Escribir la vida: c¨®mo cambi¨® Annie Ernaux la literatura francesa
Los autores que han buscado una tercera v¨ªa entre realidad y ficci¨®n, como Emmanuel Carr¨¨re, Virginie Despentes o ?douard Louis, llevan a?os reivindicando a la ganadora del Nobel de Literatura
La joven Annie Ernaux ley¨®, como todos los letraheridos con cuello alto de su generaci¨®n, a Jean-Paul Sartre y a Simone de Beauvoir. Del primero, le marc¨® La n¨¢usea, que descubri¨® a los 16 a?os. Y de Beauvoir, El segundo sexo le cambi¨® la vida en el tramo final de la adolescencia: por su an¨¢lisis de la condici¨®n artificial del g¨¦nero, poco menos que un disfraz impuesto culturalmente, y tambi¨¦n por la personalidad de su autora, activista feminista y de izquierdas que no sol¨ªa callarse sus verdades. Cuando debut¨® en la narrativa en 1974, lo hizo mientras el nouveau roman daba sus ¨²ltimos coletazos. En la d¨¦cada siguiente, la flamante ganadora del Premio Nobel de Literatura se fue alejando de sus postulados, hasta el punto de abandonar la ficci¨®n o por lo menos de distanciarse de ella.
No era la ¨²nica autora en esa transici¨®n. Entonces lo empezaban a llamar autoficci¨®n, neologismo inventado por el escritor y cr¨ªtico Serge Doubrovsky en 1977 para describir su novela Hijo, si bien otros autores, como Michel Butor, han reivindicado la autor¨ªa de ese t¨¦rmino, que en un sentido no estricto cuenta con precedentes tan ilustres como Marcel Proust. Se defini¨® como una mutaci¨®n de la autobiograf¨ªa, que a lo largo del siglo XX se habr¨ªa ido convirtiendo en un h¨ªbrido entre la descripci¨®n de la vida ¨ªntima y las t¨¦cnicas de la novela, muchas veces en nombre de una introspecci¨®n emparentada con el psicoan¨¢lisis. La autobiograf¨ªa como follet¨ªn, lo vivido como puesta en escena. En los ochenta, este subg¨¦nero se volvi¨® omnipresente. La obra tard¨ªa de Marguerite Dumas est¨¢ escrita bajo su influjo y tambi¨¦n se enmarcan en ¨¦l exponentes tan diversos como el trabajo art¨ªstico de Sophie Calle, los relatos de Herv¨¦ Guibert o los superventas de Christine Angot, quien narr¨® en clave autoficticia, ya en los noventa, experiencias como el incesto del que fue v¨ªctima.
La obra de Ernaux fue por un carril paralelo. El lugar (1984), que escribi¨® tras la muerte de su padre, un tendero normando de condici¨®n muy humilde, marc¨® una ruptura. ¡°Utilizar la ficci¨®n era una especie de traici¨®n. Sent¨ª que no ten¨ªa derecho a transformar su experiencia real en una novela. Su fallecimiento fue brutal. Muri¨® cuando yo ten¨ªa 26 a?os, me hab¨ªa casado con un hombre de otra clase social y me hab¨ªa distanciado del n¨²cleo familiar. Con su muerte, despert¨® mi conciencia de clase, que hasta entonces hab¨ªa logrado reprimir¡±, afirmaba Ernaux en esta entrevista de 2016. Con ese libro gan¨® el Renaudot, uno de los pocos premios que obtuvo antes de este reciente ciclo de reconocimiento, y logr¨® que se reeditaran algunas de sus obras anteriores cuando Bernard Pivot la invit¨® a participar en aquella tertulia televisada que era Apostrophes.
Sus libros no gustaban a la cr¨ªtica m¨¢s elitista, que nunca los consider¨® alta literatura por el hecho de describir experiencias cotidianas, descarnadas y, sobre todo, muy femeninas: el desgarro de un aborto clandestino, la frustraci¨®n que conllevan los cuidados, los traumas del abuso sexual, el redescubrimiento de la pasi¨®n. Pero marcaron a toda una generaci¨®n de escritores, mujeres como hombres, que nunca hab¨ªan le¨ªdo nada igual. M¨¢s que sus coet¨¢neos, la reivindicaron las generaciones posteriores, que no vieron en sus libros el trabajo de una narcisista que relataba menudencias, sino un retablo sociol¨®gico que trascend¨ªa toda tentaci¨®n egoc¨¦ntrica. En realidad, a Ernaux no le gusta nada hablar de autoficci¨®n. Prefiere decir que se dedica a ¡°escribir la vida¡±.
¡°Es la primera vez que siento algo al enterarme del ganador del Nobel. La leo desde peque?a¡±, afirma Virginie Despentes, una de sus sucesoras
Para los autores que buscaron una tercera v¨ªa entre realidad y ficci¨®n, Ernaux es una referencia ineludible, reivindicada sin complejos desde la publicaci¨®n de Los a?os (2008). Los libros de Virginie Despentes, que a¨²nan relato novelesco, ambici¨®n sociol¨®gica y comentario feminista, son uno de los mejores ejemplos de ello. ¡°Es la primera vez que siento algo al enterarme del ganador del Nobel. La leo desde peque?a y representa algo importante en el paisaje franc¨¦s¡±, declar¨® Despentes el jueves a France Info. ¡°Durante mucho tiempo no fue celebrada. Es el prototipo de autora que nos gusta menospreciar en Francia porque es una escritora muy humilde, es una personalidad de izquierda y siempre ha escrito desde su punto de vista de mujer¡±. Los ¨²ltimos exponentes de la autoficci¨®n femenina con tintes sociales que han despuntado en Francia, de Constance Debr¨¦ a Fatima Daas, seguramente no existir¨ªan sin el precedente que supone su obra.
Emmanuel Carr¨¨re, otro autor de artefactos h¨ªbridos en primera persona, tambi¨¦n la ha defendido con ardor. ¡°Es una de esos autores que siempre hablan de lo mismo, que es lo que suelen hacer los mejores¡±, dec¨ªa a EL PA?S en 2019. ¡°El caf¨¦ de sus padres en Lillebonne, en Normand¨ªa, se ha convertido en un lugar literario m¨ªtico, no exactamente como el Combray de Proust, pero tampoco muy alejado de ¨¦l. Cuando public¨® Los a?os, con esa simplicidad solemne y esa majestuosidad desgarradora, nos dimos cuenta de que se hab¨ªa convertido en un cl¨¢sico. Ni siquiera sus lectores m¨¢s fieles lo vimos venir¡±.
El fil¨®sofo y soci¨®logo Didier Eribon la us¨® como modelo para escribir la extraordinaria Regreso a Reims, tambi¨¦n situada entre la autobiograf¨ªa y el ensayo ¡ªe influida por la noci¨®n, puramente ernauxiana, de verg¨¹enza de clase¡ª, y reaccion¨® este jueves al premio en su cuenta de Instagram: ¡°Sus libros, tan bellos y poderosos, han dado una voz a las clases dominadas, a la emancipaci¨®n de las mujeres. Ha sido para m¨ª una referencia y una fuente de inspiraci¨®n¡±. De la misma forma, su disc¨ªpulo ?douard Louis, el jovenc¨ªsimo autor de Para acabar con Eddy Bellegueule, considera que Ernaux ha supuesto ¡°una transformaci¨®n del campo literario¡± y ha inventado ¡°una nueva manera de escribir¡±. ¡°Los autores que m¨¢s admiro son aquellos que han sido atacados con mayor violencia. Ernaux forma parte de ellos. Durante mucho tiempo se dijo que contaba historias de se?orona y que har¨ªa mejor en dejarlo correr¡±, nos dijo en 2019. Hace unos a?os, Louis colg¨® en sus redes una foto con Eribon y Ernaux en la feria de Fr¨¢ncfort. En Facebook, iba acompa?ada de esta inscripci¨®n: ¡°Pap¨¢ y mam¨¢¡±.
Una de las mayores revelaciones de la literatura francesa de los ¨²ltimos a?os, el novelista Nicolas Mathieu, que gan¨® el Goncourt en 2018 con Sus hijos despu¨¦s de ellos, tambi¨¦n la tom¨® como ejemplo para escribir esa novela autobiogr¨¢fica sobre su juventud en plena decadencia industrial de la regi¨®n de la Lorena en los noventa. ¡°Encontr¨¦ en sus libros las palabras que designaban con exactitud la realidad que yo viv¨ªa a t¨ªtulo personal: el destino de un tr¨¢nsfuga de clase y las deudas y las verg¨¹enzas que luego pesar¨¢n en su trayectoria¡±, afirma. ¡°Ernaux es un ejemplo de probidad. Como tantos otros, pero mejor que muchos, ha despojado la escritura de su atuendo ceremonial, de sus man¨ªas de prestidigitador. Ella fue a buscar la herida, el hueso. Y yo le envidio esa rigidez¡±.
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