Reza Aslan: ¡°Dios es una idea. No me interesa la pregunta sobre si existe o no¡±
El estudioso de las religiones analiza en 'Dios. Una historia humana' el origen de las creencias y la tendencia universal a humanizar lo divino
?Una biograf¨ªa de Dios? No: un relato de c¨®mo los hombres han modelado a los dioses a su imagen y semejanza. Pero este libro, en apariencia esc¨¦ptico, no niega a Dios y aporta ingredientes al debate sobre por qu¨¦ todas las culturas, en todo tiempo y lugar, han buscado una dimensi¨®n espiritual. El cerebro humano, dice Reza Aslan, tiende a creer en Dios, en dioses o, como m¨ªnimo, en un alma. ?Era una ventaja evolutiva? No, no lo era: busquen la explicaci¨®n en otra parte.
¡°No me interesa la pregunta de si existe o no existe Dios, que es imposible de responder. La pregunta que me ha llevado a escribir este libro es qu¨¦ se quiere decir cuando se dice la palabra Dios. Esa es una palabra casi universal. Y cada uno entiende algo muy diferente¡±, explica por tel¨¦fono desde Los ?ngeles este estudioso de las religiones, autor de Dios. Una historia humana, que Taurus publica ahora en espa?ol.
Aslan (Teher¨¢n, 47 a?os), profesor de la Universidad de California, sabe de creencias porque las ha estudiado para varios instituciones acad¨¦micas, ha publicado libros y se ha fajado en conferencias y debates. Y porque ha vivido fes diversas. Sus padres iran¨ªes llegaron a EE UU huyendo de la revoluci¨®n de Jomeini. De ni?o fue musulm¨¢n (chi¨ª); en la adolescencia se convirti¨® al cristianismo (evang¨¦lico); luego volvi¨® al islam y, tras acercarse al sufismo, hoy se define como pante¨ªsta. Lo que ¡°no es una moda new age¡±, advierte, sino ¡°probablemente la creencia m¨¢s antigua de la humanidad¡±, que se propone resucitar. ¡°El pante¨ªsmo es la negativa a aceptar una distinci¨®n entre el creador y la creaci¨®n; es la creencia de que Dios es todas las cosas y todas las cosas son Dios¡±.
Pero Aslan no aspira a convertirnos al pante¨ªsmo, al que apenas dedica el ep¨ªlogo. Quiere entender qu¨¦ hay detr¨¢s de todas las religiones, sobre las que adopta distancia: son creaciones humanas, un lenguaje de s¨ªmbolos. Y encuentra pautas comunes en todas ellas. Ve un impulso religioso en nuestra especie y tambi¨¦n una tentaci¨®n irresistible de humanizar a los dioses, de proyectarnos en ellos. ¡°Tanto si creemos en uno, en muchos o en ninguno, somos nosotros los que hemos modelado a Dios a nuestra imagen y semejanza, y no al rev¨¦s¡±.
Primer mito que ataca: que la religi¨®n surgi¨® porque fue una ventaja evolutiva, un elemento cohesionador en sociedades primitivas. ?l piensa lo contrario: ¡°La religi¨®n era una desventaja, porque todos los recursos y esfuerzos que se ponen en expresar sentimientos religiosos se podr¨ªan haber empleado en asegurar la supervivencia¡±, argumenta. As¨ª que la hip¨®tesis m¨¢s plausible, dice, es que sea ¡°un producto accidental de otra ventaja evolutiva. Un accidente, en otras palabras¡±. Recuerda Aslan que no hab¨ªa moralidad en los dioses de la antig¨¹edad: por ejemplo, los mesopot¨¢micos o egipcios eran ¡°salvajes y brutales¡±, y los griegos eran ¡°seres engre¨ªdos y caprichosos¡±.
Segundo mito en cuesti¨®n: la religi¨®n aparece con la revoluci¨®n agr¨ªcola para afianzar el poder de los l¨ªderes. No, dice Aslan: ¡°El impulso religioso tiene cientos de miles de a?os. Lo que es un fen¨®meno relativamente reciente es la religi¨®n institucionalizada, con sacerdotes o chamanes¡±.
Arranca el libro con las primeras manifestaciones de espiritualidad del Homo sapiens, visibles en las pinturas rupestres. Y en un lugar tan sorprendente como G?bekli Tepe, un santuario de cazadores recolectores en la actual Turqu¨ªa que podr¨ªa remontarse a 12.000 a?os antes de Cristo. El primer vestigio de una religi¨®n organizada. ¡°Es posible que la construcci¨®n de G?bekli Tepe no solo marcase el comienzo del Neol¨ªtico, sino el inicio de una nueva concepci¨®n de la humanidad¡±, escribe. Y as¨ª enlaza con un tercer desmentido, el de que el sedentarismo fue el efecto de la agricultura. ¡°Se construyeron protociudades con cientos, en algunos casos miles de personas, alrededor de los monumentos religiosos. Una vez que se hab¨ªan vuelto sedentarios, buscaron la forma de enfrentarse a la creciente poblaci¨®n: cultivar alimentos y domesticar animales. Es lo contrario de lo que siempre se ha pensado¡±, afirma.
El autor repasa los or¨ªgenes de los tres grandes monote¨ªsmos, pero cuestiona hasta qu¨¦ punto pueden considerarse as¨ª. Sobre el juda¨ªsmo, sostiene ¡ªcomo otros expertos¡ª que es la fusi¨®n de dos tradiciones religiosas vecinas, las que rend¨ªan culto a los dioses Yahv¨¦ y El (o Elohim), de los que se habla de forma diferenciada en el Pentateuco. Porque los autores que dan forma al Antiguo Testamento, desde el exilio en Babilonia, no esconden las muchas contradicciones: ¡°M¨¢s bien al contrario. Si uno lee el G¨¦nesis, parece un libro, pero en realidad son cuatro libros diferentes escritos en distintos siglos. Es una manta hecha de retazos¡±.
Otra creencia com¨²n que rebate es que Jes¨²s o Mahoma fueran conscientes de estar fundando una religi¨®n. ¡°Lo que usted y yo llamamos cristianismo fue creado por Pablo. Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas eran solo otra versi¨®n del juda¨ªsmo¡±, dice. Es el evangelio de Juan, el m¨¢s tard¨ªo, el ¨²nico que diviniza al Mes¨ªas. La otra figura determinante es el emperador Constantino, quien, tres siglos despu¨¦s, se enfrenta a la dispersi¨®n doctrinal del cristianismo y se propone imponer una versi¨®n oficial. Ese proceso acab¨® en el dogma de la trinidad, el intento de conciliar que un Dios ¨²nico tenga un hijo que tambi¨¦n es Dios. La trinidad, observa, era una ruptura abrupta con el monote¨ªsmo jud¨ªo, pero ¡°satisfac¨ªa los gustos polite¨ªstas de los primeros cristianos, que eran mayoritariamente griegos o romanos¡±.
Tampoco Mahoma pretend¨ªa fundar una religi¨®n, seg¨²n Aslan. ¡°Lo que se ve en Mahoma, y no fue el ¨²nico de muchos reformadores que hubo en ese tiempo en Arabia, es un intento de volver al monote¨ªsmo original de Abraham. Como pasa a menudo, muy poco despu¨¦s de la muerte de Mahoma, la comunidad que estaba a su alrededor empez¨® a presentarse como una nueva religi¨®n. No hay evidencia de que nadie se declarara musulm¨¢n antes de la muerte de Mahoma¡±, cuenta.
En su evoluci¨®n personal, Aslan se fij¨® en los m¨ªsticos suf¨ªes, que fueron acusados de blasfemos porque dec¨ªan: ¡°Yo soy Dios¡±. En ellos encontr¨® lo que buscaba: ¡°el cl¨ªmax de la creencia en un Dios ¨²nico, singular, no humano, creador e indivisible¡±.
¡ªSi Dios es todo, ?por qu¨¦ llamarlo Dios y no universo?
¡ªDios no es un nombre, es una idea. Lo que significa esa idea var¨ªa seg¨²n qui¨¦n use la palabra. Yo lo definir¨ªa como pura existencia. Tiene raz¨®n: deber¨ªamos ser m¨¢s cuidadosos al usar la palabra Dios.
Tambi¨¦n los "antite¨ªstas" son extremistas
El fanatismo no es para Reza Aslan ninguna novedad en la historia y lo explica como un fen¨®meno reactivo. ¡°El fundamentalismo religioso reacciona al liberalismo religioso; igual que el fundamentalismo pol¨ªtico, como el que vemos en EE?UU, es una reacci¨®n a la globalizaci¨®n. S¨ª, es terrible ver el auge de radicalismos, pero es por el progreso, por el multiculturalismo, por el mayor apoyo a los LGTBI, y es m¨¢s importante eso que c¨®mo reaccionan¡±.
El escritor mete en la categor¨ªa de extremistas a ateos militantes como Richard Dawkins o Sam Harris. "El nuevo ate¨ªsmo no me parece un movimiento muy intelectual. Un ateo no cree en Dios y ya est¨¢. Estos son antite¨ªstas: dicen que la religi¨®n es un mal insidioso que debe ser erradicado de la sociedad. Y eso se parece m¨¢s al fundamentalismo religioso que al ate¨ªsmo".
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