Kent State 1970: una masacre en el coraz¨®n de Estados Unidos
El veterano ilustrador Derf Backderf utiliza el c¨®mic documental para retratar un clima de violencia y represi¨®n contra toda una generaci¨®n de estudiantes
El 4 de mayo de 1970 a las 12.24 en la universidad estatal de Kent, Estados Unidos, durante 13 segundos se paraliz¨® el tiempo. Pasado ese breve momento, los estudiantes Allison Krause, Jeffrey Miller, Sandra Scheuer y William Schroeder no volver¨ªan a respirar, acababan de morir bajo las balas disparadas a discreci¨®n por la Guardia Nacional. Adem¨¢s, otros nueve alumnos resultaron heridos. Desde ese instante, la vida de cientos de estudiantes que presenciaron lo ocurrido se ti?¨® de sangre, nada volver¨ªa a ser igual. El campus de Kent, como muchas universidades y ciudades del pa¨ªs, llevaba varios d¨ªas agitado por las protestas contra la invasi¨®n de Camboya en la guerra de Vietnam. Nixon hab¨ªa mentido, la guerra en el Sudeste asi¨¢tico, lejos de terminarse, se extend¨ªa. Las esperanzas de muchos ciudadanos para retirarse de un conflicto que estaba desangrando un pa¨ªs lejano y a una generaci¨®n de j¨®venes estadounidenses se dilapidaban, la guerra de Vietnam se prolongar¨ªa cinco a?os m¨¢s.
La historia de lo ocurrido en la segunda universidad m¨¢s importante del estado de Ohio la cuenta el veterano ilustrador Derf Backderf en Kent State (Astiberri, 2022) utilizando el g¨¦nero de c¨®mic documental para narrar lo sucedido aquella ma?ana y los d¨ªas anteriores. Backderf sostiene que los m¨¦todos de represi¨®n usados actualmente en muchos pa¨ªses son ¡°el legado¡± de lo ocurrido aquella jornada sangrienta: ¡°Hoy en d¨ªa los soldados y la polic¨ªa tienen chalecos antibalas, una gran variedad de gases, veh¨ªculos especiales, ca?ones de sonido, etc. No ten¨ªan nada de eso en 1970. Solo ten¨ªan gases lacrim¨®genos, bayonetas y, como ¨²ltimo recurso, balas. Y ese armamento se ha exportado a pa¨ªses de todo el mundo, supongo que tambi¨¦n a Espa?a¡±.
Backderf a?ade al final de la novela gr¨¢fica las fuentes y referencias que emplea. Lo hace fiel a la atm¨®sfera de la ¨¦poca y con una narrativa de reportaje de investigaci¨®n riguroso, centrado en las vidas de las v¨ªctimas de aquella descarga de balas. El autor es tajante en las respuestas que env¨ªa por correo electr¨®nico: ¡°Pas¨¦ mucho tiempo investigando las im¨¢genes para el libro¡ la moda, el campus, la ciudad. Kent State es una obra de ¨¦poca y ten¨ªa que conseguir plasmar ese periodo de manera correcta¡±. Lo consigue de manera magistral en un ¨¢lbum que adem¨¢s es un ejemplo de periodismo. El autor bucea en los fondos de archivos y acude a los protagonistas de la noticia: ¡°Hay que ser minucioso. Por suerte, la universidad estatal de Kent tiene un enorme archivo fotogr¨¢fico. Hubo desaf¨ªos, porque la fotograf¨ªa era mucho m¨¢s primitiva en 1970. No hab¨ªa miles de millones de fotos de iPhone como hoy¡±.
Backderf, que naci¨® en 1959 en Ohio, presenta un trabajo de memoria y denuncia conectada con la actualidad. En 1970, las protestas contra la pol¨ªtica de Nixon estaban en su punto ¨¢lgido. Una parte de la prensa y de la clase pol¨ªtica agitaba el fantasma de la ¡°invasi¨®n comunista¡± y ¡°el enemigo interno¡± mientras miraba para otro lado cuando hab¨ªa que hablar de derechos civiles en el jard¨ªn de su casa. En Vietnam mor¨ªan miles de j¨®venes, la mayor¨ªa provenientes de las zonas m¨¢s empobrecidas, en un conflicto en el que las tropas que iban a luchar no sab¨ªan muy bien contra qu¨¦ lo hac¨ªan mientras en su pa¨ªs reinaba la segregaci¨®n y el racismo. ¡°Los medios de comunicaci¨®n no simpatizaban con los manifestantes contra la guerra, ni con la juventud en general. Las generaciones estaban realmente enfrentadas entonces¡±, cuenta Backderf. Los ¨¢nimos, adem¨¢s, se hab¨ªan inflamado porque a partir de 1970 el reclutamiento militar era forzoso para los j¨®venes varones, algo que no hab¨ªa ocurrido en guerras anteriores y que no volver¨ªa a suceder. Un sistema del que se libraban aquellas familias con contactos en las altas esferas.
Operativos secretos
El expresidente Donald Trump logr¨® cuatro pr¨®rrogas de estudio y luego una sospechosa dispensa m¨¦dica por tener ¡°espolones ¨®seos en los talones¡±. Para el autor, el papel de los medios de comunicaci¨®n es fundamental en este tipo de contextos: ¡°Los medios de comunicaci¨®n desenmascararon y derribaron a Nixon. Pero ya no tienen ese poder, de lo contrario Trump habr¨ªa salido esposado de la Casa Blanca. La mayor¨ªa de los medios actuales est¨¢n secuestrados por partidos pol¨ªticos. Queda muy poca prensa independiente¡±. Backderf pone el acento en la actualidad de su pa¨ªs con desesperanza: ¡°Hemos evitado por poco un golpe de Estado aqu¨ª en Estados Unidos, porque los militares se negaron a involucrarse en el intento desesperado de Trump por mantenerse en el poder. Pero no tengo esperanzas de que tengamos esa suerte la pr¨®xima vez¡±.
Precisamente lo ocurrido en Kent lo describe un personaje como un ¡°golpe de Estado¡± dentro de un campus universitario: una ocupaci¨®n militar con los derechos civiles restringidos; toque de queda nocturno; prohibici¨®n de juntarse m¨¢s de dos personas, e impunidad por parte de las fuerzas del orden. Uno de los elementos que sobrevuelan todo el relato es la infiltraci¨®n de agentes en los ambientes universitarios. En un momento del libro se apunta: ¡°Una gran pregunta sin respuesta sobre Kent State es cu¨¢ntos operativos secretos, fueran infiltrados, informantes o agentes provocadores, estuvieron involucrados en los sucesos de ese fin de semana, trabajando no solo para las fuerzas del orden locales y estatales, sino tambi¨¦n para el FBI, la CIA y la inteligencia militar¡±.
Un asunto peliagudo que sobrevuela la pol¨ªtica estadounidense desde la ¨¦poca del macartismo: muchas veces los que tiraban c¨®cteles molotov o piedras con pinta hippy eran agentes infiltrados. Para Backderf: ¡°La presidencia de Nixon fue, lo sabemos ahora, b¨¢sicamente un golpe de Estado. Una vez en el poder, destruy¨® a sus enemigos con ayuda de la CIA y el FBI. Lo hizo durante tres a?os, hasta que los medios de comunicaci¨®n descubrieron las actividades ilegales del FBI. Usar la polic¨ªa secreta para aplastar a la oposici¨®n no es un comportamiento democr¨¢tico. Lamentablemente, la mayor¨ªa de esas actividades, que eran flagrantemente ilegales durante la guerra de Vietnam, ahora son perfectamente legales gracias a las leyes aprobadas despu¨¦s de los atentados en Nueva York del 11 de septiembre¡±.
V¨ªctimas sin justicia
Kent State se suma al carro del pujante cómic documental, que está revitalizando el periodismo de campo. El libro da voz a las víctimas cinco décadas después de aquellos acontecimientos. Según Backderf, “los estudiantes de 1970 que entrevisté estaban muy agradecidos de que hiciera el libro. Durante 50 años, lo único que querían era que se les escuchara”, y añade: “La Guardia Nacional fue el agresor ese día, no los estudiantes. No había ninguna razón para que abrieran fuego contra una multitud de 500 estudiantes, la mayoría de los cuales se dirigían a clase. El gobierno destruyó pruebas, y los políticos y soldados mintieron a los periodistas, los investigadores, y más tarde bajo juramento en los tribunales. Ninguno de ellos pagó nunca por matar a cuatro estudiantes y disparar a otros nueve”.
Babelia
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