El escoc¨¦s de la FAI que trat¨® de matar a Franco
El anarquista Stuart Christie muere a los 74 a?os, v¨ªctima de un c¨¢ncer
A Stuart Christie le fascinaban los anarquistas de acci¨®n de los a?os treinta en Espa?a, esos que movilizaban a los afiliados de la CNT y de la FAI en la calle, que ocupaban un espacio en el que se increpaba y combat¨ªa al Estado. Para ellos, durante la Segunda Rep¨²blica, salir a la calle, m¨¢s acci¨®n y menos palabras, se instituy¨® como el acto revolucionario por excelencia.
Nacido en Glasgow en 1946, Christie, con 18 a?os reci¨¦n cumplidos vino a Espa?a por primera vez para matar a Francisco Franco. Hab¨ªa conocido en Londres a algunos anarquistas exiliados y al escuchar algunos testimonios de las torturas, persecuci¨®n y c¨¢rcel que sufr¨ªan los oponentes al franquismo se ofreci¨® para hacer algo m¨¢s por la causa que protestar y tirar panfletos. Le encargaron transportar explosivos hasta Madrid para un atentado contra el dictador mientras asist¨ªa a un partido de f¨²tbol en el Santiago Bernab¨¦u. Cuando lleg¨® a la capital, el grupo anarquista espa?ol hab¨ªa ca¨ªdo en una redada, incluido su contacto, Fernando Carballo, a quien torturaron delante de ¨¦l hasta que Christie firm¨® una confesi¨®n de culpabilidad. Fue condenado por un tribunal militar a 20 a?os de prisi¨®n, pero en 1967 consigui¨® la libertad gracias a un indulto. Todo eso lo cont¨®, con el humor que le caracterizaba, en su libro Franco me hizo terrorista (Temas de Hoy, 2005).
En esos a?os en la prisi¨®n de Carabanchel estudi¨® historia y aprendi¨® espa?ol, incluidos todos sus tacos. Poco despu¨¦s de regresar a Londres, fue acusado falsamente de pertenecer al grupo libertario Angry Brigade, y de preparar un atentado contra el Gobierno de Edward Heath, un turbio asunto por el que ¨¦l fue absuelto, aunque cuatro miembros de ese grupo fueron condenados.
Su vida cambi¨® completamente cuando conoci¨® a Brenda Earl, una maestra con la que comparti¨® durante cinco d¨¦cadas activismo pol¨ªtico y una intensa labor propagand¨ªstica en Cienfuegos Press, la editorial que fundaron juntos y que convirtieron en una de las principales plataformas de difusi¨®n de literatura anarquista en ingl¨¦s.
Stuart Christie fue un inquebrantable creyente en la fusi¨®n entre diferentes formas de resistencia ¨Ddesde la obrera, a la estudiantil, pasando por la ecologista¨D y el lenguaje pol¨ªtico anarquista. Siguiendo a Bakunin, pensaba que era posible armonizar el individualismo con el comunitarismo socialista. Los anarquistas ten¨ªan que defender mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores y transformar al mismo tiempo de forma revolucionaria a la sociedad.
Le gustaban los hombres de acci¨®n, pero en realidad a lo que se dedicaron ¨¦l y Brenda fue a propagar v¨ªas de formaci¨®n ideol¨®gica, con una variada oferta de manifestaciones culturales, dispuestos a demostrar la fuerza redentora de la cultura y de las ideas. Eran publicistas librepensadores en un pa¨ªs donde la organizaci¨®n y capacidad de movilizaci¨®n de los anarquistas eran escasas.
Por eso Christie repas¨® una y otra vez la evoluci¨®n del anarquismo en Espa?a, el pa¨ªs en el que esas ideas hab¨ªan arraigado de forma extraordinaria en el primer tercio del siglo XX. Esos hechos e ideas, tambi¨¦n las suyas, las dej¨® escritas en ?Nosotros los anarquistas! Un estudio de la Federaci¨®n Anarquista Ib¨¦rica (FAI) (1927-1937), editado por PUV, el sello editorial de la Universitat de Val¨¨ncia.
Como buen anarquista, consideraba que el antipoliticismo y la acci¨®n directa, la cr¨ªtica al Estado, eran los rasgos distintivos que los diferenciaban del resto de grupos revolucionarios. Todo eso y el antifascismo, una se?a de identidad que le llev¨® tambi¨¦n a una investigaci¨®n detallada del neofascismo europeo y de forma singular el italiano representado por Stefano Delle Chiaie. La historia de ese black terrorist en los a?os setenta y ochenta representaba, seg¨²n ¨¦l, el legado nazi d¨¦cadas despu¨¦s de su desaparici¨®n.
Conoc¨ª a Stuart Christie en el oto?o de 1985 en Londres cuando yo era investigador postdoctoral en el Queen Mary College. Nos present¨® Paul Preston y a partir de ese momento compartimos, con otros hispanistas como Ronald Fraser, charlas, seminarios, cenas y muchos debates sobre la historia de Espa?a, la guerra civil, el franquismo, la monarqu¨ªa de Juan Carlos y la transici¨®n.
Brenda muri¨® hace poco m¨¢s de un a?o de c¨¢ncer, a la edad de 70 a?os, y ahora otro c¨¢ncer se ha llevado a Stuart, a los 74. Los obituarios lo recuerdan ahora como el hombre que intent¨® matar a Franco. Fue un anarquista comprometido, con la pluma y la agitaci¨®n cultural, en tiempos en que los revolucionarios ¡°conscientes¡± hab¨ªan pasado a la historia. Un anarquista solidario, que reflexion¨® sobre las consecuencias del capitalismo industrial, el desarme nuclear y los abusos del poder estatal. Un escoc¨¦s a quien le hubiera gustado vivir en aquella ¨¦poca dorada del anarquismo espa?ol.
Juli¨¢n Casanova es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Zaragoza y Visiting Professor en la Central European University de Viena.
Babelia
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