ª en 1971 despu¨¦s de m¨¢s de 40 a?os de relaci¨®n ininterrumpida. Gala es la pieza que falta en el juego del tablero surrealista y la mujer que fue considerada por sus amigos de la vanguardia europea como fascinante, solitaria, luchadora, mujer fatal, mundana, ego¨ªsta, calculadora y apasionada antes de caer en el olvido. Figuras antit¨¦ticas que se superponen en su rostro p¨¢lido de ojos negros encendidos, rostro que muchas veces ella recortaba de las fotograf¨ªas donde aparec¨ªa. Dos biograf¨ªas, Querida Gala (2003), de Estrella de Diego, y La intrusa (2018), de Monika Zgustova, recientemente publicada, han abierto nuevas fuentes de informaci¨®n, que la exposici¨®n Gala Salvador Dal¨ª. Una habitaci¨®n propia en P¨²bol pretende interpretar con documentaci¨®n in¨¦dita, fotograf¨ªas, objetos personales y obras de artistas vinculadas con su biograf¨ªa.
La primera reflexi¨®n es que su infancia y la adolescencia en Rusia tiene un papel relevante: hija de familia acomodada vinculada con la intelligentsia de Mosc¨² y amiga de Anastasia Tsviet¨¢ieva, hermana de Marina, la gran poeta rusa del siglo XX, compartir¨¢ con ellas la pasi¨®n por la poes¨ªa. Los libros de Alek?sandr Blok, Pushkin o las novelas de Dostoievski y Tolst¨®i la acompa?ar¨¢n durante toda su vida. La casa de verano familiar en Siberia, en plena naturaleza (¡°Silenciosa como el coraz¨®n de un bosque infinito¡±, escribe), y su entorno de culturas ancestrales y ritos cham¨¢nicos ¡ªque tambi¨¦n pint¨® Natalia Goncharova¡ª ser¨¢n importantes para su futura imagen de visionaria de la realidad, la tarotista de objetos secretos. Pero su infancia tiene tambi¨¦n sombras inesperadas, como su relaci¨®n con su hermano Kolka, que la acecha de noche como el personaje de la leyenda en verso El demonio, de L¨¦rmontov.
Debido a su amor por Dal¨ª, Gala abandona su mundo. Una etapa dif¨ªcil que marca el inicio de la autor¨ªa compartida de las obras
La narraci¨®n de la exposici¨®n comienza por el final de su vida en P¨²bol, en el castillo ¡°de amor cort¨¦s¡± que le regal¨® Dal¨ª y en el que Gala se refugi¨® durante sus ¨²ltimos a?os. Un edificio austero y noble del g¨®tico catal¨¢n que Gala ayud¨® a restaurar y redise?ar, y donde Dal¨ª ten¨ªa que escribirle antes de visitarla. Para Estrella de Diego, comisaria de la exposici¨®n, el castillo de P¨²bol es el lugar de la memoria, del silencio y de la lectura, pero tambi¨¦n ¡°es un extraordinario objeto surrealista que representa la culminaci¨®n del proyecto art¨ªstico a dos, Gala Salvador Dal¨ª, incluso el m¨¢s sofisticado de sus productos¡±. Los bocetos del jard¨ªn, las fuentes-ojo de ascendencia manierista italiana, la decoraci¨®n austera pero teatral con rostros wagnerianos son como un gran reducto fin-de-si¨¨cle al estilo de las novelas de Joris-Karl Huysmans. All¨ª se encuentran sus afeites, objetos raros y exquisitos, los iconos rusos, algunas joyas y vestidos bordados de Dior y de Schiaparelli, el sombrero-zapato y los bonetes c¨®nicos de terciopelo de Suzanne R¨¦my. Este es el espacio donde se proyecta retrospectivamente su imagen de dandi, elegante y contradictoria. En P¨²bol se encuentran tambi¨¦n sus escritos, proyecto inacabado que fue publicado con el t¨ªtulo de La vida secreta: diario in¨¦dito (2011), sus libros dedicados y ¡ªlo que es m¨¢s importante¡ª la correspondencia de su primera venida a Europa, las im¨¢genes de su encuentro con el poeta Paul ?luard.
Gala tiene 18 a?os cuando llega, en 1912 y enferma de tuberculosis, al sanatorio de Clavadel, el hotel m¨¢s exclusivo del cant¨®n de los Grisones, en los Alpes suizos. Es el mismo a?o que Thomas Mann comienza a escribir La monta?a m¨¢gica. All¨ª empezar¨¢ su relaci¨®n con el futuro poeta franc¨¦s, viviendo su amor entre la luz de la nieve y la presencia de la muerte, con el prop¨®sito de la creaci¨®n. Restablecidos de su enfermedad, se casar¨¢n en Par¨ªs en 1917, despu¨¦s de que Gala sufra las consecuencias de la revoluci¨®n rusa y atraviese toda Europa para reunirse con ¨¦l. Su hija C¨¦cile nacer¨¢ pocos a?os m¨¢s tarde. Excepto por una sola vez, Gala no volver¨¢ nunca m¨¢s a su tierra natal, convirti¨¦ndose en una exiliada perpetua voluntariamente. ¡°Mi texto, mi cuerpo¡±, escribe H¨¦l¨¨ne Cixous. La poes¨ªa y el arte van a ser el motivo de su existencia, aunque sean realizados ¡ªcon su fuerza, protecci¨®n, complicidad intelectual y en una lengua extranjera¡ª por sus esposos, amigos y amantes; entre ellos, Max Ernst, Ren¨¦ Crevel o Giorgio de Chirico.
Cuando Gala llega a Cadaqu¨¦s en 1929 a pasar las vacaciones con su familia se produce el encuentro con Salvador Dal¨ª y que ¨¦l mismo narra en su Vida secreta: ¡°Ella ya estaba all¨ª. ?Qui¨¦n? No me interrumpan. Dije que ella estaba all¨ª, y esto deber¨ªa bastar. Gala, la mujer de ?luard. ?Era Ella! Galuchka Rediviva¡±. A causa de su amor por Dal¨ª, Gala abandonar¨¢ todo su mundo para ir a vivir a una humilde casa de pescadores en Portlligat, cerca del cabo de Creus, sin agua y sin luz, huyendo del veto y de la ira del padre del pintor catal¨¢n. ¡°Enamorada como un joven animal ciego¡±, escribe Gala en un poema. Una nueva ¨¦poca de su vida comienza, dura y dif¨ªcil, pero tambi¨¦n marca el inicio donde aparece la autor¨ªa compartida de la obra. Este proyecto creativo se llamar¨¢ Gala Salvador Dal¨ª. Un ejemplo lo tendremos en el pabell¨®n para la Exposici¨®n Universal de Nueva York, El sue?o de Venus (1939), donde vemos a Gala trabajando en la creaci¨®n de objetos surrealistas. Seg¨²n De Diego, ¡°se podr¨ªa aventurar c¨®mo es ella la que elige la imagen a trav¨¦s de la cual quiere presentarse y, sobre todo, representarse. Es posible dise?ar el propio autorretrato sin ser autora de una obra pict¨®rica tangible¡±.
Gala aparece en numerosas obras de Dal¨ª, presentes en la exposici¨®n, pintada como una virgen primitiva en La madona de Portlligat (1949) o como la figura de una diosa en Leda at¨®mica (1947). Encontramos su rostro en la matem¨¢tica de Galatea de las esferas (1952) y en Retrato de Gala llevando dos costillas en equilibrio sobre su hombro (1934); o su cuerpo desnudo en Un segundo antes del despertar de un sue?o provocado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada (1944). Tambi¨¦n hay retratos terror¨ªficos de ella, como Retrato de Gala (1976); otros oscuros o suspendidos en el cielo del nuevo mundo, como el estudio de El descubrimiento de Am¨¦rica (1958). Im¨¢genes caleidosc¨®picas, juego de espejos.
¡°Tete ¨¤ Chateau¡±, escribe Dal¨ª sobre la frente de una fotograf¨ªa an¨®nima de Gala. Cabeza coronada. Con esta imagen medieval se cierra la exposici¨®n del Museo Nacional de Arte de Catalu?a, que evoca tambi¨¦n, en su conjunto, una gran melancol¨ªa, como escribe su amigo poeta Jo? Bousquet desde el castillo de Carcasona: ¡°Les images ont fait la lumi¨¨re plus seule et le vent et les jours¡¡± (¡°Las im¨¢genes hac¨ªan la luz m¨¢s solitaria y el viento y los d¨ªas¡¡±); exposici¨®n que podr¨ªa ser mostrada como una performance in¨¦dita de Gala o la recuperaci¨®n de su rostro recortado en las im¨¢genes difusas de su mundo interior.
Gala Salvador Dal¨ª. Una habitaci¨®n propia en P¨²bol. MNAC. Barcelona. Hasta el 14 de octubre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.