Marcos-Ricardo Barnat¨¢n: ¡°A los de la Generaci¨®n Beat no los meter¨ªan hoy ni en la c¨¢rcel ni en los manicomios por ser homosexuales¡±
El novelista y poeta argentino vuelve a publicar, medio siglo despu¨¦s, su antolog¨ªa sobre aquel grupo de escritores estadounidenses que explot¨® en los a?os cincuenta
Marcos-Ricardo Barnat¨¢n (Buenos Aires, 75 a?os) lleg¨® a Espa?a cuando ten¨ªa 18 a?os y los trayectos que reh¨ªzo desde entonces (a Londres, a Buenos Aires, donde naci¨®) siempre lo atrajeron a este pa¨ªs donde, adem¨¢s, ha sido anfitri¨®n destacado de dos de sus grandes poetas preferidos: Jorge Luis Borges, cuya voz es capaz de imitar como si fuera su paisano argentino, y Allen Ginsberg, cabeza de fila de la Generaci¨®n Beat. De ese episodio de ruptura de la l¨ªrica estadounidense (y mundial) hizo Barnat¨¢n Antolog¨ªa de la Generaci¨®n Beat, que ahora cumple medio siglo y que ha vuelto a publicar Cham¨¢n Ediciones. De eso y otras muchas cosas hablamos por tel¨¦fono a finales de diciembre con el poeta y novelista argentino, autor adem¨¢s de El laberinto de Si¨®n, Consulado general y Borges. Biograf¨ªa Total.
Pregunta. Muchos poemas beat que cita parecen escritos sobre los problemas de ahora. El laberinto sin salida de la ¨¦poca, el abismo de bruma impenetrable con que se afrontaba el futuro.
Respuesta. ?Y han pasado 70 a?os! Se mantienen situaciones de entonces a pesar de todos los cambios que ha habido en estas d¨¦cadas. De todas maneras, hemos mejorado un poco. En la poes¨ªa de Ginsberg hay una cierta paranoia, aquellos poetas se sienten perseguidos y oprimidos, pero actitudes suyas est¨¢n hoy reconocidas: ahora no los meter¨ªan ni en la c¨¢rcel ni en los manicomios por ser homosexuales. Algo ha cambiado.
P. ?Ante qu¨¦ tendr¨ªan que indignarse ahora los poetas, como lo estuvieron los Ferlinghetti y los Ginsberg en los a?os cincuenta?
R. Las preocupaciones han cambiado. M¨¢s que por los derechos humanos, hoy la preocupaci¨®n de los j¨®venes va m¨¢s por la ecolog¨ªa, sobre si hay un futuro para la Tierra, si mantenemos o no el tipo de explotaci¨®n industrial de las fuentes de la riqueza, etc¨¦tera. Esto no se ha transferido todav¨ªa a la literatura, a menos que haya obras po¨¦ticas o novel¨ªsticas que yo desconozca y que traten esos temas que, por otra parte, s¨ª est¨¢n en el pensamiento de las nuevas generaciones.
P. Dec¨ªa usted en aquella edici¨®n de la antolog¨ªa: ¡°Una nueva mentalidad surg¨ªa de la juventud divorciada de sus mayores, rebelde y vagabunda que, perseguida muchas veces, se refugiaba en los suburbios del para¨ªso norteamericano¡±. Y ah¨ª explicaba el origen de la Generaci¨®n Beat, quiz¨¢ el ¨²ltimo movimiento po¨¦tico que tuvo nombre propio.
R. S¨ª, y adem¨¢s inmediatamente despu¨¦s del surrealismo europeo, del que lleg¨® a ser contempor¨¢neo. En esta antolog¨ªa incluyo a un poeta poco conocido en Espa?a, Philip Lamantia, que Andr¨¦ Breton consideraba de los suyos. En Espa?a se conocen m¨¢s a Jack Kerouac, sobre todo por su novela On the Road (En el camino), y a Allen Ginsberg. Ferlinghetti era, adem¨¢s, editor y librero, y fue el n¨²cleo del movimiento en San Francisco. En 1993, cuando vino a Madrid, Ginsberg me aconsej¨® que aqu¨ª se tradujera m¨¢s a Gregory Corso, el ¨²ltimo que falleci¨®. Ya entonces la Generaci¨®n Beat estaba muy lejos. Yo hice el libro cuando ten¨ªa 21 a?os, durante mi estancia en Londres. Los beats eran como mi pecado de juventud.
P. ?Y ahora qu¨¦ son para usted esos poetas?
R. Mantengo mi simpat¨ªa por ese movimiento y mi admiraci¨®n por alguno de ellos, sobre todo por Allen Ginsberg, la figura m¨¢s importante de ese momento, que mantuvo en tensi¨®n la poes¨ªa norteamericana durante varias d¨¦cadas, pr¨¢cticamente hasta su fallecimiento en 1997. Son esos amores de juventud que uno mantiene en el fondo de sus influencias.
P. Aqu¨ª, dice usted, hab¨ªa un poeta, Carlos Oroza, cuya acci¨®n p¨²blica, entre escandalosa y genial, podr¨ªa asimilarse a los beat. Mientras, ?qu¨¦ pasaba aqu¨ª en ese tiempo?
R. Mi generaci¨®n estaba descubriendo la literatura. Estaba naciendo el movimiento nov¨ªsimo. Al primer poeta que conoc¨ª, al volver a Espa?a, en 1965, fue a Pere Gimferrer, con quien hice amistad. En torno a ¨¦l se monta aquel movimiento que bautiza Josep Maria Castellet. Hab¨ªa tambi¨¦n poetas a los que nos llamaban venecianos porque algunos hicimos poemas dedicados a Venecia, icono culturalista con el que nos identificaban frente a la poes¨ªa imperante en los mayores. Esta poes¨ªa la ve¨ªamos prosa¨ªsta, de alguna manera simple. Los inicios son siempre muy radicales, as¨ª que la sofisticaci¨®n que buscamos fue tambi¨¦n radical y se hicieron poemas muy herm¨¦ticos como reacci¨®n a lo que imperaba.
P. ?Qui¨¦nes mandaban en aquella poes¨ªa que usted llamaba prosa¨ªsta?
R. La generaci¨®n del 50. Jos¨¦ Hierro, ?ngel Gonz¨¢lez¡ No era uniforme. Algunos de mi generaci¨®n se sent¨ªan pr¨®ximos a Jaime Gil de Biedma o a Francisco Brines. Frontalmente, parec¨ªan una unidad, pero luego no lo eran. Hab¨ªa poetas con voces muy diferenciadas. Eso lo vemos a posteriori, te lo puedo decir desde mi provecta edad. A m¨ª me interes¨® mucho Brines, igual que Carlos Barral, a quien todo el mundo recuerda como editor y pocos como poeta, aunque la suya fue una poes¨ªa muy importante. Un coet¨¢neo olvidado de esa generaci¨®n fue Manuel ?lvarez Ortega, muy ligado a la poes¨ªa francesa del siglo XX. Un maestro espa?ol ser¨ªa Vicente Aleixandre. Maestros vivos en nuestra ¨¦poca eran tambi¨¦n Octavio Paz y Jorge Luis Borges. Para m¨ª este fue particularmente importante.
P. Los nov¨ªsimos nacieron cuando a¨²n sonaba la ola beat. ?Qu¨¦ quer¨ªan decir? ?Qu¨¦ pas¨® con ellos?
R. Fueron unos renovadores de la poes¨ªa en castellano en Espa?a. Guillermo Carnero es para m¨ª, con Gimferrer, cabeza de ese movimiento, asociados a Leopoldo Panero o a Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez, que es el s¨¦nior de los nov¨ªsimos, de los m¨¢s interesantes de la ¨¦poca. Lo que pasa con las generaciones es que duran poco en el imaginario colectivo; en seguida viene otra que se enfrenta con la siguiente por necesidades casi biol¨®gicas. Lo que se llam¨® la poes¨ªa de la experiencia la encabez¨® Luis Garc¨ªa Montero; era un revival, a mi juicio, de la poes¨ªa de Gil de Biedma, que era asimismo un poeta de la experiencia. Hoy vivimos un momento de gran confusi¨®n: se confunde la poes¨ªa con el rap, con la m¨²sica¡
P. ?De d¨®nde viene esa confusi¨®n?
R. De cierta idea de que hab¨ªa intimidad entre la poes¨ªa seria y la canci¨®n. Hubo un momento en que mucha gente dec¨ªa que el futuro de la poes¨ªa estaba en la canci¨®n, en los cantautores, que estuvieron tan de moda en una ¨¦poca. La confusi¨®n es general en la juventud, para la que se han diluido valores que afectan a la literatura y a todas las actividades humanas. Es verdad que las redes sociales han difundido a algunos poetas que tienen muchos seguidores y que son influencers de la poes¨ªa que a¨²n no se han ido a Andorra. Pero ese enriquecimiento es cosa del futuro, porque hasta ahora la poes¨ªa no ha enriquecido a nadie. Pero es cierto que las redes sociales y las nuevas tecnolog¨ªas han ayudado a diluir la idea del libro y a que prolifere otro tipo de distribuci¨®n de la poes¨ªa.
P. En los a?os en que usted era el m¨¢s joven de los poetas que se sentaban en el Caf¨¦ Gij¨®n, hizo aqu¨ª m¨¢s popular a Borges. ?Qu¨¦ fue para usted?
R. Soy un converso a Borges. A los 17 a?os, en Buenos Aires, mi coraz¨®n estaba en La Habana, con Cabrera Infante, y mi escritor favorito no era Borges, era Cort¨¢zar. Mis compa?eros consideraban a Borges un escritor de derechas, extranjerizante por su anglofilia. En Espa?a me libr¨¦ de esas presiones. Cuando volv¨ª a Argentina, en 1968, para hacer el servicio militar, me dediqu¨¦ a perseguir a Borges. Me inspiraba mucho respeto, no me atrev¨ªa a acercarme a ¨¦l, pero iba adonde supiera que estar¨ªa el maestro. Hasta que un d¨ªa me arm¨¦ de valent¨ªa y lo llam¨¦ por tel¨¦fono. Lo fui a ver a su casa, a desayunar. Luego lo sacaba a caminar por la calle Florida, lo acompa?aba a librer¨ªas¡ Y al volver a Espa?a me impuse la tarea de popularizar aqu¨ª su obra, que era muy poco conocida. Los poetas no lo le¨ªan y casi no se le consideraba como tal, sino m¨¢s como narrador. ?Una editorial importante public¨® una novela suya con una foto de autor de Eduardo Mallea! Y Borges es hoy el pan de cada d¨ªa en todas partes.
Babelia
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