Barbara Rosenwein, pionera en el estudio de las emociones: ¡°La tecnolog¨ªa intensificar¨¢ las fantas¨ªas del amor¡±
La medievalista presenta su libro ¡®Amor. Una historia en cinco fantas¨ªas¡¯
Barbara Rosenwein (Chicago, 77 a?os) espera sentada en la butaca de una amplia sala de la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde coincidieron intelectuales espa?oles que, como Lorca, Bu?uel o Dal¨ª, dieron forma a las vanguardias m¨¢s importantes de su pa¨ªs. Rosenwein, catedr¨¢tica de estudios medievales, es otra pionera: en su caso, en el estudio de las emociones en la historia. Empez¨® su investigaci¨®n con un tratado sobre las comunidades emocionales de la Edad Media que escribi¨® en 2006 y este oto?o ha publicado un nuevo ensayo en el que disecciona c¨®mo se ha vivido el amor en la cultura occidental desde la Antig¨¹edad hasta nuestros tiempos.
Titulado Amor. Una historia en cinco fantas¨ªas y traducido al espa?ol por Alianza Editorial, la relaci¨®n entre Ulises y Pen¨¦lope funciona como hilo conductor del libro, en el que Rosenwein argumenta que el ser humano define y perfila el concepto de amor a trav¨¦s de narraciones, que ella llama ¡°fantas¨ªas¡±. La autora las clasifica en cinco, ilustradas por cl¨¢sicos de la literatura, historias reales, pel¨ªculas y canciones: el amor como uni¨®n entre afines, como el que vivieron los escritores franceses Montaigne y La Bo¨¦tie; el amor como una manera de trascender, que el abad Bernardo de Claraval practic¨® para acercarse a Dios a trav¨¦s de la mortificaci¨®n personal; el amor como contrato que implica ciertas obligaciones, como la de sustentar a la familia para los hombres y criar hijos en el hogar para las mujeres durante en la Roma antigua; el amor como anhelo obsesivo, que el joven Werther sent¨ªa por Charlotte y que no pudo soportar m¨¢s; y el amor como deseo insaciable, que personifica el mito del Don Juan.
Pregunta. En este libro no se plantea explicar lo que es el amor, sino lo que fue. ?Por qu¨¦?
Respuesta. Esa es la clave de la cuesti¨®n. ?Qui¨¦n soy yo para decir lo que son las cosas? No tengo ni idea de lo que es el amor. Adem¨¢s, soy una criatura del pasado. Pero creo que los psic¨®logos no tienen en cuenta la larga historia de sentimientos en la que estamos inmersos. As¨ª que lo que hacen es decir que los padres y el entorno nos ense?an sobre las emociones. Y es verdad que, cuando un beb¨¦ nace, no llega diciendo: ¡°Mam¨¢, te quiero¡±, sino que llora. La madre lo mece, lo arropa, le canta y le dice: ¡°Mam¨¢ te quiere¡±. Hasta que los sentimientos internos y externos que recibe el beb¨¦ empiezan a tener cierta coherencia con esa palabra. Despu¨¦s van a la escuela, hacen amigos ¡ªque no tienen necesariamente las mismas experiencias vitales que ellos¡ª y aprenden de ellos. En la adolescencia, se besan y se cogen de la mano. Y tambi¨¦n absorben los mensajes del amor que ven en la televisi¨®n, que escuchan en las canciones populares y que leen¡ Pero nuestra familia, los amigos que nos influyen y la televisi¨®n sacan historias del pasado, de las cuales derivan ideas, normas y valores del pasado. Eso es lo que creo que los historiadores podemos a?adir al hablar de lo que fue el amor en nuestra civilizaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ nos aporta saber c¨®mo am¨¢bamos en el pasado?
R. Nos permite ponernos a prueba a nosotros y a nuestros sentimientos frente a las muchas fantas¨ªas sobre el amor que han existido en sus diferentes formas. Y pensar en c¨®mo nos ha formado el amor y qu¨¦ queremos de ¨¦l. Y para sacudir las ideas hechas de lo que siempre hemos cre¨ªdo que es el verdadero amor, para darnos cuenta de que existen muchas clases.
P. El libro est¨¢ dividido en cinco cap¨ªtulos y en cada uno explora una ¡°fantas¨ªa¡± distinta de c¨®mo se ha entendido el amor desde la Antig¨¹edad. ?Por qu¨¦ necesitamos esas fantas¨ªas?
R. Todas las culturas necesitan narrativas en las que incrustar sentimientos que son demasiado dispares, ca¨®ticos e inexplicables. En el libro presento algunas de las historias m¨¢s largas y duraderas de la civilizaci¨®n occidental. Tengo nietos que juegan con mu?ecos y los usan para crear historias sobre la escuela, la maestra, cosas cotidianas para ellos. Esto es una forma de contener y dar sentido a sentimientos que de otra manera no podr¨ªan manejar. Los adultos seguimos haci¨¦ndolo a trav¨¦s de nuestros sue?os y del arte.
P. En el libro explora la evoluci¨®n de las cinco grandes fantas¨ªas que han impulsado el amor a lo largo de la historia: la uni¨®n entre afines, la b¨²squeda de la trascendencia, la entrega desinteresada, el anhelo obsesivo y el deseo insaciable. ?Hay alguna otra que le hubiera gustado incluir?
R. Encontr¨¦ alguna otra, como la de enamorarse de una persona que morir¨¢. En la novela de Stendhal Rojo y Negro, Mathilde de La Mole, una de las mujeres con quien se junta Julien, el protagonista, aspira a que su amor corra la misma suerte que el de la reina Margarita de Navarra, cuyo amante fue decapitado. Esta fantas¨ªa es extremadamente idiosincr¨¢tica, pero no fue duradera.
P. ?Cree que todas esas fantas¨ªas se engloban hoy en la categor¨ªa del ¡°amor rom¨¢ntico¡±?
R. No necesariamente. Algunas de estas fantas¨ªas, como la de la obligaci¨®n en el amor o la de la trascendencia, se pueden aplicar hoy al amor de los padres por los hijos. El fil¨®sofo Simon May dice que la nueva forma de trascender a trav¨¦s del amor es a trav¨¦s de los hijos, a los que antes educ¨¢bamos para que temieran a Dios. Hoy los educamos para que sean felices con ellos mismos y no los forzamos a que estudien Medicina o Derecho. May argumenta que ahora amamos a nuestros hijos incondicionalmente, como antes hac¨ªamos con Dios. Aunque creo que el amor rom¨¢ntico tiende a ser lo primero que pensamos cuando o¨ªmos la palabra, no es la ¨²nica manera de querer.
P. ?Cree que habr¨¢ nuevas fantas¨ªas sobre el amor en el futuro o que alguna de estas desaparecer¨¢?
R. Espero que esas fantas¨ªas permanezcan y sean elaboradas de nuevas maneras. Tambi¨¦n creo que, debido a la globalizaci¨®n, las nuevas fantas¨ªas derivadas de otras culturas se injertar¨¢n en una especie de nuevo conjunto globalizado de fantas¨ªas. Hasta ahora, lo que veo que ocurre es que la visi¨®n occidental domina en otros lugares, pero esto puede cambiar, y probablemente ya lo est¨¦ haciendo.
P. En el libro menciona que las mujeres tuvieron un papel secundario a la hora de definir y contar estas fantas¨ªas. ?Opina que esto est¨¢ cambiando?
R. S¨ª, aunque he tratado de sugerir que las mujeres ya fueron muy influyentes en las ideas del amor de las que hablo, pero que no se mencionan o que las hemos pasado por alto. Me llam¨® particularmente la atenci¨®n el hecho de que Plat¨®n en El banquete introduce la noci¨®n de la ¡°escalera del amor¡± a trav¨¦s del personaje de Diotima, una mujer. Creo que ellas han sido muy importantes en la elaboraci¨®n de las fantas¨ªas del amor en Occidente, y ahora estamos obligados a reconocerlo.
P. Dice en el libro que la idea de que el amor no tiene obligaciones es un mito. ?Por qu¨¦?
R. Hasta hace muy poco tiempo se aceptaba que las obligaciones ven¨ªan con el amor. Y de hecho, el amor mismo era una obligaci¨®n seg¨²n Pseudo Pablo, el autor de Ep¨ªstola a los Efesios. ?l escribi¨®: ¡°Maridos, amad a vuestras esposas¡±. Pero en la d¨¦cada de 1960 se populariza la idea de que lo ¨²nico que se necesita en el amor es amor, con una canci¨®n de los Beatles, All You Need Is Love. Y quiz¨¢ me pongo un poco moralista, pero pienso que es una locura. ?C¨®mo puedes tener una relaci¨®n a largo plazo en la que nunca tienes que pedirle nada a tu pareja porque lo har¨¢ todo espont¨¢neamente porque te quiere? La gente que dice eso tiene amnesia hist¨®rica.
P. ?C¨®mo va a afectar la tecnolog¨ªa a las fantas¨ªas del amor?
R. Yo creo que las intensificar¨¢ y acelerar¨¢ las cosas. Con las aplicaciones de citas, mucha gente cree que conoce a personas perfectas. ¡°?l me escribe y me manda besos cada dos minutos. Es ideal¡±, piensan. Y esa es la fantas¨ªa de que esa persona est¨¢ obsesivamente enamorada, del amor a primera vista. Y esto produce sue?os y expectativas muy intensas. Creo que reconocer que es una narrativa y que no necesitamos estar encerrados en ella podr¨ªa ser ¨²til.
P. ?Y las aplicaciones que se usan para tener relaciones sexuales espor¨¢dicas sin compromiso?
R. En ese caso es una fantas¨ªa diferente, la de tener sexo y nada m¨¢s. Me pregunto si los seres humanos somos realmente capaces de disociar totalmente una experiencia f¨ªsica del amor. Puede que s¨ª, yo no voy a decirle a nadie lo que siente.
P. En el espectro opuesto est¨¢ la tendencia al mindfulness, a quererse a s¨ª mismo y a ser autosuficiente. ?C¨®mo afecta eso al amor?
R. Vivimos una especie de momento de aceptaci¨®n de uno mismo. Hablo en el libro de una mujer que ley¨® sus propios votos para casarse consigo misma, el v¨ªdeo est¨¢ en YouTube. No s¨¦ si esa mujer ha renunciado entonces a todas las nociones rom¨¢nticas o sexuales. Pero lo que ha buscado en este matrimonio es darse dignidad. Si eso le ayuda, tal vez sea una buena idea para ella. No lo condeno en absoluto.
P. ?Por qu¨¦ decidi¨® estudiar la historia de las emociones?
R. Escuch¨¦ a los historiadores decir cosas sobre la gente de la Edad Media que me escandalizaron, como que sus emociones estaban fuera de control, que eran impulsivos, que no experimentaban emociones sensibles como el amor. Me parec¨ªa tan err¨®neo¡ Y pens¨¦: ¡°Eso no es cierto. Y alguien tiene que demostrar que no es as¨ª¡±.
Babelia
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