¡°Un pacto solidario con la vida¡±
Escritores, fil¨®sofos y artistas reflexionan sobre el significado de vivir confinados
Confinados. Dice Juan Mars¨¦ (Encerrados con un solo juguete, Premio Cervantes): ¡°Las normas del confinamiento no son ajenas al escritor. Los objetivos son diferentes, pero en ambos casos pretenden lo mismo: un pacto solidario con la vida, una gentileza de la imaginaci¨®n y la esperanza¡±. El ¨²ltimo Cervantes, Joan Margarit (El orden del tiempo), cita la eleg¨ªa que dedic¨® al arquitecto Coderch: ¡°Dec¨ªa: la casa debe ser virtuosa y humilde. / Ni independiente ni vana. Ni original ni suntuosa¡±. Emilio Lled¨®, fil¨®sofo (Memoria de la ¨¦tica): ¡°En la Guerra Civil sab¨ªamos que lo malo eran las bombas que yo he visto caer, cuando los maestros nos echaban al campo, que era menos peligroso que estar bajo techo. Pero hoy es m¨¢s misterioso. No vemos caer las bombas, ni o¨ªmos las explosiones, y no sabemos qu¨¦ cara tienen el horror y la sangre. Lo que s¨ª oigo es el charlataneo¡±.
Federica Marangoni, escultora, confinada en Venecia: ¡°???Estoy viviendo una broma del destino?!! Es como un bosque de Alicia congelado y vac¨ªo por un encanto del que no nos va a salvar un pr¨ªncipe. Estamos dentro de una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n, como Blade Runner. ?C¨®mo ser¨¢n los vivos cuando volvamos?¡±. Nuccio Ordine, fil¨®sofo (La utilidad de lo in¨²til), en Calabria: ¡°La humanidad es hoy un ¨²nico continente. Los recortes en la educaci¨®n y en la sanidad, pilares de la dignidad, revelan la fragilidad de nuestra sociedad. Es inexistente la unidad de Europa. Me preocupa que aprovechen la ense?anza telem¨¢tica para convertir la excepci¨®n en la normalidad¡±.
Desde Hannover, Alemania, Fernando Aramburu (Patria): ¡°He visitado cuatro pa¨ªses desde que se supo que la epidemia del Covid-19 empezaba a alcanzar dimensiones inquietantes en Italia. En todos ellos me fue dado observar una similitud de comportamientos. El ser humano se acoraza de cultura, leyes, principios morales, con el fin de mantener a raya su naturaleza animal. En caso de emergencia, dicha coraza se desintegra f¨¢cilmente, a veces, como en el caso actual, de forma colectiva, lo que da lugar a episodios multitudinarios de p¨¢nico. No es raro que en tales situaciones coincidan el ego¨ªsmo extremo, encaminado a la propia supervivencia, y los gestos solidarios rayanos en la heroicidad. He visto estos d¨ªas a adultos disputarse, a viva fuerza, el ¨²ltimo paquete de papel higi¨¦nico de la estanter¨ªa y a sanitarios que arriesgan su salud por atender a contagiados. Sigo creyendo que aquellos ciudadanos que supieron aprovisionarse de cultura est¨¢n mejor dotados para arrostrar el confinamiento, ejercer el sosiego en circunstancias dif¨ªciles y poner sus conocimientos al servicio de los dem¨¢s. Est¨¢ en la naturaleza del hombre, como afirm¨® Spinoza, perseverar en el ser. En este punto los humanos no se diferencian de los delfines, las moscas o los abedules¡±.
Claudia Pi?eiro (La viuda de los jueves) expresa desde Buenos Aires su estupor ante la negaci¨®n que responsables de pa¨ªses hacen de la evidencia de lo que ya ha pasado en otros lugares. ¡°Y mientras, la gente desamparada ante un virus que mata y que se desparrama sin entender de fronteras¡±. Desde Bombai (¡°m¨¢s silenciosa, entrando despacio en el confinamiento¡±), en la India, Mahruk Tarapor, ex directora adjunta del Metropolitan de Nueva York, siente que ¡°esta extra?eza que sufrimos seguir¨¢ hasta que nos instalemos en una nueva normalidad¡±. Theodor Kallifatides (Otra vida por vivir) evoca desde Estocolmo a Arist¨®teles (¡°Esperamos los peligros con conocimiento y experiencia. Lo inesperado lo afrontamos con el car¨¢cter¡±). ¡°Esperemos¡±, a?ade Kallifatides, ¡°que ante este drama nos quede cierto car¨¢cter¡±.
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