Con la A de Arte y la B de Bilbao
El museo de la ciudad se renueva y reordena su colecci¨®n permanente agrupando las obras en un diccionario de conceptos ideado por el escritor Kirmen Uribe
Hay comisarios policiales y art¨ªsticos. Comisarios pol¨ªticos y comisarios de la Uni¨®n Europea. Y luego est¨¢n los comisarios literarios. Kirmen Uribe (Ondarroa, Bizkaia, 1970) pertenece, por encargo del Museo de Bellas Artes de Bilbao, a esta ¨²ltima clase. El escritor firma la exposici¨®n con la que la instituci¨®n celebra sus 110 a?os, y que hoy inaugura el Rey. La muestra ofrece un recorrido por 305 obras de la colecci¨®n permanente que se reordenan rompiendo con la cronolog¨ªa para abrazar la fe del diccionario: gu¨ªan la visita 31 vocablos en espa?ol, euskera, franc¨¦s e ingl¨¦s, repartidos en orden alfab¨¦tico por las salas del edificio neocl¨¢sico del museo, levantado en 1945 en el c¨¦ntrico parque de Do?a Casilda.
El recorrido de ABC. El alfabeto del Museo de Bilbao comienza, y ah¨ª Uribe lo tuvo f¨¢cil, por las palabras Arte y Bilbao. Un cuadro de Gauguin protagonizado por unas lavanderas y una cabra, aut¨¦ntico hito de la colecci¨®n, se relaciona en la primera sala con otros motivos cabr¨ªos: el pr¨¦stamo de una plaqueta de la cueva guipuzcoana de Ekain de 12.000 a?os de antig¨¹edad, y unos garabatos cham¨¢nicos de Joseph Beuys. En la segunda, la ciudad aparece representada en sus variadas formas y soportes, desde la idealizaci¨®n a la cruda realidad, y desde la pintura a la fotograf¨ªa.
Despu¨¦s vienen conceptos como Citoyen (ciudadano en franc¨¦s), Iron (hierro, en ingl¨¦s), Kirol (deporte, en euskera) o Yo. Tambi¨¦n hay salas dedicadas a colores (azul y negro), a la lluvia (con los l¨²cidos dibujos de Eguillor) o a la madre (figura central en la sociedad vasca). Y si no le salen las cuentas de las 28 letras del alfabeto castellano (contada la elle) y las 31 salas de exposici¨®n es porque se han a?adido tres d¨ªgrafos que solo existen en euskera: TS (HuTS, choque), TX (ETXe, casa) y TZ (BikoiTZ, doble); tres maneras de decir la che cuyas sutilezas de pronunciaci¨®n traen de cabeza a los estudiantes del idioma.
Segunda reforma
La muestra, que podr¨¢ verse hasta el 2 de junio de 2019, sirve adem¨¢s al director del museo, Miguel Zugaza, para presentar una reforma museogr¨¢fica que ha mantenido cerrado el edificio antiguo durante tres semanas. Es su segunda intervenci¨®n. Al final de su primera etapa como director del centro (1996-2001), inaugur¨® la ampliaci¨®n del arquitecto Luis Mar¨ªa Uriarte, que alter¨® la fisonom¨ªa del conjunto y la circulaci¨®n entre ambos edificios (el viejo y el nuevo, de 1970). Aquello coincidi¨® con la ¨¦poca en la que los bilba¨ªnos andaban asimilando la llegada del Guggenheim a una ciudad en la que hasta entonces museo solo hab¨ªa uno: el de Bellas Artes. Despu¨¦s, Zugaza pas¨® 15 a?os como director del Prado para volver en 2017 a casa (que no es exactamente Bilbao, sino la localidad vizca¨ªna de Durango).
La intervenci¨®n presentada ayer, en la que repite el arquitecto Uriarte, no es tan profunda como aquella de la transici¨®n entre siglos. Aunque lo cambia todo a primera vista. Se han renovado las marqueter¨ªas, recuperado entradas de luz natural y cubierto los suelos de m¨¢rmol negro con vetas blancas con unos nuevos de madera. Adem¨¢s, las paredes se han sacudido el color caoba para lucir un gris en la frontera con el blanco y los techos del piso superior se elevan 80 cent¨ªmetros. El efecto, que ha costado lograr algo menos de un mill¨®n de euros, resta solemnidad a la visita y permite contemplar con otros ojos lo visto decenas de veces antes. La desprejuiciada colocaci¨®n de las obras, que retomar¨¢ los criterios cronol¨®gicos el verano que viene, hace el resto. ¡°Ahora se las ve m¨¢s contentas a las pinturas¡±, sentenci¨® ayer Uribe ante la contemplaci¨®n conjunta de un cuadro de bertsolaris de Zubiaurre y una de las caracter¨ªsticas explosiones de color de Delaunay.
Retiradas las vendas tras el lifting, el museo reabrir¨¢ sus puertas ma?ana, tal d¨ªa como el 5 de octubre de 1908, en el que se reuni¨® por primera vez la Junta del Patronato de la instituci¨®n en un Bilbao al que la prosperidad de la belle ¨¦poque hab¨ªa convertido en uno de los principales escenarios art¨ªsticos de Espa?a. Y entre adquisiciones de la diputaci¨®n y donaciones de bancos, industriales y navieros fue form¨¢ndose una colecci¨®n que arranca en el Rom¨¢nico catal¨¢n del siglo XIII, cuenta con notables incursiones en la pintura flamenca y el barroco italiano, y tiene grecos, zurbaranes, goyas y sorollas, un gauguin, un bacon, un mary cassatt, una amplia representaci¨®n de la escuela vasca de pintura del XX, as¨ª como a toda la constelaci¨®n escult¨®rica que gira en torno a los astros Chillida y Oteiza.
La sala del Vac¨ªo
Ese es el material con el que ha contado Uribe, que ha desarrollado su trabajo con Zugaza, un conservador del museo y la pareja de artistas que firma el montaje (Edu L¨®pez e Isabel Rom¨¢n). Tambi¨¦n han echado una mano los escultores Txomin Badiola y ?ngel Bados, flamante premio Nacional, que cuenta con obra en el recorrido y se ha encargado de colocar en la sala del Vac¨ªo una caja metaf¨ªsica de Oteiza frente a un murillo. La muestra se acompa?a de un cat¨¢logo de alto contenido literario en el que se cita a Eliade, a Calvino o a Knausgard. El tomo lo ha financiado la Fundaci¨®n BBK para que sea repartido gratis a quienes compren una entrada al museo durante el mes de octubre.
Uribe, que a¨²n arrastraba cierto jet lag, lleg¨® el lunes de Nueva York (acaso como un personaje de su novela, Bilbao-New York-Bilbao, que le vali¨® el Nacional de Narrativa en 2009). All¨ª disfruta desde principios de septiembre de una beca en la Biblioteca de la ciudad estadounidense. Cada d¨ªa acude a un despacho (que en 2017 ocup¨® la cuentista americana Lorrie Moore) para escribir su nueva obra: una historia inspirada en una antigua bibliotecaria de la instituci¨®n con una cierta derivada bilba¨ªna.
Como imaginar¨¢ cualquiera que haya querido encerrar un caudal de informaci¨®n en el formato del glosario, Kirmen Uribe ha tenido que hacer alguna pirueta que otra para dar con ciertas letras. ?C¨®mo cubrir si no la ?? La respuesta est¨¢ en la sala ?abar, palabra en euskera de escaso uso. Se traduce aqu¨ª por multicolor. Eso s¨ª, Uribe defendi¨® que tampoco se ha llegado al extremo de retorcer conceptos: le habr¨ªa encantado poner una sala m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero bajo el ep¨ªgrafe Queer, pero la colecci¨®n, con su punto inevitablemente conservador, no daba para tanto. En su lugar, ha optado por Quiet (Tranquilo).
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