La trifulca de ?ric Vuillard y Robert Paxton por ¡®El orden del d¨ªa¡¯
El gran experto en la Francia de Vichy y el novelista chocan por los l¨ªmites entre historia y novela
A ning¨²n escritor le gusta leer una cr¨ªtica demoledora sobre una obra suya. La experiencia puede ser a¨²n m¨¢s penosa cuando el autor de la cr¨ªtica proviene de uno de los grandes expertos en el tema que trata el libro en cuesti¨®n.
La disputa entre el escritor ?ric Vuillard (Lyon, 1968) y el historiador Robert Paxton (Virginia, 1932) re¨²ne los ingredientes de una buena pol¨¦mica literaria a la vieja usanza, como dice la agencia France Presse. Esgrima intelectual y golpes bajos en las p¨¢ginas de la revista bimensual The New York Review of Books.
Pero es m¨¢s que eso. La pol¨¦mica resume una discusi¨®n recurrente en la literatura contempor¨¢nea. Entre ficci¨®n y realidad, entre novela e historia. A algunos historiadores les irrita que los novelistas se metan en su terreno; a algunos novelistas, que los historiadores intenten darles lecciones. La pol¨¦mica tambi¨¦n abre un debate sobre las reputaciones literarias: hasta que se top¨® con Paxton, Vuillard hab¨ªa recibido parabienes casi un¨¢nimes.
Vuillard escribe ficciones reales, r¨¦cits, como se dice en franc¨¦s: relatos. Se fija en un episodio hist¨®rico, se documenta en abundancia, desmenuza este acontecimiento y lo reconstruye en artefactos literarios que apenas sobrepasan el centenar de p¨¢ginas, condensados y minuciosos. Por su bistur¨ª han pasado desde a colonizaci¨®n del Congo hasta la toma de la Bastilla.
Paxton es el gran historiador de la Francia de Vichy, el r¨¦gimen colaboracionista del mariscal P¨¦tain durante la ocupaci¨®n alemana, entre 1940 y 1944. Sus libros, fundamentales para entender el papel de Francia en la Europa nazi, son las investigaciones, sin florituras ni ornamentos estil¨ªsticos, de un historiador universitario, apegadas a los archivos y a los testimonios.
A Paxton le desagrad¨® El orden del d¨ªa (Tusquets Editores), la celebrada novela de Vuillard ganadora en 2017 del premio Goncourt, el m¨¢s prestigioso de las letras francesas. En 150 p¨¢ginas la novela aborda el nazismo por medio de tres momentos: una reuni¨®n de Hitler con los principales empresarios alemanes para recaudar fondos el febrero de 1933; un almuerzo de Ribbentrop, embajador saliente de Alemania en Londres y nuevo ministro de Exteriores, con el primer ministro brit¨¢nico Neville Chamberlain en marzo de 1938; y la invasi¨®n de Austria por Alemania en las mismas fechas.
The New York Review of Books public¨® la rese?a sobre El orden del d¨ªa, firmada por Paxton, en su edici¨®n del 6 de diciembre de 2018. El historiador se?ala que, al novelista, ¡°realmente no le interesa tratar su tema de manera anal¨ªtica¡±. "Su afici¨®n a la iron¨ªa parecer haber tenido m¨¢s peso que la exactitud¡±, a?ade.
El m¨¦todo Vuillard ¡ªesta manera de fijarse, con virtuosismo estil¨ªstico, en los pliegues ¨ªntimos de la Historia¡ª no le convence. La acumulaci¨®n de detalles dispares y supuestamente reveladores puede parecer realista, dice, ¡°pero el resultado no es una explicaci¨®n [de la historia del nazismo]¡±. Paxton pone como ejemplo la trama que estructura el relato: la de los industriales alemanes que en 1933 financian a Hitler y que en 1945, al final de la guerra, aparecen como los triunfadores que sentar¨¢n las bases del Mercado Com¨²n, embri¨®n de la UE.
La prosa de Vuillard es, seg¨²n Paxton, ¡°musculosa, concreta, altamente inventiva, ir¨®nica, sard¨®nica, dogm¨¢tica¡±. La prensa francesa ha traducido el adjetivo ingl¨¦s opinionated como ¡°dogm¨¢tica¡±, pero puede significar que esta llena de prejuicios, que el autor se aferra en exceso a sus opiniones. En el ¨²ltimo p¨¢rrafo, Patxon recuerda que algunos de los grandes autores del siglo XX no recibieron el Goncourt y que muchos de los que lo recibieron han ca¨ªdo en el olvido. Y concluye: ¡°?Figurar¨¢ ?ric Vuillard entre los ganadores [del premio] que ser¨¢n recordados? Hay razones para dudarlo¡±.
La r¨¦plica de Vuillard se public¨® en el n¨²mero del 7 de febrero de The New York Review of Books. Al autor de El orden del d¨ªa le duele especialmente el adjetivo opinionated aplicado a su prosa, un reproche, escribe, que ¡°supone la existencia de una manera de escribir distante, neutral¡±.
Vuillard cita una entrevista a Paxton en la que este elogia. por su ecuanimidad y su capacidad para separar sus ideas personales de su oficio de historiador, a uno de sus maestros, Raoul Girardet. Girardet no era un historiador cualquiera. Fue seguidor, antes de la Segunda Guerra Mundial, de Charles Maurras, el intelectual de la ultraderecha nacionalista. Despu¨¦s particip¨® en la resistencia al nazismo. Y a principios de los a?os sesenta, ¨¦poca en la que conoci¨® a Paxton, pas¨® por prisi¨®n por su apoyo al golpe de los oponentes de la independencia de Argelia contra De Gaulle. En uno de sus libros, recuerda Vuillard, calific¨® de ¡°verdaderos se?ores de la guerra¡± a los militares franceses y espa?oles ¡ªentre ellos Franco, Mill¨¢n-Astray y P¨¦tain¡ª que participaron en las guerras coloniales del norte de ?frica. ¡°Creo¡±, ironiza Vuillard, ¡°que, sin temor a equivocarse, uno puede describir estos puntos de vista como vagamente ¡®dogm¨¢ticos¡¯¡±.
Vuillard tambi¨¦n atribuye a Paxton un desprecio gremial de la literatura como forma de conocimiento, ¡°la idea de que [la literatura] deber¨ªa aprender a comportarse y limitarse al arte de la novela¡±.
El debate no acaba aqu¨ª. Paxton respondi¨® a la carta de Vuillard con un breve p¨¢rrafo en el que explica que, siendo profesor de historia europea del siglo XX y francesa desde 1848, exig¨ªa que sus alumnos leyesen una novela sobre estos periodos y escribiesen un ensayo sobre ella. ¡°La buena ficci¨®n no necesita ninguna justificaci¨®n utilitaria, pero puede contribuir poderosamente a ense?ar la historia¡±, escribe. ¡°Algunas novelas lo hacen mejor que otras¡±.
Babelia
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