La resurrecci¨®n del cementerio ingl¨¦s de M¨¢laga
Una decena de personas voluntarias permiten que el camposanto protestante m¨¢s antiguo de Espa?a vuelva a abrir sus puertas al turismo
Un hoyo en la playa. As¨ª enterraba M¨¢laga, a principios del siglo XIX, a los fallecidos que no fuesen cat¨®licos. A medianoche, bajo la luz de antorchas, los sepultureros excavaban la arena junto a la orilla, pon¨ªan el cad¨¢ver en posici¨®n vertical y rezaban para que a la ma?ana siguiente el mar se hubiera llevado el cuerpo. El problema es que no siempre lo hac¨ªa, con consecuencias que es mejor ni imaginar. El entonces c¨®nsul brit¨¢nico, William Mark, escandalizado, se quej¨® por el hecho de que la mayor¨ªa eran s¨²bditos ingleses anglicanos, as¨ª que solicit¨® un terreno a las afueras para un enterramiento digno. Lo consigui¨® y en 1831 se realizaron los dos primeros en el denominado desde entonces Cementerio Ingl¨¦s. Uno de ellos fue el de Robert Boyd, fusilado en la playa de Huelin tras apoyar el pronunciamiento del general Torrijos. El sitio se abri¨® m¨¢s tarde a otras nacionalidades y cultos y fue declarado bien de inter¨¦s cultural en 2012, pero fue decayendo progresivamente hasta que la crisis sanitaria oblig¨® a clausurarlo. En julio vuelve a abrir a diario para las visitantes gracias al trabajo de un incansable grupo de voluntariado y al apoyo econ¨®mico de la Fundaci¨®n Unicaja.
Bruce McIntyre es el faro de este espacio. C¨®nsul brit¨¢nico en M¨¢laga entre los a?os 2000 y 2008, ahora est¨¢ jubilado. Asciende con parsimonia la cuesta que accede a las primeras tumbas bajo el potente sol del verano malague?o. Repasa los dif¨ªciles ¨²ltimos meses. ¡°En febrero tuvimos que cerrar. No hab¨ªa dinero ni para el mantenimiento m¨ªnimo¡±, cuenta. Lanzaron una campa?a de microdonaciones y pudieron realizar algunas aperturas en fin de semana gracias a la decena de personas voluntarias que conforman la Fundaci¨®n Cementerio Ingl¨¦s, creada en 2006 sin ¨¢nimo de lucro y presidida por McIntyre, que cuando lleg¨® a M¨¢laga se encontr¨® un recinto totalmente abandonado. ¡°Hab¨ªa que hacer algo, porque este sitio tiene mucha historia y, creo, potencial para ser uno de los cementerios europeos m¨¢s interesantes¡±, asegura mirando al templo anglicano de un recinto donde descansan, entre otros, los restos de Gerald Brenan ¡ªtras permanecer 14 a?os en formol en la Universidad de M¨¢laga¡ª, su mujer, Gamel Woolsey, el poeta Jorge Guill¨¦n y su esposa, Irene.
El poeta espa?ol eligi¨® este espacio ¡ªintegrado en la Asociaci¨®n de Cementerios Significativos de Europa¡ª porque ten¨ªa vistas al mar y por la tranquilidad que se respira por sus calles de tierra. Los 8.000 metros cuadrados del recinto se despliegan en una zona privilegiada, muy cerca de la playa de La Malagueta. A finales de junio, algunos gatos corretean entre l¨¢pidas y cruces, las t¨®rtolas juguetean rom¨¢nticas en las ramas y el canto de los p¨¢jaros apaga el ruido de los coches de la avenida de Pr¨ªes. ¡°Es un remanso de paz, pero tambi¨¦n es parte integral de la historia de M¨¢laga, de su pasado como ciudad cosmopolita, cuando los extranjeros trabajaban aqu¨ª en la industria o el puerto¡±, recuerda Liz Parry, secretaria de la fundaci¨®n y que colabora en el cementerio desde los a?os noventa. ¡°El abandono del Cementerio Ingl¨¦s supondr¨ªa para M¨¢laga no solo la renuncia a un patrimonio monumental, cultural e hist¨®rico ¨²nico, sino el olvido de una parte esencial de su propio esp¨ªritu, de su especial forma de ser¡±, subraya por su parte Braulio Medel, presidente de la Fundaci¨®n Unicaja.
Hasta 1.200 personas descansan en este camposanto. Hay tumbas esculpidas en m¨¢rmol y otras que, simplemente, est¨¢n se?alizadas por una l¨ªnea de piedras blancas. De ese color son tambi¨¦n las conchas marinas que cubren la tierra donde se realizaron los primeros entierros. Est¨¢n protegidas por unas paredes que cubren unos cien metros cuadrados y delimitan el cementerio primigenio, ampliado con los a?os. All¨ª descansan los restos de varios menores, ¡°v¨ªctimas de las pandemias¡±, as¨ª como el de Robert Boyd, se?alado con una placa a medias entre dos montones de tierra porque a¨²n no est¨¢ clara su ubicaci¨®n exacta. Un poco m¨¢s all¨¢, el m¨¢rmol refleja el nombre de George Lanworthy, brit¨¢nico retirado del ej¨¦rcito que construy¨® el primer hotel de Torremolinos y al que se conoc¨ªa como el ingl¨¦s de la peseta porque daba una a cada mendigo que se acercara a su casa pidi¨¦ndola a cambio de leer unos versos de la Biblia. Se acab¨® arruinando.
M¨¢s all¨¢ reposan el cirujano brit¨¢nico Hamilton Bailey, el escritor finland¨¦s Aarrne Viktor Haapakoski, el dramaturgo Miguel Romero Esteo o el m¨¦dico ingl¨¦s Joseph William Noble, que don¨® a la ciudad el antiguo hospital Noble, hoy sede administrativa. Tambi¨¦n destaca en un lateral el monumento a las 43 v¨ªctimas del naufragio de la fragata alemana Gneisenau, a quien rinden homenaje los tripulantes de barcos de guerra o buques escuela teutones cada vez que atracan en M¨¢laga.
El impulso de la Fundaci¨®n Unicaja permitir¨¢ abrir a diario, pero tambi¨¦n desarrollar algunos proyectos pendientes desde hace a?os. M¨¢s all¨¢ de la reapertura, se pretende retomar las rutas guiadas nocturnas y la actividad cultural, as¨ª como aumentar la iluminaci¨®n y ampliar el jard¨ªn bot¨¢nico. Tambi¨¦n la restauraci¨®n de algunas tumbas y m¨¢rmoles resquebrajados por el paso del tiempo, aunque es lo m¨¢s costoso porque al ser un bien de inter¨¦s cultural todo debe hacerse bajo unos estrictos protocolos. ¡°Por ahora, lo importante es que volvemos a poder abrir y a recordar a los residentes extranjeros que seguimos aqu¨ª y que pueden comprar sus tumbas para el futuro¡±, concluye McIntyre, que dice que ha pensado en hacer publicidad porque los servicios funerarios ayudar¨ªan a la financiaci¨®n, pero se resiste porque cree que es ¡°un poco macabro¡±. Eso s¨ª, ¨¦l ya sabe que sus restos descansar¨¢n ah¨ª, como los de un crisol de personajes que ayudaron a conformar la M¨¢laga actual.
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