El agosto en que Carmen Laforet cruz¨® el tel¨®n de acero
La autora de ¡®Nada¡¯ quiso conocer la Polonia comunista el verano de 1967 y viaj¨® acompa?ada de su amiga ¨ªntima Linka Babecka, esp¨ªa aliada, disidente antisovi¨¦tica, musa literaria y periodista
Carmen Laforet ilumin¨® con una novela s¨®rdida y transgresora la escena literaria de los a?os cuarenta. Nada fue un fen¨®meno ¨²nico: una mujer desconocida de solo 23 a?os escrib¨ªa con l¨ªnea clara una obra existencial que demol¨ªa los patrones femeninos, le conced¨ªan el Premio Nadal imponi¨¦ndose a un escritor que colaboraba con los nazis (el favorito, C¨¦sar Gonz¨¢lez-Ruano) y lograba un ¨¦xito arrollador, casi un anticipo del modelo pop. Todo suced¨ªa durante la instauraci¨®n a plomo de una dictadura nacionalcat¨®lica en plena posguerra espa?ola.
Laforet le dedic¨® Nada a Linka Babecka. Tiempo despu¨¦s, citando a D. H. Lawrence, escribi¨® que si existiera ¡°una amistad jurada m¨¢s profunda, m¨¢s fuerte, m¨¢s indestructible que el amor y el matrimonio¡±, ella la hab¨ªa encontrado en Babecka. Para construir el personaje de Ena se hab¨ªa inspirado en ella. Era una figura novelesca, aunque no la que cuenta Laforet en Nada. Nacida en Varsovia en 1922, pertenec¨ªa a una familia aristocr¨¢tica que hab¨ªa huido a comienzos de la Segunda Guerra Mundial de la doble invasi¨®n nazi y sovi¨¦tica de Polonia. Sol¨ªa recordar c¨®mo su madre en la fuga hab¨ªa abandonado una maleta en la v¨ªa p¨²blica para que subiera otra persona al coche. En el exilio espa?ol frecuentaba los c¨ªrculos intelectuales y fue la propia Babecka quien present¨® a Laforet a Manuel Cerezales, periodista y editor con olfato para reconocer el fil¨®n de la novela y recomendarle que la presentara a un premio que acababa de nacer en 1944, el Nadal. Tambi¨¦n trabaj¨® para los aliados en tareas de inteligencia y cooper¨® en operaciones clandestinas de evacuaci¨®n de soldados polacos. Su misi¨®n consist¨ªa en esconderlos en prost¨ªbulos para homosexuales en el Barrio Chino de Barcelona.
¡°En muchas ocasiones le acompa?aba Laforet¡±, dice la polit¨®loga polaca Ma?gorzata Mizerska-Wrotkowska, que en un simposio sobre relaciones culturales entre Espa?a y el mundo comunista durante la Guerra Fr¨ªa, organizado en Berna por la Sociedad Suiza de Musicolog¨ªa, arroj¨® luz sobre la amistad entre las dos mujeres. ¡°Era un lugar apropiado para la clandestinidad por su mala reputaci¨®n, pero poco seguro para ellas. Resulta curioso que Laforet omita siempre este episodio cuando cita sus a?os en Barcelona con Linka. Babecka fue arrestada y pas¨® un mes en una prisi¨®n de mujeres¡±.
Acabada la guerra, Babecka se convierte en la voz polaca de las emisiones anticomunistas de RNE dirigidas a los pa¨ªses de la ¨®rbita sovi¨¦tica. Tambi¨¦n edita en espa?ol la revista Polonia hasta 1969 y abre la casa de modas Linkaya en la calle de Espartinas 4 de Madrid, punto de encuentro de la nobleza polaca en el exilio. La historiadora Gonz¨¢lez Caiz¨¢n, que la conoci¨®, recuerda que, por su mordacidad, las autoridades polacas se refer¨ªan a ella en sus ¨®rganos de propaganda como la ¡°serpiente de Madrid¡±.
En agosto de 1967 Laforet y Babecka deciden cruzar el tel¨®n de acero. ¡°?Por qu¨¦ no inventas un viaje a Polonia y vamos juntas¡±, propuso Linka. ¡°Mi profesi¨®n es inventar¡±, respondi¨® Carmen. El trayecto de la Espa?a franquista a la Polonia sovi¨¦tica no era f¨¢cil. Logr¨® que la revista La actualidad espa?ola, donde firmaba una columna semanal, la enviase como reportera para escribir una serie de cr¨®nicas, publicadas entre noviembre y diciembre de 1967, y que la acompa?ara Babecka camuflada como int¨¦rprete. En Polonia la editorial que tradujo Nada en los sesenta, Iskry, ha publicado una edici¨®n cr¨ªtica con las cr¨®nicas, Za ?elazn? kurtyn?. Podr¨®? do Polski w 1967 roku (Tras el tel¨®n de acero. Viaje a Polonia en el a?o 1967).
Viajan hasta Par¨ªs y se suben al expreso de Mosc¨² que atravesaba Polonia. Fueron las ¨²nicas en apearse en Varsovia. Las recibe la traductora de Nada al polaco y familiares de Linka, que comprueba c¨®mo el hogar de su infancia a¨²n conserva las cicatrices de metralla de la guerra. Laforet puede cobrar sus derechos de autor y entrevista a los intelectuales org¨¢nicos recomendados por la editorial Iskry; habla con poetas, antiguos terratenientes, taxistas; ve una sociedad sin clases y una Iglesia cat¨®lica contestataria. Conocen Varsovia, Cracovia, Poznan, Wroc?aw, Gdansk, Gydnia, los C¨¢rpatos, el mar B¨¢ltico.
?Babecka no tem¨ªa por su seguridad? ¡°S¨ª, y su familia estaba preocupada, pero el deseo de regresar a su tierra natal era m¨¢s fuerte. Para el r¨¦gimen comunista era persona non grata, si bien entr¨® en Polonia como Carolina Babecka Pons, una turista espa?ola que hab¨ªa obtenido un visado polaco en Par¨ªs, lo que probablemente relaj¨® la vigilancia de los servicios secretos¡±, dice Mizerska-Wrotkowska. Y a?ade: ¡°Ambas arriesgaron mucho, porque en 1967 Polonia y Espa?a no manten¨ªan relaciones diplom¨¢ticas o consulares. Si algo suced¨ªa, no ten¨ªan la oportunidad de refugiarse en la embajada o el consulado¡±.
Tras casi un mes de viaje, quisieron extender su visado, lo que dispar¨® la tensi¨®n. Las convocaron a una entrevista envenenada con un oficial del Servicio de Seguridad, Babecka lo critic¨® en espa?ol ignorando que manejaba el idioma (hab¨ªa combatido en las Brigadas Internacionales) y, cuando lo descubri¨®, se asust¨®. El viaje acabar¨ªa poco despu¨¦s.
Tambi¨¦n hubo roces entre las amigas. La polit¨®loga explica que para el lector polaco el relato de Laforet es superficial y demasiado halagador con el r¨¦gimen comunista. ¡°Una tiene la impresi¨®n de que ve aspectos muy positivos en el sistema, que Polonia le debe el progreso social y las mejoras de vida del campesinado. A Babecka no le debieron gustar sus opiniones. A lo largo de los a?os, en charlas con amigos, recordar¨ªa con frecuencia el viaje, pero siempre sin mencionar los reportajes de Laforet¡±, dice Mizerska-Wrotkowska, que apunta que la escritora se inventa en el texto algunos de los pareceres de su amiga. ¡°Por ejemplo, cuando escribe: ¡®Aunque Rusia, como Alemania, es un enemigo tradicional de Polonia, Linka parec¨ªa contenta de que la amistad polaco-sovi¨¦tica y el estado de subordinaci¨®n fueran una protecci¨®n para su pa¨ªs¡±.
Tras ganar el Nadal, ¡°la chica rara¡±, como la llamaba Carmen Mart¨ªn Gaite para ilustrar que los raros eran los dem¨¢s, se cas¨® con Cerezales, primer lector de Nada, y tuvieron cinco hijos. La historia que comenz¨® como un cuento de hadas moderno acab¨® como en la novela Yoga, de Carr¨¨re, y el acuerdo de divorcio del autor franc¨¦s con su exesposa: Cerezales impuso como condici¨®n para separarse en 1970 que Laforet firmara ante notario que no podr¨ªa escribir nada sobre sus 24 a?os de vida conyugal.
Laforet le dedic¨® a Babecka un cl¨¢sico de la literatura en espa?ol del siglo XX. Luce en todas las traducciones salvo en la versi¨®n polaca, en la que se silenci¨® el cari?o para protegerla a ella y a su familia en Polonia. El comunismo se derrumb¨®, pero Linka Babecka a¨²n sigue en la sombra en Nada.
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