El Prado recupera en una d¨¦cada 138 de sus 926 obras perdidas
Cuatro departamentos de la instituci¨®n se encargan de la b¨²squeda y rescate de las pinturas desaparecidas en los almacenes e inventarios de diputaciones provinciales, embajadas o ministerios
Cuando una obra de arte abandona un museo, camino de la pared de una instituci¨®n que no se dedica a conservar el patrimonio, queda expuesta al gusto y las modas, es decir, corre el peligro de ser v¨ªctima del capricho de los inquilinos que van y vienen de los despachos que las acogen. Lo habitual es que los cargos renovados decoren a su antojo sus oficinas al ocuparlas, y que un ministro, por ejemplo, retire las pinturas con las que no se sienta identificado. En 2009, la Fiscal¨ªa del Tribunal de Cuentas fij¨® en 926 las obras del Museo del Prado cuyo paradero se desconoc¨ªa, que hab¨ªan abandonado sus almacenes para dispersarse en las paredes de diputaciones provinciales, embajadas o ministerios de Espa?a y el extranjero. Tal y como el museo asegura a EL PA?S, desde aquella fiscalizaci¨®n ha recuperado el registro de 138 obras, al cierre del inventario informatizado de 2019.
Con el caso del Prado desaparecido y las investigaciones que ha realizado el museo durante la ¨²ltima d¨¦cada, se ha descubierto que si bien los pr¨¦stamos del patrimonio ahora tienen un control riguroso, no siempre fue as¨ª. Aquellas obras que perd¨ªan el inter¨¦s de los inquilinos eran condenadas al olvido en los almacenes, sin dejar rastro. ¡°O bien han sido localizadas en su dep¨®sito o bien, tras revisar la documentaci¨®n hist¨®rica del museo, se ha comprobado que nunca formaron parte de las colecciones y que fueron incluidas por error¡±, concluyen desde la instituci¨®n, en la que hay hasta cuatro departamentos encargos del rescate de las desaparecidas.
Es el caso de uno de los cuadros de Manuel Dom¨ªnguez Meunier (1870-1910), que obtuvo tercera medalla en la Exposici¨®n Nacional de 1898 con el cuadro Mercado de Noia (A Coru?a). Ese lienzo permanec¨ªa en paradero desconocido hasta que fue hallado por el Prado, en abril 2015. Colgaba en el sal¨®n de plenos del Ayuntamiento de Noia. Sin embargo, la obra no fue depositada all¨ª. En 1910, por Real Orden, se traslad¨® al entonces Ministerio de Instrucci¨®n P¨²blica, y en las distintas revisiones que realiz¨® el equipo del Servicio de Dep¨®sitos del museo no la encontraron.
Este servicio mantiene ¡°constante contacto con los depositarios y realiza revisiones in situ de las sedes de manera peri¨®dica¡±, apuntan desde el Prado. Como las piezas no localizadas, en su mayor¨ªa, forman parte del grupo de obras que se han depositado hist¨®ricamente en otras instituciones, los especialistas que conforman este departamento est¨¢n ¡°especialmente ocupados en la localizaci¨®n de nuevas obras que han sido recuperadas en revisiones de las sedes depositarias¡±. Esto es lo que ocurri¨® con la pintura de Dom¨ªnguez Meunier, localizada por la responsable del servicio, tras trasladarse hasta el Ayuntamiento de Noia, escena protagonista del cuadro. El Prado firm¨® un convenio con el consistorio para depositarla all¨ª y que se responsabilizaran de su conservaci¨®n. A cambio, el museo mand¨® a la localidad gallega a dos especialistas a restaurar la obra, que padec¨ªa una alteraci¨®n grave por el barniz oxidado.
Busca y captura
Los casos de localizaci¨®n de piezas m¨¢s habituales en esta d¨¦cada son resultado de la investigaci¨®n de los departamentos de Colecciones, que aprovechan la publicaci¨®n de cat¨¢logos razonados para descubrir piezas que se hab¨ªan dispersado en el ¨²ltimo siglo y no hab¨ªan vuelto a tener noticias suyas. Pero tambi¨¦n han localizado pinturas gracias a la revisi¨®n de los inventarios de las instituciones depositarias, una labor de la que se encarga el Servicio de Dep¨®sitos del Prado. Hay casos en los que otras instituciones se comunican con la pinacoteca nacional para poner sobre la pista de alguna pieza que pudiera ser susceptible de haber formado parte de sus colecciones.
El servicio de Documentaci¨®n tambi¨¦n entra en juego cuando se percata de antiguos n¨²meros de cat¨¢logos duplicados, ¡°con la consiguiente baja de los mismos o bien la subsanaci¨®n de errores en el caso de piezas que se cre¨ªa que hab¨ªan ingresado en el museo, pero nunca llegaron a hacerlo y se incluyeron por error¡±, explican desde el Prado. Y, por ¨²ltimo, la Brigada de Patrimonio Hist¨®rico de la Polic¨ªa Nacional, que ha llegado a descubrir obras de las colecciones p¨²blicas en venta o en paradero indebido. Es el caso de Sendero (Puerto de Pajares), pintada por Carlos de Haes en torno a 1874 posiblemente desde la localidad de Vada (en la comarca del Li¨¦bana, en Cantabria), que fue apartada del circuito comercial de inmediato. Un retrato de la reina Mar¨ªa Cristina de Borb¨®n, obra de Luis de la Cruz y R¨ªos, fue encontrado en una colecci¨®n privada, a la que lleg¨® tras su venta en 1967, procedente de la Delegaci¨®n Nacional de Auxilio Nacional.
Otro de los rescatados es Deshielo (1920), una vista de la sierra madrile?a del extraordinario paisajista Juan Espina y Capo (1848-1933), disc¨ªpulo de Carlos de Haes, que apareci¨® en el Ministerio de Asuntos Exteriores. El retrato que le hizo Joaqu¨ªn Sorolla se conserva en el Museo del Prado, junto con una importante representaci¨®n de una docena de cuadros en la colecci¨®n de la instituci¨®n. ¡°En sus paisajes hay una visi¨®n atenta de la realidad y un inter¨¦s especial en el tratamiento del color lleno de vigor y entusiasmo, sin descuidar los valores compositivos¡±, explica el museo en su ficha. Espina y Capo fue heredero de la escuela de Barbizon, donde aprendi¨® a valorar el ambiente y el tratamiento lum¨ªnico, combinado con una t¨¦cnica minuciosa.
En la Catedral de C¨®rdoba est¨¢ San Guillermo de Aquitania (1604), de Luis de Carvajal (1556-1607), un excelente pintor en el que confluye el cuidado por el dibujo aprendido en la escuela toledana, la elegancia de la figura femenina y un llamativo gusto ¡°por los contrastes luminosos¡± y su inter¨¦s por el naturalismo. El san Guillermo fue depositado en la catedral en 1896. Sin embargo, ¡°se encontraba sin localizar a pesar de las diferentes revisiones realizadas¡±, apuntan los t¨¦cnicos del museo. Hasta que en febrero de 2019 fue se?alada en la propia catedral, donde se encuentra en la actualidad, en la capilla de San Agust¨ªn y Santa Eulalia de M¨¦rida.
Una vida de fusiones y confusiones
La situaci¨®n actual es fruto del complejo proceso de formaci¨®n de las colecciones del Prado, desde su fundaci¨®n en 1819. A lo largo de estos dos siglos ha ido absorbiendo museos como el de la Trinidad (1872) y el de Arte Moderno (1898-1971), hasta que en 1995 se fij¨® la fecha -todos los pintores nacidos antes del nacimiento de Pablo Picasso, en 1881- que limitaba su colecci¨®n y la divid¨ªa de la del Reina Sof¨ªa, cuya ordenaci¨®n final se culmin¨® en julio de 2016. ¡°Como consecuencia de todas estas fusiones, escisiones y dep¨®sitos a lo largo de la historia, los inventarios del museo han sufrido modificaciones y, por tanto, han sido y son objeto de continuo estudio y localizaci¨®n de piezas. Esta tarea se lleva a cabo en las ¨¢reas dependientes de la Direcci¨®n adjunta de conservaci¨®n e investigaci¨®n¡±, se?alan desde el museo.
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