Los siete libros de esta semana

Durante la lectura de Rewind, uno presiente la existencia de dos novelas. En primer lugar, la que uno lee: la reconstrucci¨®n de un suceso traum¨¢tico (la explosi¨®n en un edificio de Lyon donde unos j¨®venes estudiantes erasmus dan una fiesta) desde los puntos de vista de cinco supervivientes. En segundo lugar, y lo que digo solo en apariencia es una paradoja, uno tambi¨¦n adivina la novela que Tall¨®n no ha querido escribir. Las causas de la explosi¨®n se tratan de una manera tangencial. Y esta elecci¨®n, arriesgada si tomamos como modelo ciertas narraciones convencionales, en ning¨²n momento se percibe como un dem¨¦rito de la novela. El lector no echa nada de menos. Lee aqu¨ª la cr¨ªtica entera de CARLOS PARDO.

Tras sus novelas sobre Voltaire, Buffon y Goethe, Mart¨ª Dom¨ªnguez (Madrid, 1966), doctor en biolog¨ªa y profesor de periodismo, se adentra en el aterrador ¡°ocaso de los dioses¡± hitleriano. Concebida como la autobiograf¨ªa de un cient¨ªfico austr¨ªaco, estudioso de los animales y af¨ªn al nacionalsocialismo (trasunto de un personaje real), la novela recrea su parad¨®jica trayectoria vital. Mart¨ª Dom¨ªnguez conduce con firmeza un relato que va cobrando cada vez m¨¢s inter¨¦s, y en el que las teor¨ªas cient¨ªficas dan paso a hechos de la II Guerra Mundial. Lee aqu¨ª la cr¨ªtica entera de LUIS FERNANDO MORENO CLAROS.

Todo un misterio c¨®mo se comportar¨¢ la posteridad con John Updike (Reading, Pensilvania, 1932 - Beverly Farms, Massachusetts, 2009), pero la cosa no est¨¢ para apostar a su favor. Si estuviera vivo, es m¨¢s que probable que muchos intentasen exhibir en sus muros y paredes su cabeza de rinoceronte blanco. No ocurri¨®, a pesar de que, en sus ¨²ltimos a?os de vida, la veda sobre ¨¦l ya se hab¨ªa abierto. La correcci¨®n pol¨ªtica le acus¨® de casi cualquier cosa, optando por ningunear cada nueva entrega suya antes que destrozarlo. Lee aqu¨ª la cr¨ªtica entera de CARLOS ZAN?N.

La advertencia editorial de que esta es una novela g¨®tica traducida por vez primera al espa?ol no deja de ser tentadora. George Brewer es un autor semisecreto nacido en Saint Martin-in-the-Fields en 1766. Public¨® esta novela en 1808, pero fue en 1842 cuando su segunda edici¨®n la devolvi¨® al g¨¦nero con notable reconocimiento. Bien podr¨ªa decirse que La bruja de Ravensworth es casi un resumen de todo lo que una novela g¨®tica debe de contener, como si se tratara de una gu¨ªa. Aqu¨ª tenemos presentados sin el menor disimulo los elementos del g¨¦nero. Lee aqu¨ª la cr¨ªtica entera de JOS? MAR?A GUELBENZU.

Se va imponiendo en la narrativa espa?ola un g¨¦nero a caballo entre la sociolog¨ªa y la autoficci¨®n. Se trata de conjuntar experiencia personal y narrativa ensay¨ªstica. Las m¨¢s de las veces, el sujeto de estos libros es el propio autor, que echa mano de sus recuerdos. Suele partir de su propio trabajo diario, de un barrio o de un familiar. Todo ello, excusa para hablar de otro a trav¨¦s de uno mismo. Este g¨¦nero h¨ªbrido ha dado a veces muy buenos resultados. Lee aqu¨ª la cr¨ªtica entera de J. ERNESTO AYALA-DIP

Desde el ¡°maldito parn¨¦¡± de la copla, que le amarg¨® la existencia a Mar¨ªa de la O, hasta el ¡°maldito dinero¡± al que cantaba el Sr. Chinarro hace unos a?os, no cabe duda de que el vil metal condiciona nuestra vida cotidiana y nuestra memoria cultural. De hecho, no hay expresi¨®n art¨ªstica inmune al magnetismo de la palabra tab¨². Tom¨¢ndole prestado un verso a Antonio Machado, A mi trabajo acudo, con mi dinero pago se presenta como una antolog¨ªa tem¨¢tica donde Jos¨¦ Carlos Rosales ha reunido a m¨¢s de 90 poetas del orbe panhisp¨¢nico, desde el Arcipreste de Hita hasta dos autores nacidos en 1984: el espa?ol Jes¨²s Montiel y la chilena Bego?a Ugalde Pascual. Lee aqu¨ª la cr¨ªtica entera de LUIS BAGU? QU?LEZ.

Desde la infancia y a lo largo de 30 a?os, el pol¨¦mico y categ¨®rico ?mile Zola y el geom¨¦trico y sentimental Paul C¨¦zanne mantuvieron una amistad que se adapt¨® a cualquier vicisitud. Pero el escritor era famoso, mientras que el artista viv¨ªa resignado en el interior de su huevo, limitado por el nido impresionista en el que sobresal¨ªa el pintor genuinamente moderno, Manet, al que Zola nunca dej¨® de apoyar desde su columna en L¡¯?v¨¦nement. En la correspondencia que ambos mantuvieron, arte y vida cumpl¨ªan un sentido est¨¦tico y una visi¨®n ingenua pero verdadera de las relaciones humanas. Hasta que se produjo el distanciamiento. Lee aqu¨ª la cr¨ªtica entera de ?NGELA MOLINA.