La colecci¨®n Coca-Cola enciende la chispa en el Museo L¨¢zaro Galdiano
La exposici¨®n 'Descubrimiento de un di¨¢logo en el tiempo' relaciona obras contempor¨¢neas de Espali¨², Garc¨ªa-Alix o Helena Almeida con las del mecenas de principios del siglo XX
Una imagen: un c¨ªrculo formado por ocho muletas en medio de un sal¨®n de baile de un palacio de principios del siglo XX. O lo que es lo mismo: El nido (1993), obra de Pepe Espali¨², en el centro de ese di¨¢fano espacio de la casa, hoy museo, de Jos¨¦ L¨¢zaro Galdiano, presidido por la mirada de Gertrudis G¨®mez de Avellaneda (1857), uno de los retratos cumbre de Federico de Madrazo. Traducido: una emblem¨¢tica obra del arte contempor¨¢neo espa?ol toca el suelo -el arte ya no necesita pedestales- de una importante colecci¨®n que se gest¨® a principios del siglo pasado, conversan entre ellas y las voces empastan.
Lo que ocurre en la estancia anterior solo es uno de otros tantos ejemplos que se repiten en la muestra Descubriendo un di¨¢logo en el tiempo, que se abre al p¨²blico este jueves y que forma parte de ese proyecto del Museo L¨¢zaro Galdiano por el que invitan a otras colecciones a compartir su espacio. En este caso, la de la Fundaci¨®n Coca-Cola, que en el a?o que celebra su 25? aniversario se expone por primera vez en Madrid. Elena Hernando, directora del museo, lo explica como una constante revitalizaci¨®n de sus fondos. El legado que L¨¢zaro Galdiano (Beire, Navarra, 1862-Madrid, 1947) hizo al Estado el a?o de su muerte es una colecci¨®n cerrada, es decir, por definici¨®n no se ampl¨ªa. Es lo que el coleccionista don¨® y estos proyectos lo reavivan, le dan una chispa que en esta ocasi¨®n est¨¢ a cargo de las 62 obras que ha llevado Coca-Cola y que "conversan" unas con otras.
Lorena Mart¨ªnez de Corral, comisaria de la muestra y de la colecci¨®n de Coca-Cola desde 2008, incide en el verbo "conversar" m¨¢s que en "dialogar" porque implica a m¨¢s interlocutores: las obras, los distintos periodos (con esta exposici¨®n en el L¨¢zaro Galdiano se re¨²nen piezas desde los tartesos hasta los primeros a?os del siglo XXI), los diferentes materiales y formatos (oro, resina, marfil, bronce, pintura, v¨ªdeo, tablas, grabado, textil, instalaciones, fotograf¨ªa...) y los temas universales expresados seg¨²n los tiempos. Y otro factor fundamental que tambi¨¦n participa: el visitante, que se relaciona con los objetos art¨ªsticos, los observa o los deja de lado, los piensa, los contextualiza o no, pero sobre todo, Mart¨ªnez de Corral quiere que se divierta, porque el disfrute del arte tambi¨¦n es uno de sus objetivos. "Y el sentido del humor", a?ade frente a dos obras de Rogelio L¨®pez Cuenca
Una paridad natural
Si hubiera que destacar a una artista del Museo L¨¢zaro Galdiano, no hay duda: Sofonisba Anguissola, autora de un retrato de 1580 de una dama joven que posiblemente sea Eleonora de Medici. En el caso de las piezas de la Fundaci¨®n Coca-Cola, no estar¨ªa tan claro, el n¨²mero de creadoras entre los 250 artistas de las 384 piezas que conforman la colecci¨®n es elevado. "No son la mitad, pero casi", confirma la comisaria Lorena Mart¨ªnez de Corral. Asegura que no es buscado, pero en los ¨²ltimos 30 a?os las artistas abundan. As¨ª en Descubriendo un di¨¢logo en el tiempo se puede ver una fotograf¨ªa de Helena Almeida (fallecida ayer), un textil de Teresa Lanceta, una serigraf¨ªa de Cristina Iglesias o una escultura de Ana Laura Al¨¢ez, entre otras.
Entre esos encuentros est¨¢n las fotograf¨ªas de Ignasi Aball¨ª de las confluencias de las calles Miguel ?ngel y Courbet o Vel¨¢zquez y Holbein, de ?msterdam, instant¨¢neas de cruces con nombres de artistas que a su vez, desde la galer¨ªa de la segunda planta de la casa, miran al sal¨®n de baile donde se produce esa intersecci¨®n entre Madrazo y Espali¨². Junto a Aball¨ª, Alberto Garc¨ªa-Alix y sus retratos de 1989 a Kippenberger, un artista plasmando a otro. O uno peregrinando hacia otro, como Los peregrinos (1992) de Francisco Leiro, dos esculturas de madera, especies de bosquianas conchas con pies humanos, que comparten espacio con la tabla Meditaciones de san Juan Bautista (hacia 1490), de El Bosco. La comisaria defiende que los fondos del L¨¢zaro Galdiano son dignos de peregrinaci¨®n, por artistas como el autor de El jard¨ªn de las delicias o por Goya, "y claro, con Goya, ?qu¨¦ pones?", reflexiona en la ¨²nica sala en la que hay una sola obra, Ara?a III (2008), una instalaci¨®n de Daniel Canogar, la primera que adquiri¨® ella como comisaria de la colecci¨®n Coca-Cola. "Despu¨¦s de Goya, los fuegos artificiales", se contesta ante las luces de esta sutil pieza que alude a la enmara?ada sociedad de consumo.
En esta conversaci¨®n intergeneracional entre una colecci¨®n veintea?era y otra centenaria ambas aprenden, incluso se confrontan, como si un nieto escuchara los relatos de la Guerra Civil de su abuelo. En dos fondos espa?oles no pod¨ªan faltar las referencias a esta contienda, que L¨¢zaro Galdiano pas¨® en Par¨ªs. Sus objetos se quedaron escondidos y protegidos, como se resguardaban los monumentos de Madrid. Alude a esto la pieza de Fernando S¨¢nchez Castillo, La Cibeles (2006), una irreconocible fuente representada como permaneci¨® durante la Guerra: con una estructura escudo de ladrillo y sacos de arena que la mantuvieron a salvo. La misma funci¨®n que las armaduras expuestas en la sala p¨®rtico del palacio, el lugar por el que entraban los invitados de L¨¢zaro y de su esposa, Paula Florido, sin cuyo impulso la colecci¨®n no ser¨ªa igual que la que se puede disfrutar. Dej¨® impresiones duraderas, como el t¨ªtulo de la ¨²ltima pieza de Coca-Cola en la ¨²ltima sala del museo Lasting Impressions (2007), de Nuria Marqu¨¨s.
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