El terror en un pu?ado de polvo
En los ¨²ltimos d¨ªas no he podido olvidarme de 'A Handful of Dust', la exposici¨®n del brit¨¢nico David Campany cuyo leitmotiv era el polvo
Quiz¨¢s nada habr¨ªa sido igual sin el fino polvo gris que cruza por la primera imagen de La jungla del asfalto, de John Huston, o sin aquel verso de T.S. Eliot a prop¨®sito del mundo de entreguerras ("Te mostrar¨¦ el miedo en un pu?ado de polvo"), o sin esa certeza que Kubrick aconsejaba no recordar si dese¨¢bamos desesperarnos: nuestras vidas son solo microbios fugaces sobre motas de polvo.
El caso es que en los ¨²ltimos d¨ªas no he podido olvidarme de A Handful of Dust (Un pu?ado de polvo), la exposici¨®n del brit¨¢nico David Campany que hace dos a?os vi en la sala Whitechapel, al norte de Londres: un recorrido por las ¨²ltimas d¨¦cadas de la historia a trav¨¦s de im¨¢genes, cuyo leitmotiv -como material, pero tambi¨¦n como implacable met¨¢fora del tiempo, de la mortalidad o la devastaci¨®n- era el polvo.?
Aquella exposici¨®n de Campany conclu¨ªa con una de las fotograf¨ªas que Sophie Ristelhueber realizara tras la Guerra del Golfo, en el desierto de Kuwait. En ella, el punto de vista elegido destru¨ªa cualquier noci¨®n de escala (como ya hiciera Man Ray en 1920 en el estudio de Duchamp con su ic¨®nica Cultivo de polvo) logrando as¨ª que el espectador viera, en lugar de material b¨¦lico escacharrado, los restos polvorientos, por ejemplo, de lo que podr¨ªa ser una nave espacial.
Si en su momento Cultivo de polvo (?levage de poussi¨¦re) fue considerada una pieza visionaria, cuya ambig¨¹edad, adem¨¢s, facilitaba que se la pudiera insertar en el hilo de las m¨¢s diversas historias, lo mismo pasaba con aquella imagen de Ristelhueber que cerraba la exposici¨®n de Campany. La prueba: esa fotograf¨ªa, estos d¨ªas, sirve en la misma Whitechapel de punto de partida de Casa vac¨ªa del estornino, la muestra que, patrocinada por La Caixa, dirige el gran novelista brit¨¢nico Tom McCarthy.
En Casa vac¨ªa del estornino la imagen de Ristelhueber tiene un aire menos 2001 y se asemeja m¨¢s a una l¨¢mpara gigante y rota fabricada por humanos; una l¨¢mpara que nos va introduciendo en el n¨²cleo central de la propuesta de McCarthy: la existencia de un sistema de control y vigilancia que pensamos que controla peligrosamente nuestras vidas y en realidad tiene severos defectos de fabricaci¨®n.
El sistema tiene fallos, nos indica de entrada la l¨¢mpara inservible, y nos va relacionando con el paisaje de destrucci¨®n que ha dispuesto McCarthy en una Whitechapel cargada estos d¨ªas de estructuras de hormig¨®n vac¨ªas, de latas circulares que contienen grabaciones y muestran su viejo contenido colgando all¨ª in¨²tiles, sin ning¨²n aparato capaz ya de reproducirlas. Se percibe enseguida que, m¨¢s que prolongar A Handful of Dust, Tom McCarthy ha buscado decirnos que en realidad el horror que percibiera con tanta lucidez Kafka no proced¨ªa de nuestro supuestamente perfecto sistema de control, sino del descubrimiento de que este tiene fisuras y ni siquiera funciona bien, lo que nos expone a un terror todav¨ªa superior y que seguramente en sue?os ya hemos visitado. ?O acaso alguien no se ha visto ya alguna vez sin luz, condenado al puro bucle de la l¨¢mpara gigante y rota?
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