Un consolador romano de hace 2.000 a?os, el ¨²ltimo tesoro del muro de Adriano

El emperador Adriano (76-138 d. C.) orden¨® construir en el a?o 122 un gigantesco sistema defensivo en el norte de la provincia de Britania para protegerla de los belicosos pictos y extender el dominio de Roma por la isla con m¨¢s seguridad. Es lo que se conoce como muro de Adriano, un impresionante complejo militar que inclu¨ªa una muralla de 117 kil¨®metros protegida por fosos, castillos con tropas permanentes, fuertes para la caballer¨ªa e infanter¨ªa, una v¨ªa para los movimientos internos y enormes puertas. De entre todas estas construcciones, la m¨¢s conocida es el fuerte de Vindolanda, excavado desde los a?os 30 del siglo pasado, y en cuyo vertedero perif¨¦rico se han hallado desde entonces numerosos objetos de la vida militar y social de sus moradores. Las tropas all¨ª acantonadas sol¨ªan vivir acompa?adas de sus c¨®nyuges. Uno de los ¨²ltimos elementos hallados ha sido un consolador de madera ¨Del primero que se conoce del mundo romano¨D y que inicialmente fue considerado una herramienta para zurcir. Pero los arque¨®logos de la Universidad de Cambridge Rob Collins y Rob Sand, en su informe Touch wood: luck, protection, power or pleasure? A wooden phallus from Vindolanda Roman fort (Tocar madera: ?suerte, protecci¨®n, poder o placer? Un falo de madera del fuerte romano de Vindolanda), lo desmienten y aseguran que se trata del consolador de 16 cent¨ªmetros de longitud de una mujer, posiblemente la esposa de un alto dirigente militar, que lo guardaba en su casa.

Recuerdan Collins y Sand, en su informe publicado el pasado lunes en la prestigiosa revista Antiquity, que las condiciones anaer¨®bicas de las zanjas donde los moradores del fuerte tiraban sus desechos han permitido ¡°conservar numerosos objetos org¨¢nicos, incluidas tablillas de escritura de madera y un par de guantes de boxeo de cuero¡±. Entre 1970 y 1980, por ejemplo, se encontraron m¨¢s de 500 tablillas de cera que conten¨ªan desde invitaciones a un cumplea?os a peticiones de env¨ªo de m¨¢s cerveza para los soldados.

En el mundo romano, las representaciones bidimensionales y tridimensionales de los penes resultaban muy corrientes. Pose¨ªan no solo una funci¨®n er¨®tica, sino tambi¨¦n m¨¢gica y apotropaica. Es relativamente sencillo descubrirlos en mosaicos, frescos, vajillas o paredes. La mayor parte fueron fabricados en metal, piedra, hueso y, ocasionalmente, en cer¨¢mica. Se han hallado fijados en los muros de edificios p¨²blicos y particulares, pero los m¨¢s numerosos eran los port¨¢tiles. Estos pod¨ªan llevarse en forma de pendientes o de colgantes, pero tambi¨¦n tambi¨¦n exist¨ªan con mango decorado.

Los consoladores port¨¢tiles grandes ¡°son raros de hallar, aunque cuando se encuentran, suelen estar hechos de piedra o de metal, ya que la madera se descompone f¨¢cilmente¡±, aseveran los expertos. Es decir, no es que no se fabricasen, es que no se localizan por la descomposici¨®n org¨¢nica. ¡°Pero en el caso del vertedero de Vindolanda no ha sido as¨ª. De hecho, se han encontrado mas de 2.000 objetos port¨¢tiles de madera, datados principalmente entre los siglos I y II d. C.¡±.

Este juguete er¨®tico, que ha sido registrado con el nombre de W-1992-1062, fue tallado en madera de fresno. Posee una base cil¨ªndrica ancha y su parte final representa el glande. De todas formas, las medidas exactas del artilugio no se pueden conocer, escriben los arque¨®logos de Cambridge, porque la ¡°madera es propensa a encogerse y deformarse y todas las medidas obtenidas son las actuales, por lo que posiblemente fuera m¨¢s grande¡±.

El conjunto militar de Vindolanda estaba formado por nueve construcciones de distintas dimensiones que fueron ocupadas entre finales del siglo I y mediados del V, aunque posiblemente fue reutilizado hasta el X. Su demolici¨®n sell¨® los profundos vertederos en forma de zanja que lo rodeaban y provocaron que se produjeran las condiciones perfectas para la conservaci¨®n de los objetos all¨ª arrojados. El consolador en cuesti¨®n ha sido fechado entre los a?os 165 y 200 d. C., lo que lo sit¨²a en el periodo del emperador Antonino, sucesor de Adriano. Adem¨¢s del dildo, en la misma zanja del basurero, se han hallado, entre otros elementos, 217 sandalias, 25 accesorios de belleza, 14 peines, 22 l¨¢pices para grabar en cera, ocho armas, cinco monedas y cuatro fichas de juego.

El informe de la Universidad de Cambridge recuerda que ¡°el uso repetido de objetos de madera puede da?ar o alisar sus superficies, dependiendo de la intensidad y frecuencia de la manipulaci¨®n y el tiempo de uso. Otros factores, como la transferencia de sebo de la piel durante la manipulaci¨®n, pueden provocar el pulido de las superficies¡±, tal y como es el caso. ¡°El mango del armaz¨®n, tambi¨¦n hecho de fresno, sugiere que el agarre repetido durante el movimiento de aserrado, combinado con los aceites de la piel, ha alisado la madera. La superficie tallada original del mango muestra signos de un efecto de pulido, la superficie retiene un brillo leve y se siente m¨¢s suave al tacto exactamente en el punto donde el agarre del usuario hab¨ªa sido m¨¢s fuerte¡±.

El nivel de conservaci¨®n del objeto es ¡°muy bueno¡±, lo que demuestra que no estuvo expuesto a los elementos¡±, sino que se guard¨® en el interior de una edificaci¨®n ¡°durante un per¨ªodo prolongado antes de ser arrojado¡± al vertedero. De todas formas, ¡°es posible que el falo de madera se haya colocado originalmente para sobresalir y brindar protecci¨®n a la entrada de uno de los edificios clave dentro del fuerte, como la casa del oficial al mando (praetorium) , el edificio del cuartel general (principia) o los graneros (horrea). Sin embargo, la falta de meteorizaci¨®n de la superficie sugiere que, si se us¨® de esa manera, el falo se mantuvo en el interior o en un lugar protegido, o al menos no se coloc¨® en una posici¨®n expuesta durante un per¨ªodo de tiempo apreciable¡±.

Los investigadores concluyen que, en virtud del desgaste, m¨¢s en su extremo que en los laterales, el consolador fue utilizado por una mujer para estimularse y no por un hombre, pero como sobre ese asunto ¡°no existe ninguna investigaci¨®n definitiva¡±, tampoco lo pueden demostrar.