Una mirada in¨¦dita a una de las insurrecciones obreras campesinas m¨¢s importantes de Latinoam¨¦rica
El documental ¡¯24 revoluciones por segundo¡¯ recorre los hechos que desencadenan en la Revoluci¨®n boliviana de 1952
La Revoluci¨®n boliviana de 1952 marca el ingreso de este pa¨ªs al siglo XX. Es un per¨ªodo durante el cual gobern¨® el Movimiento Nacionalista Revolucionario. En ese tiempo, desde 1952 hasta el golpe de Estado de 1964, se realiz¨® una de las mayores transformaciones fundamentales en la participaci¨®n ciudadana de esta naci¨®n andina: la instauraci¨®n de una reforma agraria que cambi¨® el r¨¦gimen terrateniente imperante y el control del Ejecutivo sobre los recursos naturales. Incorpora adem¨¢s, por primera vez, al escenario pol¨ªtico nacional a la mayor¨ªa ind¨ªgena y a las mujeres, al establecer el voto universal. Fue una sublevaci¨®n equiparada a la Revoluci¨®n mexicana (1910) y antecesora a la cubana (1959). En 24 revoluciones por segundo, los directores Carlos Asseph y Marcos Cabero ofrecen una mirada y recorren los hechos que desencadenaron en una de las insurrecciones obreras campesinas m¨¢s importantes de Latinoam¨¦rica.
El inter¨¦s de Asseph y Cabero para abordar esta tem¨¢tica naci¨® despu¨¦s de revueltas como la denominada Guerra del Agua, en Cochabamba, Bolivia, en el a?o 2000 ¨Ccontra la privatizaci¨®n de los recursos h¨ªdricos¨C, o la crisis econ¨®mica argentina de 2001. A partir del nuevo milenio, Latinoam¨¦rica se vio envuelta en una serie de rebeliones que pusieron en cuesti¨®n el orden que hab¨ªa regido desde las dictaduras militares en Chile, Argentina, Uruguay y otras regiones, explica Cabero v¨ªa correo electr¨®nico. En medio de este proceso, los dos cineastas comenzaron a rodar una serie de documentales sobre las experiencias sociales que se propon¨ªan como ¡°alternativas al capitalismo¡±.
El detonante final para el foco de atenci¨®n hacia el pa¨ªs andino por parte de los cineastas argentinos, fueron los hechos de Octubre negro en 2003, una represi¨®n militar en la que murieron 60 personas y result¨® en la ca¨ªda del Gobierno y huida del pa¨ªs del entonces presidente Gonzalo S¨¢nchez de Lozada. ¡°Bolivia se mantuvo como un centro permanente de procesos de insurgencia obrera y popular del cual participamos documentando e informando en el periodismo alternativo y de los trabajadores. Este pa¨ªs mostraba en su experiencia viviente, la latencia de sus procesos anteriores, su tradici¨®n pol¨ªtica. Y todo llevaba siempre a la fundaci¨®n de la Central Obrera Boliviana y el rol de los mineros en la revoluci¨®n del 52¡±, afirma Asseph.
Las grandes revoluciones sociales de Latinoam¨¦rica durante el siglo XX fueron la mexicana (1910), la cubana (1959) y la nicarag¨¹ense, a finales de los a?os setenta. La gran olvidada de esta lista fue la boliviana, a pesar de que fue la primera, y, hasta hoy, ¨²nica insurrecci¨®n obrera campesina triunfante en Am¨¦rica Latina, seg¨²n apuntan diversos historiadores y profesores de pol¨ªtica. ¡°Ciertamente este proceso, la revoluci¨®n del 52, fue menospreciada e incomprendida, al punto tal de que hay escaso material informativo, documental o literario sobre este. Nos parec¨ªa muy importante rescatar esta tradici¨®n, tratar de entenderla y explicarla, ya que sin entender estos hechos, nos resultaba imposible entender la actualidad¡±, da a conocer Cabero.
Una versi¨®n alternativa
Los cineastas se basaron en material in¨¦dito de la ¨¦poca que fue restaurado especialmente para este documental. Se logr¨® un convenio con la Cinemateca Boliviana para recuperar estas hist¨®ricas cintas audiovisuales. El proceso estuvo a cargo de Stefano Lorusso y la colaboraci¨®n de los t¨¦cnicos de dicha instituci¨®n. Para complementar a las im¨¢genes del archivo f¨ªlmico de la ¨¦poca, Cabero y Asseph tambi¨¦n consiguieron los testimonios de algunos de los obreros protagonistas de la rebeli¨®n, adem¨¢s de un par de especialistas.
¡°El material de archivo se entremezcla con los relatos de manera libre o no asociativa directa. Nuestra influencia como realizadores de la tradici¨®n documental de 1968 en todo el mundo y en Latinoam¨¦rica nos hace sentir m¨¢s cercanos al surrealismo o realismo m¨¢gico. Creemos que entre los relatos originales, las secuencias cinematogr¨¢ficas captadas y el archivo se construye un sentido narrativo no lineal que se acerca m¨¢s a la realidad de los hechos del 52, que si hubi¨¦ramos buscando un criterio narrativo m¨¢s convencional, por decirlo de alguna manera¡±, precisa Cabero.
La pel¨ªcula busca tambi¨¦n constituirse como una versi¨®n alternativa a la ¡°historia oficial¡± que el partido gobernante de esa ¨¦poca, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), ha contado a lo largo de los a?os, junto a sectores intelectuales liberales o nacionalistas. El desaf¨ªo para ambos realizadores fue compenetrarse y conectarse con un imaginario ligado al mundo andino, ind¨ªgena y campesino, muy diferente al que estaban acostumbrados en su Argentina natal. ¡°Comprender y sentir el sincretismo de estos sectores llev¨® muchos a?os de investigaci¨®n y experiencias militantes con la clase obrera boliviana y sus organizaciones gremiales y pol¨ªticas. [La versi¨®n del MNR] No se condicen con los hechos narrados por la historia oral y la propia comprensi¨®n de los individuos con quienes nos acerc¨¢bamos a conversar sobre estos hechos¡±, agrega Asseph.
El preestreno de 24 revoluciones por segundo fue realizado durante la primera versi¨®n del Festival Internacional de Cine Documental, organizado por la Asociaci¨®n de Documentalistas de Argentina, que tuvo lugar en Buenos Aires en noviembre pasado. ¡°Recibimos importantes sugerencias de amigos y colegas y queremos salir a mostrar por todo el mundo esta historia poderos¨ªsima, que por los d¨ªas que corren, tiene una vigencia como mucho m¨¢s que una pieza de museo¡±, finaliza Cabero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.