Os Gemeos regresan con su universo multicolor al museo de S?o Paulo donde empez¨® todo
La Pinacoteca dedica una antol¨®gica en su reapertura a los grafiteros brasile?os m¨¢s internacionales, un d¨²o de gemelos id¨¦nticos. Re¨²ne decenas de obras in¨¦ditas y un millar de objetos
Cuando la Pinacoteca de S?o Paulo abri¨® sus puertas hace m¨¢s de un siglo, dos d¨ªas por semana estaban reservados para las escuelas p¨²blicas. Era para incentivar las visitas infantiles. Los programas educativos fueron adapt¨¢ndose a los tiempos. Y cuando, a principios de los ochenta, la se?ora Margarida llev¨® a sus hijos peque?os -unos gemelos id¨¦nticos de siete a?os¡ª al museo, a un taller, la monitora les dio una lata de espray para dibujar sobre una pared. La primera de sus vidas. El arte se convirti¨® en su v¨ªa de expresi¨®n y en su vida. Os Gemeos, los grafiteros brasile?os m¨¢s internacionales, regresan a la Pinacoteca con todos los honores. Protagonizan la gran exposici¨®n de la reapertura.
El coronavirus oblig¨® a aplazar la inauguraci¨®n de Os Gemeos, segredos (Los gemelos, secretos) prevista para marzo. Pero el rico universo multicolor creado por el d¨²o parece cortado a la medida del momento. Supone una potente inyecci¨®n de vitalidad en tiempos sombr¨ªos. La antol¨®gica de la Pinacoteca re¨²ne decenas de obras in¨¦ditas en Brasil y un millar de objetos conservados con mimo que delinean la exitosa carrera que los ha tra¨ªdo de regreso al museo.
No es solo que Ot¨¢vio y Gustavo Pandolfo (S?o Paulo, 1974) sean indistinguibles, m¨¢s a¨²n con mascarilla y vestidos ambos de negro. Es que para s¨ª mismos y para todos los que los rodean es como si fueran una sola persona en dos cuerpos. Son solo artista. Se complementan de manera natural para alumbrar una obra que arranc¨® en la calle con grafitis hasta abarcar pinturas, esculturas, instalaciones, y s¨ª, tambi¨¦n grafitis.
Como en las pel¨ªculas con gemelos id¨¦nticos, uno acaba las frases del otro. ¡°Yo tengo la idea, ¨¦l dibuja. ?l tiene la idea, yo dibujo¡±, dice Gustavo para explicar su m¨¦todo de trabajo, a lo que Ot¨¢vio a?ade: ¡°O los dos tenemos la idea, los dos pintamos juntos¡±. Siempre ha sido as¨ª. ¡°No se puede explicar. De peque?os pint¨¢bamos en un solo papel, no necesit¨¢bamos dos folios¡±. La exposici¨®n incluye dos inquietantes dibujos, asombrosamente parecidos, que pintaron por separado sin saber lo que el otro hermano hac¨ªa. Solo el estampado de las camisetas permite distinguirlos durante la entrevista, el lunes pasado, sentados en un banco con el sonido regular que produce una de sus obras.
La Pinacoteca de S?o Paulo, una instituci¨®n p¨²blica, retoma su actividad con las entradas agotadas hasta diciembre. Gracias a los patrocinadores, son gratis. Con aforo y horario reducidos, las mascarillas son obligatorias. Por eso los artistas rechazan posar sin ellas.
Sus creaciones han tomado desde la fachada hasta los espacios m¨¢s espectaculares del edificio. Pronto es evidente para las visitas que escrutan el contenido de las vitrinas que los Pandolfo no tiran nada. La familia entera rebusc¨® entre sus enseres para nutrir una exposici¨®n que incluye dibujos infantiles, libretas de bocetos, camisetas estampadas de la adolescencia o la m¨²sica hip-hop que acompa?aba sus primeras incursiones para dar color a la gris S?o Paulo. Entre las obras de su madurez art¨ªstica, sus estilizados personajes amarillos, criaturas fant¨¢sticas, instalaciones con espectaculares artilugios o su colaboraci¨®n con Banksy, en 2011. Un mano a mano que combina los coloridos grafiteros encapuchados de los brasile?os con los oscuros polic¨ªas antidisturbios del brit¨¢nico.
A estos artistas les interesa m¨¢s lo l¨²dico que lo pol¨ªtico. ¡°Nuestra obra nace de nuestra necesidad de expresarnos, de encontrar nuevas maneras de hablar con la gente. De expresar el descontento con lo injusto, de transformar lo triste de ah¨ª fuera en una cosa bonita, positiva, l¨²dica¡±, cuentan. La pareja se consideran unos obreros del arte que, con perseverancia y mucho estudio, convirtieron una pasi¨®n en un oficio con el que ganarse la vida y que los catapult¨® al ¨¦xito internacional. Por lo que cuentan, eran buenos hijos, de los que no dan disgustos. Se pasaban la vida dibujando, escuchaban hip hop, y sal¨ªan de noche a pintar paredes en esta megal¨®polis que consideran una de las capitales grafiteras del mundo junto a Berl¨ªn, Nueva York o Barcelona. Cuando anunciaron en casa que quer¨ªan ser artistas, su madre bordadora y su padre qu¨ªmico los apoyaron. Hab¨ªan cumplido con el requisito de terminar la escuela.
Aunque su horizonte se ha expandido lejos, tienen el estudio en el c¨¦ntrico barrio de talleres gr¨¢ficos donde crecieron. Y todav¨ªa regresan de vez en cuando a los grafitis. ¡°Cuando nos apetece, salimos a la calle¡±, dice uno. Siempre juntos. Pero recalcan que ese g¨¦nero pertenece a la calle. Conciben el grafiti como algo incompatible con un museo. ¡°Esto de aqu¨ª no tiene nada que ver con el grafiti. Para nosotros el grafiti est¨¢ ah¨ª fuera. Es lo ilegal, lo transgresor¡±.
Es ir¨®nico que este museo, propiedad del Estado de S?o Paulo, los acoja cuando hace solo seis meses las autoridades locales borraron ah¨ª fuera uno de sus grafitis. El m¨¢s reciente de los muchos que han visto desaparecer bajo la pintura gris de un funcionario municipal. ¡°No tienen que borrar nuestros grafitis, pero ?no tienen que borrar los de nadie! No deber¨ªan gastar dinero p¨²blico en eso. Brasil tiene problemas de saneamiento, de salud, de violencia¡ problemas mucho m¨¢s serios que preocuparse de qui¨¦n pinta en una pared¡±.
Tampoco han dado la espalda a aventuras comerciales como cuando hace unos a?os pintaron un pa?uelo para Louis Vuitton o realizan murales en las salas de estar de coleccionistas ricos.
La noticia de que el legendario Banksy acaba de vender un cuadro por 8,5 millones de euros les pilla por sorpresa pero les parece ¡°?guay!¡±. Conocieron al enigm¨¢tico artista hace mucho, cuando era uno m¨¢s. Lo ¨²nico que revelan es que el encuentro fue fuera de Brasil. Ni una palabra m¨¢s. A ellos tambi¨¦n les maravilla que haya logrado preservar su anonimato hasta hoy.
La de Os Gemeos es una potente carrera internacional que arranc¨® en 1998 con su primera invitaci¨®n a visitar Alemania y despeg¨® definitivamente en 2005 con una muestra en solitario en una galer¨ªa neoyorquina. ¡°Ah¨ª cambio toda nuestra vida¡±, dicen a¨²n admirados estos artistas habituados a viajar por todo el mundo hasta pandemia. Han hecho incursiones en la Tate de Londres, el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Tokio o Times Square. Y en Espa?a tienen un gran mural en la factor¨ªa de la empresa de pinturas Montana, en la provincia de Barcelona. La primera del mundo, subrayan, que fabric¨® una pintura espec¨ªfica para grafiteros.
La habilidad para pintar les viene de familia. Su hermano mayor y su madre son excelentes dibujantes. Sus padres siempre cultivaron las inquietudes art¨ªsticas de los cuatro hijos. ¡°Exponiendo en la Pinacoteca abrimos puertas para las nuevas generaciones de artistas, les demostramos que, cuando crees en tus sue?os, es posible vivir del arte¡±. Los cr¨ªos que acuden a los talleres muse¨ªsticos y sus familias pueden tomar nota.
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