Ana Laura Al¨¢ez regresa a la pista de baile del arte contempor¨¢neo
La creadora, nombre esencial de la escena espa?ola del cambio de siglo, vuelve con una muestra de su obra en torno a la cultura de club y los nuevos lenguajes escult¨®ricos
Ana Laura Al¨¢ez no es Ana Laura Al¨¢ez. Ana Laura Al¨¢ez es un conjunto de vivencias, una serie de experiencias, un hatajo de dudas. Ana Laura Al¨¢ez (Bilbao, 55 a?os) es una concatenaci¨®n de letras que permanecen inamovibles mientras todo cambia a su alrededor: cambia la mirada, cambia el contexto, incluso cambia la piel. Solo queda el arte, que tambi¨¦n se transforma. ¡°La sociedad se empe?a en darle una lectura objetiva, pero lo interesante que tiene es que nos permite hacernos preguntas¡±, plantea la creadora, sentada en un sof¨¢ junto a un ventanal en el Centro de Arte 2 de Mayo (CA2M), en M¨®stoles, que a partir del viernes presenta la exposici¨®n Todos los conciertos, todas las noches, todo vac¨ªo (hasta el 26 de enero de 2020, el a?o que viene en Azkuna Zentroa de Bilbao), una selecci¨®n de piezas antiguas y modernas que, al tiempo que propone una revisi¨®n parcial de su trabajo, plantea di¨¢logos in¨¦ditos y relaciones nunca antes establecidas entre sus esculturas, instalaciones o v¨ªdeos.
¡°Se trata de redescribir mis trabajos pl¨¢sticos¡±, abunda. Considerada como uno de los grandes exponentes del arte contempor¨¢neo en Espa?a, tambi¨¦n hurga en la herida de los temas de la existencia. Se trata de pensar con las manos y con la vista sobre ¡°el amor y la muerte¡±, cuestiones que, dice, definen el devenir del mundo. La cita supone la vuelta de una creadora que, entre reflexiones sobre los nuevos lenguajes escult¨®ricos, referencias a la cultura pop e incursiones en la pista de baile como lugar hedonista y tambi¨¦n pol¨ªtico, tuvo un papel esencial en la escena del arte espa?ol del cambio de siglo.
Ana Laura Al¨¢ez es un ser que eclosiona en la noche. All¨ª, en medio de la oscuridad, dentro del club, en las casas en penumbra, se abren espacios ¡°inaprensibles, carentes de coordenadas, donde hay un deseo que palpita de una manera evidente¡±, ilustra. Esa energ¨ªa ha encendido el motor de muchos de sus trabajos, desde sus fotograf¨ªas de corte er¨®tico realizadas en los a?os noventa hasta piezas ic¨®nicas como la instalaci¨®n Dance and Disco, una aut¨¦ntica discoteca instalada en el a?o 2000 en el Museo Reina Sof¨ªa (pieza que gener¨®, dice Al¨¢ez, ¡°una enorme cantidad de fobias y filias¡±, y que solo ahora empieza a ser apreciada, porque ¡°el arte lleva tiempo¡±), o Todos los conciertos, todas las noches, todo vac¨ªo, la creaci¨®n de 2009 que da su po¨¦tico t¨ªtulo a la muestra (comisariada por la cr¨ªtica Bea Espejo, colaboradora de EL PA?S), hecha a base de camisetas de grupos de m¨²sica. Ideas como la destrucci¨®n y la reconstrucci¨®n personal, la invisibilidad, la violencia y la vulnerabilidad, el ansia de libertad, el lenguaje o la verdad recorren, de manera constante y mudable, todo ese corpus creativo en el que, en numerosas ocasiones, es el propio cuerpo de la artista el material y la herramienta comunicativa.
¡°Cada obra representa un momento de tu vida, y hay algunas que ser¨ªa incapaz de hacer ahora, pero de las que no me arrepiento¡±, confiesa. ¡°No obstante, s¨¦ que el uso del cuerpo crea una mirada estigmatizante, porque se tiende a pensar que haces ese ejercicio para la mirada masculina¡±.Ana Laura Al¨¢ez naci¨® en 1964 en la Vizcaya de los altos hornos, de la juventud sin futuro, de las mentes subyugadas por el machismo. ¡°En el arte, la presencia de hombres era absoluta¡±. Movida por una pulsi¨®n que la empujaba a crear, a indagar, a buscar su propia salida, pas¨® una temporada en Nueva York antes de regresar a Espa?a. En torno al nuevo milenio conoci¨® en Madrid al d¨²o musical Silvania, con quienes colabor¨® en la instalaci¨®n del Reina Sof¨ªa y grab¨® un disco de electr¨®nica que acompa?aba sus v¨ªdeos, Girls On Film.
En 2008, uno de los integrantes del grupo, Coco Ci?lo, fue asesinado en su casa por dos hombres con los que iba a mantener relaciones sexuales. ¡°Fue un gran amigo a quien aniquilaron por un crimen de odio. Es algo que cambi¨® mi vida¡±, rememora, a¨²n con un nudo en la garganta. Despu¨¦s de aquel episodio que, una vez m¨¢s, volvi¨® a cambiarlo todo, Al¨¢ez, que represent¨® a Espa?a en la Bienal de Venecia de 1999, encontr¨® refugio en un pueblo de Mallorca, donde a¨²n vive con su pareja, otro m¨²sico que participar¨¢ en uno de sus futuros proyectos: ¡°Una mezcla de cat¨¢logo razonado, diario personal, dibujo, performance y escultura en el que el elemento aglutinador ser¨¢ la m¨²sica¡± y que realizar¨¢ durante una estancia en Jap¨®n gracias a una beca.
¡°Pero mi estudio es mi cabeza¡±, cuenta sobre su proceso creativo, un crisol de aproximaciones y disciplinas donde tambi¨¦n la moda juega una carta definitiva. ¡°Mi primera obra de arte fue mi atuendo: me acuerdo de coger la colcha del ajuar de mi madre, te?irla de negro y hacerme un vestido¡±, recuerda hoy vestida otra vez de negro, con falda y botas de ca?a alta.
La vida, en ese tr¨¢nsito permanente, a veces devuelve a Ana Laura Al¨¢ez al punto de partida. ¡°Se supone que una trayectoria es lineal y ascendente, pero yo no creo que sea as¨ª¡±, asegura. ¡°Todo cambia, pero eso es parte de la madurez, y yo aspiro a ser como [la artista francesa] Louise Bourgeois: con la cara llena de arrugas y los ojos llenos de brillo¡±.
Boceto para una mujer invisible
En 1992, durante su estancia en Nueva York, Ana Laura Al¨¢ez dio forma a una de sus propuestas m¨¢s reconocidas: la escultura Mujeres sobre tacones de plataforma. Se trata de una serie de seis pelucas colocadas sobre seis pares de zapatos a la altura de donde deber¨ªa situarse a la cabeza. Entre las cabezas y los pies no hay nada, solo el vac¨ªo. Esta obra condensa muchas de las preocupaciones de la artista: la reflexi¨®n sobre el cuerpo, sobre la visibilidad de la mujer, sobre la expresi¨®n de la identidad a trav¨¦s de la materialidad. En el CA2M se exhibe ahora el Boceto de mujeres sobre tacones de plataforma, una revisi¨®n del mismo proyecto llevada a cabo en 2019. En vez de moverse hacia delante, de crecer, la obra regresa a su m¨ªnima expresi¨®n: ahora solo quedan las pelucas, el boceto de algo que un d¨ªa fue y hoy ya no existe.
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