Centenario de ¡®Ulises¡¯: gu¨ªa para no perderse con la obra maestra de James Joyce
Hoy, 2-2-22, se cumplen 100 a?os de la publicaci¨®n de la legendaria novela, una de las m¨¢s complejas de la literatura moderna
El Ulises cuenta la historia de un d¨ªa en la vida de Dubl¨ªn, el 16 de junio de 1904, fecha en la que James Joyce dio un memorable paseo por la ciudad, dando comienzo a su relaci¨®n con Nora Barnacle, con quien compartir¨ªa el resto de su vida. Joyce era enemigo ac¨¦rrimo del matrimonio y no pod¨ªa soportar el provincianismo de Irlanda ni la influencia de la Iglesia cat¨®lica.
Huy¨® de su Dubl¨ªn natal con Nora, refugi¨¢ndose en diversas ciudades de Europa. Escribi¨® el Ulises en Trieste, Zurich y Par¨ªs entre 1914 y 1921. En su opini¨®n, todo escritor alberga en s¨ª una ¨²nica novela que publica en entregas sucesivas a lo largo de su vida. La novela ¨²nica de Joyce consta de tres partes perfectamente diferenciadas, el Retrato del artista adolescente, el Ulises y Finnegans Wake. Una firme l¨ªnea de continuidad une a estas obras, mostrando la evoluci¨®n de la prosa de Joyce, que va de la luminosa precisi¨®n del Retrato al magma incandescente de Finnegans Wake, obra a la que dedic¨® 17 a?os de su vida.
La estructura del Ulises tiene su origen en la huella que dej¨® en Joyce la lectura de Las aventuras de Ulises, novela juvenil de Charles Lamb, que cay¨® en sus manos cuando ten¨ªa 12 a?os. Despu¨¦s de publicada la novela, el autor perge?¨® una tabla de correspondencias entre los cap¨ªtulos del Ulises y diversos episodios de la Odisea. Aunque despu¨¦s minimiz¨® su importancia, las referencias al poema hom¨¦rico se deben tener en cuenta. Hay tres personajes centrales, Leopold Bloom, de 38 a?os, agente publicitario de origen jud¨ªo; su mujer, Molly, cantante de ¨®pera, de 33 a?os, y Stephen Dedalus, artista y escritor, de 22. Sus equivalentes en el plano m¨ªtico son Ulises, Pen¨¦lope, su mujer, y Tel¨¦maco, su hijo.
La novela se divide en tres partes. La primera, o Telemaquiada, da cuenta de las actividades matutinas de Dedalus, protagonista del Retrato del artista adolescente. En la segunda, Andanzas de Odiseo, se refieren las peripecias de Leopold Bloom por Dubl¨ªn. La tercera, Nostos o El regreso a ?taca, marca el retorno de Bloom a Eccles Street, acompa?ado de Dedalus y culmina con el apote¨®sico mon¨®logo de Molly Bloom.
M¨¢s que de argumento habr¨ªa que hablar de una multiplicidad de acciones que se entrecruzan y ramifican a lo largo de las 18 horas que dura la novela. El n¨²mero de personajes secundarios es delirante. La acci¨®n comienza a las 8 de la ma?ana en dos cap¨ªtulos distintos de la novela, uno en la Torre Martello, en Sandycove, en las afueras de Dubl¨ªn, y otro en el domicilio conyugal de Bloom. Joyce invent¨® una t¨¦cnica narrativa propia para cada cap¨ªtulo, de modo que cabe hablar de dieciocho unidades novel¨ªsticas distintas. Solo el primer cap¨ªtulo de cada secci¨®n se sirve de la t¨¦cnica convencionalmente conocida como narraci¨®n. Los dos cap¨ªtulos adicionales de los segmentos inicial y final de la novela recurren a t¨¦cnicas que Joyce bautiz¨® como catecismo y mon¨®logo, ambos hallazgos asombrosos.
La t¨¦cnica llamada catecismo es un mecanismo narrativo que se sirve de preguntas y respuestas que mueven con extraordinaria agilidad el texto. En cuanto al llamado mon¨®logo interior, se trata de la mayor aportaci¨®n de Joyce al arte de narrar. El autor deja que los pensamientos de los personajes fluyan sin ning¨²n control externo. El mon¨®logo de Molly Bloom, que ocupa el cap¨ªtulo final de la novela, consta de ocho frases largu¨ªsimas que carecen por completo de puntuaci¨®n. De una belleza sublime, este segmento est¨¢ considerado una de las cumbres de la literatura universal. El cuerpo central de la novela consta de 12 cap¨ªtulos, a cual m¨¢s audaz.
A la narraci¨®n que abre el primero sigue un desfile delirante de estilos, idiosincr¨¢ticamente designados por su autor como narcisismo, incubismo, entim¨¦mica, perist¨¢ltica, dial¨¦ctica, laberinto, fuga, gigantismo, (de)tumescencia, desarrollo embrionario y alucinaci¨®n. Tras cada uno de ellos se encierra un universo propio. Dentro del laberinto que es el Ulises operan solapados nueve sistemas de referencia que remiten respectivamente a un episodio de la Odisea, una disciplina art¨ªstica o cient¨ªfica, un s¨ªmbolo, un ¨®rgano del cuerpo humano, un color, una t¨¦cnica estil¨ªstica, un lugar de Dubl¨ªn, y una hora del d¨ªa. Para Joyce su novela era un organismo dotado de v¨ªsceras, nervios, m¨²sculos y fluidos lo cual le hizo asignar a sus fragmentos elementos anat¨®micos como el ¨²tero, el esqueleto, carne, sangre, ¨®rganos genitales y aparato locomotor.
Texto infinitamente el¨¢stico y proteico, en el Ulises, el r¨ªo de la lengua reproduce el flujo incesante de la vida, dando cuenta tanto de los sucesos del mundo exterior como de las evoluciones y fluctuaciones del cuerpo y de la mente. Por encima de todo, el verdadero protagonista del Ulises es el lenguaje, que Joyce maneja a su capricho. Hay tramos que pueden resultar agotadores o intransitables, pero son imprescindibles. Con frecuencia la prosa destella con una fuerza, precisi¨®n, belleza y lirismo que cortan la respiraci¨®n. El texto le confiere gran importancia a las cuestiones de orden f¨®nico. Estamos ante una novela cuyo lenguaje en muchos momentos es, para utilizar una expresi¨®n de Ezra Pound, ¡°poes¨ªa al borde de la m¨²sica¡±. Para Edmund Wilson el componente musical de la novela ten¨ªa m¨¢s peso que el narrativo. Ernst Robert Curtius aconsejaba leer el Ulises como si se tuviera delante una partitura, lo cual se ajusta perfectamente a la experiencia que supone afrontar un texto as¨ª: no es necesario saber descifrarla para sentir la grandeza de la m¨²sica.
Cinco traducciones del 'Ulises'
Hay cinco traducciones del 'Ulises' al castellano, realizadas respectivamente por José Salas Subirat (Rueda, 1945 /recuperada en 2022 por Galaxia Gutenberg con ilustraciones de Eduardo Arroyo), José María Valverde (Lumen, 1976 / revisada por Andreu Jaume en 2022), Francisco García Tortosa y María Luisa Venegas (Cátedra, 1999), Marcelo Zabaloy (Cuenco de plata, 2015) y Rolando Costa Picazo (Edhasa, 2015). Todas han sido revisadas y puestas al día con motivo del centenario. Todas tienen un elevado nivel de calidad y solvencia, de modo que no favorezco ninguna sobre las demás. Hay tres traducciones al catalán. La de Joaquim Mallafré (Leteradura, 1982) ha sido muy bien recibida. La más reciente es la de Carles Llorach-Freixes (Funambulista, 2018). En 1966 Joan Francesc Vidal completó una que permanece inédita.
Babelia
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