Los grandes museos se meten en pol¨ªtica
Las exposiciones de arte tambi¨¦n hacen la revoluci¨®n. Las grandes instituciones internacionales se enfrentan a las nuevas realidades y ajustan sus colecciones a los debates sociales de la actualidad
Lo llaman el Davos del arte contempor¨¢neo. Cada mes de febrero, los grandes nombres de este sector recorren las serpenteantes carreteras que conducen hacia la blanca Verbier, en uno de los rincones m¨¢s exclusivos de los Alpes suizos. A 1.500 metros de altura, entre pintorescos chal¨¦s de madera y adinerados viajeros que cargan con sus esqu¨ªs monta?a arriba, se encierran durante un fin de semana en un hotel de lujo para debatir sobre los desaf¨ªos que inquietan a las instituciones del arte. La pasada edici¨®n del Verbier Art Summit escogi¨® un tema candente: el papel de los museos frente a un contexto social turbulento. Sobre el escenario, la artista Tania Bruguera, detenida en diciembre pasado durante una protesta contra la censura gubernamental en Cuba, acudi¨® a relatar su reciente intervenci¨®n en la Tate Modern, donde aprovech¨® la invitaci¨®n del museo londinense para promover proyectos de cooperaci¨®n a escala vecinal. ¡°Como artista no puedes cambiar el mundo, solo a las personas y su comportamiento pol¨ªtico. No es poco, pero tampoco lo es todo¡±, advirti¨®.
El MOMA reivindic¨® a creadores de pa¨ªses musulmanes tras el veto migratorio de Trump
Provocar ese cambio de perspectiva es la quimera que persiguen, de un tiempo a esta parte, algunos de los mayores museos del mundo. En el ¨²ltimo lustro, han dejado de lado su supuesta neutralidad, tantas veces esgrimida para justificar cierto inmovilismo, y han empezado a intervenir abiertamente en la arena pol¨ªtica. Instituciones guiadas por el m¨¦todo cient¨ªfico y la noci¨®n racionalista de verdad desde los tiempos de la Ilustraci¨®n, los museos integran ahora a colectivos infrarrepresentados en sus salas, descolonizan sus colecciones y buscan f¨®rmulas para restituir las obras expoliadas. Incluso exhiben gestos abiertamente militantes. En 2017, la Tate Britain colg¨® la bandera arco¨ªris de su fachada durante la celebraci¨®n de una muestra dedicada a los artistas queers en la pintura brit¨¢nica.
Mientras, el MOMA reivindicaba a creadores de los siete pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana a los que apuntaba el travel ban de Donald Trump, colgando sus obras d¨ªas despu¨¦s de que se aprobase ese pol¨¦mico veto migratorio. En ocasi¨®n de su 90? aniversario, el museo neoyorquino coronar¨¢ en octubre este giro con una nueva presentaci¨®n de su permanente. En la sala dedicada al arte de posguerra, mitos como Warhol y Rauschenberg convivir¨¢n con artistas de otras geograf¨ªas, como Ibrahim el Salahi, Lygia Clark o Herv¨¦ T¨¦l¨¦maque. ¡°Se trata de dejar atr¨¢s el sentido de la permanencia y de lo can¨®nico para favorecer un modelo cambiante, que pueda responder continuamente a lo que pasa en la investigaci¨®n sobre la historia del arte, pero tambi¨¦n en el mundo de hoy¡±, se?ala la comisaria Sarah Suzuki, a cargo del proyecto.
Entre los partidarios de adoptar un rol m¨¢s pol¨ªtico tambi¨¦n se encuentra la directora de la Tate, Maria Balshaw, que lleg¨® al cargo hace dos a?os. Esta mujer de 49 a?os, que hizo carrera democratizando el acceso al arte contempor¨¢neo en el empobrecido norte de Inglaterra, apuesta ahora por usarlo como ant¨ªdoto a la deriva nacionalista. ¡°No podemos dirigirnos solamente a aquellos a quienes ya caemos bien. Nuestro papel es recordar que el mundo es un lugar lleno de puntos de vista m¨²ltiples y contrarrestar ese discurso altamente emotivo y polarizado sobre el que se erige el populismo¡±, sostiene. Frente al Brexit, Balshaw piensa mantener los puentes con los museos europeos, con los que coproduce sus exposiciones, y hacer circular las obras a trav¨¦s de acuerdos con 35 instituciones por todo el territorio brit¨¢nico. ¡°Parte de la divisi¨®n en mi pa¨ªs tiene que ver con que la gente cree que Londres cuenta con privilegios que el resto no tiene. Y no quiero tener que darles la raz¨®n¡±, explica. Otra de sus apuestas tiene que ver con las exposiciones temporales, que a partir de este curso ser¨¢n paritaria. Artistas como Paula Rego, Magdalena Abakanowicz o Lynette Yiadom-Boakye tendr¨¢n derecho a los mismos honores que hombres de id¨¦ntico recorrido.
En Brasil, Jochen Volz dirige la Pinacoteca de S?o Paulo desde 2017, por lo que ha sido testigo del ciclo pol¨ªtico de alto voltaje que culmin¨® con la llegada de Jair Bolsonaro al poder. ¡°El Brexit, las elecciones en Brasil y el giro pol¨ªtico en Estados Unidos nos sirven de pruebas de una comprensi¨®n binaria del mundo. Creo en la capacidad del arte para sustentar verdades m¨²ltiples y quiero buscar formas de aplicar ese principio a otros campos de la vida p¨²blica¡±, asegura. Este alem¨¢n de 48 a?os tambi¨¦n aboga por conversar con sus enemigos. ¡°Incluso con movimientos religiosos radicales que podemos considerar aterradores. Si una parte considerable de la poblaci¨®n se identifica con ellos, tenemos esa responsabilidad. Si no, seremos un museo solo para la ¨¦lite¡±, afirma Volz. Eso no comporta ninguna benevolencia con el poder. Durante la campa?a presidencial, program¨® la muestra Mujeres radicales, que recog¨ªa la obra de un centenar de artistas latinas que, en los sesenta y setenta, convirtieron su arte en una modesta plataforma de disidencia pol¨ªtica. ¡°Fue una exposici¨®n llena de herramientas para crear tus propias armas de resistencia. Pocas veces he visto una muestra que tuviera tanto impacto en tiempo real¡±, asegura Volz, que ahora expone Somos muit+s (¡°somos muchos/as¡±), una exposici¨®n colectiva que promueve ¡°el intercambio social y la idea de lo colectivo¡±.
'Retrato de Madeleine' es el s¨ªmbolo del cambio de paradigma desde que sali¨® en un v¨ªdeo de Beyonc¨¦
Al entrar en el Museo de Orsay, entre una marabunta de turistas que hacen cola, el visitante se topa con una programaci¨®n protagonizada exclusivamente por mujeres: la impresionista Berthe Morisot, la brit¨¢nica Tracey Emin y un nuevo recorrido tem¨¢tico sobre las artistas del siglo XIX. Su art¨ªfice es la nueva presidenta del museo, Laurence des Cars, nombrada en 2017. Hasta mediados de julio, hab¨ªa una cuarta opci¨®n: El modelo negro, exitosa muestra sobre la representaci¨®n de hombres y mujeres negros a lo largo de la historia del arte. La exposici¨®n reivindicaba a los modelos an¨®nimos en los cuadros de Manet o G¨¦ricault. ¡°Hace solo 10 a?os hubiera sido imposible organizarla. Entre otras cosas, porque no se me habr¨ªa ocurrido proponerla¡±, confiesa Des Cars. ¡°Los responsables de las instituciones nos hemos dado cuenta de que tenemos una responsabilidad. Los museos no pueden ser un lugar aislado, dedicados solo al turismo o la contemplaci¨®n est¨¦tica. Deben ampararse de tem¨¢ticas que est¨¦n en el coraz¨®n de la sociedad actual, con seriedad y sin oportunismo, pero tambi¨¦n sin tener miedo a ser pol¨ªticos¡±, a?ade la directora. Otra de sus medidas ha consistido en cambiar los t¨ªtulos de cuadros que inclu¨ªan t¨¦rminos racistas. Entre ellos, Retrato de Madeleine ¡ªantes llamado Portrait d¡¯une n¨¦gresse, t¨¦rmino peyorativo en franc¨¦s actual¡ª, semblanza de una esclava convertida en s¨ªmbolo de este cambio de paradigma desde que Beyonc¨¦ lo incluy¨® en el v¨ªdeo que grab¨® en el Louvre. ¡°La literatura, el cine y el teatro hablan sin problemas de estos asuntos. Los museos tambi¨¦n tienen que poder hacerlo¡±, concluye Des Cars.
?Qu¨¦ es un museo?
El debate sobre la politizaci¨®n creciente de los centros de arte ha llegado hasta el Consejo Internacional de Museos (ICOM). La organizaci¨®n propone adoptar en su pr¨®xima asamblea general de Kioto (del 1 al 7 de septiembre) una definici¨®n de lo que tiene que ser un museo. La nueva descripci¨®n los considera ¡°espacios democratizadores, inclusivos y polif¨®nicos para el di¨¢logo cr¨ªtico¡±, que garantizan ¡°la igualdad de derechos¡± y contribuyen a ¡°la dignidad humana, la justicia social y el bienestar planetario¡±. Una veintena de delegaciones del ICOM, incluida la espa?ola, han solicitado una pr¨®rroga para hallar una definici¨®n menos ideol¨®gica.
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