Cuando los tiranos del siglo XX iban en pantalones cortos
Hitler, Stalin, Pol Pot, Mao Tse-tung o Franco llegaron a la edad adulta con personalidades afectadas por frustraciones, traumas y da?os psicol¨®gicos infantiles
Los tiranos del siglo XX demostraron no conocer el significado de la palabra compasi¨®n, pero dominaban a la perfecci¨®n los sin¨®nimos de horror y los pusieron en pr¨¢ctica con tes¨®n sobre los pueblos que sojuzgaron. ?Cu¨¢ndo se convirtieron en brutales asesinos? ?tuvo su infancia algo que ver en esa conversi¨®n? Para la psicolog¨ªa, la ni?ez es un momento clave en la vida de las personas, en esa fase vital se esconden los c¨®digos que explican conductas posteriores. Este ha sido el campo de investigaci¨®n de V¨¦ronique Chalmet, que se ha adentrado en el agujero negro en el que se incub¨® el espanto del pasado siglo: la ni?ez y adolescencia de los opresores m¨¢s sanguinarios. La escritora francesa public¨® el pasado octubre La infancia de los dictadores (Gedisa), una s¨ªntesis en la que aborda los primeros a?os de esos verdugos, que en alg¨²n momento perdieron la inocencia infantil aunque resulte dif¨ªcil imaginar esa inocencia en ellos.
¡°Nadie nace siendo un asesino. Estos dictadores crecieron en un ambiente coercitivo y cuando alcanzaron el poder, liberaron todo el odio acumulado¡±, se?ala Chalmet, colaboradora habitual de revistas de divulgaci¨®n cient¨ªfica como ?a m¡¯int¨¦resse, en respuesta a preguntas de EL PA?S realizadas por correo electr¨®nico. ¡°Como dijo Nelson Mandela, la gente aprende a odiar¡±, a?ade. La escritora francesa, experta en psicolog¨ªa y criminolog¨ªa, cree que ¡°muchas frustraciones, traumas y violencia f¨ªsica y psicol¨®gica generaron una p¨¦rdida total de valores ¨¦ticos¡± en la infancia de estos d¨¦spotas. Ya de adultos, ¡°no se preocupaban de lo que estaba bien o mal ¡ªaunque sab¨ªan perfectamente la diferencia¡ª?y esta es una caracter¨ªstica de los criminales psic¨®patas¡±, explica.
Chalmet tuvo la oportunidad de estudiar recientemente a soci¨®patas y psic¨®patas en una instituci¨®n sanitaria para enfermos mentales peligrosos y deduce muchas similitudes en el comportamiento de estos y el de los tiranos. ¡°De hecho¡±, contin¨²a la experta, ¡°estamos tratando con el mismo tipo de personalidades. Estos ni?os maltratados llegaron a ser adultos insensibles incapaces de empatizar¡±. La diferencia principal entre los soci¨®patas an¨®nimos y los tiranos radicar¨ªa, seg¨²n la autora, en el logro del poder: ¡°Sedujeron al pueblo para obtener el mando y despu¨¦s lo mantuvieron aterrorizando a la gente. Hitler, Pol Pot o Mussolini eran carism¨¢ticos y perversos manipuladores¡±.
La infancia de los dictadores muestra algunas circunstancias que estos personajes malvados compartieron. Curiosamente, estos dictadores ten¨ªan ¡°una necesidad desesperada de modelos parentales protectores¡±, describe Chalmet, ¡°pero se vieron atrapados en familias disfuncionales. Para la mayor¨ªa de ellos, el padre estaba ausente o fue cruel. Enfrente, la madre a menudo escond¨ªa o reprim¨ªa sus sentimientos, aunque ello supusiese dejar al hijo en un estado de confusi¨®n, miedo o soledad¡±.
A continuaci¨®n, se ofrecen algunas pinceladas de las infancias de algunos de estos personajes siniestros:
Stalin (1878-1953). Durante su mandato al frente de la Uni¨®n Sovi¨¦tica perdieron la vida 20 millones de personas. I¨®sif Vissari¨®novich era tan fr¨¢gil cuando naci¨® que lo apodaron Sosso (el delicado). Ten¨ªa adem¨¢s una anomal¨ªa en el pie izquierdo. Pronto comenz¨® a sufrir la furia alcoh¨®lica que su padre, borracho todos los d¨ªas, descargaba en forma de palizas sobre ¨¦l y su madre. A los 10 a?os fue a la escuela parroquial de Gori, su pueblo en Georgia, donde destac¨® como ni?o prodigio del coro. Sufri¨® dos atropellos de coche de caballos que le dejaron secuelas f¨ªsicas. En 1894, fue admitido en el seminario de Tiflis con la ilusi¨®n materna de que llegase a ser sacerdote. All¨ª, el adolescente de 16 a?os descubri¨® ¡°una vida austera, marcada por el rezo, los castigos corporales y el estudio¡± con los monjes, y cuando regresaba a su cuarto, "las marcas de las requisas hechas en su ausencia [¡], un esp¨ªritu policial y un sistema coercitivo bien aceitado¡±, describe Chalmet.
Franco (1892-1975). Desencaden¨® una guerra civil en Espa?a que caus¨® m¨¢s de medio mill¨®n de muertos y decenas de miles de fusilados en los a?os posteriores. Hijo de un intendente general de la Armada de Ferrol (A Coru?a), al nacer era un beb¨¦ ¡°enclenque¡± y durante su crecimiento sigui¨® siendo tan flaco que su madre, Pilar, le llamaba Cerillita. En su ni?ez evitaba expresarse en p¨²blico porque se avergonzaba de su voz aflautada. Su devota madre le inculc¨® el valor sagrado de la familia, un concepto que luego quiso extrapolar totalitariamente a Espa?a. Su padre mantuvo relaciones extramatrimoniales de manera continua y acab¨® reconociendo a un ni?o filipino tres a?os mayor que Franco. Finalmente, en 1907, el padre abandon¨® a su esposa e hijos y se fue a Madrid. El adolescente acomplejado nunca se lo perdon¨® y no volvi¨® a verle.
Mao Tse-tung (1893-1976). Instaur¨® la Rep¨²blica Popular China y su dictadura provoc¨® 70 millones de muertos. Su padre era un comerciante ¡°duro y codicioso, sin ning¨²n escr¨²pulo, cuya inteligencia se limitaba al arte de la especulaci¨®n¡±, relata Chalmet, ¡°pero santificaba la posesi¨®n de lo estrictamente necesario y valoraba el trabajo f¨ªsico¡±. Aunque Mao manifestaba el mayor de los desprecios por su padre, si se analizan las consecuencias de sus decisiones sobre la poblaci¨®n china, se comprueba que aplic¨® a rajatabla las ideas paternas. Desde temprana edad destac¨® su af¨¢n por la lectura. Pero a medida que crec¨ªa, aumentaba su fobia por el agua y, seg¨²n la autora, pas¨® 25 a?os sin ba?arse. Mao, que siempre demostr¨® un gran amor por su madre, sinti¨® desde ni?o odio hacia su padre del que, durante una sesi¨®n de tortura contra opositores en 1968, lleg¨® a decir: ¡°Una pena que mi padre est¨¦ muerto, habr¨ªa sido necesario hacerle sufrir lo mismo¡±.
Idi Amin (1925-2003). Gobern¨® Uganda desde 1971 a 1979 y al exiliarse dej¨® tras de s¨ª innumerables atrocidades y 300.000 muertos. Su padre le abandon¨® de reci¨¦n nacido porque sosten¨ªa que la madre, curandera de la familia real de Buganda, se hab¨ªa quedado embarazada del rey Daudi Chwa. ¡°Antes de aprender a andar, conoci¨® la cocina infernal de su madre¡±, afirma Chalmet. All¨ª se usaban los ingredientes m¨¢s truculentos ¡ªincluidos fetos y ni?os sacrificados¡ª en rituales sangrientos para sus clientes adinerados. Idi Amin vivi¨® siempre sin hogar fijo compartiendo espacio con los amantes de su madre. Solo fue a la escuela durante unos meses durante su adolescencia, cuando ya estaba dotado de un f¨ªsico herc¨²leo que usaba para pegarse a diario con los alumnos de la escuela t¨¦cnica de Makerere, en la que no fue admitido.
Pol Pot (1925-1998). Dirigi¨® el r¨¦gimen comunista de los jemeres rojos, que perpetr¨® un genocidio contra el pueblo camboyano desde 1976 a 1979 y supuso la muerte de dos millones de personas, un tercio de la poblaci¨®n. Su nombre era Saloth Sar y fue educado en los f¨¦rreos valores de la educaci¨®n jemer, en donde el castigo f¨ªsico era algo habitual. Dotado de una frialdad emocional extrema, su hermano peque?o Neap afirm¨® que ¡°nadie pod¨ªa saber lo que pensaba¡±. En 1934, ingres¨® en el monasterio budista de Wat Botum, donde destac¨® por su aceptaci¨®n de la disciplina y la jerarqu¨ªa. Su hermana Roeung lleg¨® a ser concubina del rey Monivong, pero su origen campesino era motivo de desprecio en la corte. Saloth Sar, testigo de la aflicci¨®n de su hermana, desarroll¨® un profundo odio hacia la clase dominante. Fue siempre un estudiante mediocre que finalmente se las arregl¨® para conseguir una beca de estudios de radioelectricidad en Francia en 1947, donde se uni¨® al Partido Comunista de Camboya.
Babelia
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