Todo lo que la polic¨ªa secreta rumana sab¨ªa de Nadia Comaneci
Un libro hecho a partir de informes de la Securitate revela c¨®mo la dictadura de Ceausescu espi¨® y control¨® a la gimnasta m¨¢s ic¨®nica del siglo XX desde sus primeros ¨¦xitos hasta su huida del pa¨ªs
Cuando la ic¨®nica gimnasta Nadia Comaneci sali¨® clandestinamente de Rumania en noviembre de 1989, Stejarel Olaru (Aldeni, Ruman¨ªa, 50 a?os) era un adolescente de 17 a?os que ya planeaba su propia huida del r¨¦gimen que Nicolae Ceausescu lideraba desde la d¨¦cada de los setenta. Sin embargo, poco tiempo tuvo ¨¦l para ejecutar su plan, porque apenas un mes despu¨¦s de la fuga de la atleta se precipit¨® la ca¨ªda de la dictadura comunista. La Revoluci¨®n de Navidad ¡ªoriginada porque el dictador orden¨® disparar contra la poblaci¨®n civil que se manifestaba en la ciudad de Timisoara¡ª estall¨® y el 25 de diciembre Ceausescu y su mujer, Elena, fueron fusilados.
Ahora historiador, polit¨®logo y escritor, Olaru estudi¨® en profundidad la historia de los servicios de inteligencia de su pa¨ªs, en especial de la Securitate (la polic¨ªa secreta durante el r¨¦gimen comunista). En 2020 escribi¨® Nadia Comaneci y la polic¨ªa secreta, publicado ahora en espa?ol por la editorial Oberon, un libro que recoge minuciosamente todos los informes de la Securitate y de las personas cercanas a la gimnasta hasta su partida de Rumania y que arroja luz sobre partes de su vida poco conocidas, en especial su tumultuosa relaci¨®n con su entrenador, Bela Karolyi, que somet¨ªa a sus atletas a un r¨¦gimen de terror con maltrato f¨ªsico y psicol¨®gico.
El historiador es consciente de que ya se han publicado varios libros sobre Comaneci: ¡°Escrib¨ª el libro porque fui a visitar la ciudad natal de Nadia, Onesti, en las navidades de 2019. Mientras conduc¨ªa hacia all¨ª me di cuenta de que, a pesar de la cantidad de publicaciones que existen sobre ella, nadie hab¨ªa escrito algo como yo quer¨ªa hacerlo, desde la perspectiva de la polic¨ªa secreta¡±. En 1989 Olaru sab¨ªa de la existencia de la Securitate: ¡°Era consciente, como todo el mundo en Rumania, de que exist¨ªa, de que vigilaban a las personas contrarias al r¨¦gimen, que hab¨ªa que tener cuidado con lo que dec¨ªas, porque estaban escuchando y podr¨ªas sufrir las consecuencias¡±.
M¨¢s all¨¢ del tel¨®n de acero, Rumania fue, junto con Alemania del Este, uno de los pa¨ªses que m¨¢s sufrieron la rigidez de la polic¨ªa secreta. El libro de Olaru refleja este nivel de vigilancia extrema, ya que la mayor¨ªa de los testimonios del libro son informes transcritos por ese cuerpo. Era muy normal pinchar tel¨¦fonos e instalar micr¨®fonos en residencias privadas, adem¨¢s de movilizar a personas para espiar a otras. Por ejemplo, cuando Nadia se fug¨®, su madre, hermano y cu?ada se juntaron para debatir qu¨¦ estrategia seguir en los interrogatorios, y como eran conscientes de que en sus casas hab¨ªa micr¨®fonos, pusieron un disco de m¨²sica cl¨¢sica a todo volumen para que no captaran sus palabras.
Todav¨ªa no se sabe exactamente cu¨¢n grande era la red de informantes de la Securitate, porque los documentos con estos datos fueron destruidos poco antes de la revoluci¨®n. Olaru comenta, con normalidad: ¡°Incluso ten¨ªamos un vecino en el barrio que era un agente de la Securitate, todo el mundo lo sab¨ªa, pero era un tipo muy amable¡±. Aclara que algunos expertos calculan que hab¨ªa 1,5 millones de informantes, mientras que otros elevan la cifra a 400.000 ¡ªen una poblaci¨®n de 22 millones de personas supondr¨ªa el 6,8% o el 1,8% de los habitantes¡ª. De hecho, la mayor¨ªa de las personas del entorno de la gimnasta, desde entrenadores a compa?eros, pasando por empleados de las instalaciones y miembros del consulado nacional de deporte, eran o fueron durante alg¨²n tiempo informantes.
El libro recoge el aumento de informes con la llegada de Bela Karolyi y su mujer, Marta, al equipo de gimnasia de Onesti, momento en el que Comaneci empez¨® a destacar. A medida que las gimnastas rumanas lograban ¨¦xitos en grandes competiciones ¡ªculminando con el 10 perfecto de Comaneci en los Juegos Ol¨ªmpicos de Montreal de 1976 con tan solo 14 a?os¡ª, m¨¢s personas y recursos movilizaba la Securitate para saber c¨®mo eran realmente los entrenamientos y las relaciones en el equipo. Olaru cuenta con todo detalle el pulso entre Nadia Comaneci y Bela Karolyi. El libro contiene multitud de testimonios que describen c¨®mo los Karolyi castigaban con palizas los errores de las chicas y las obligaban a entrenar y a competir aunque estuvieran enfermas, haciendo caso omiso de lesiones y de las indicaciones de los m¨¦dicos deportivos.
Tambi¨¦n las humillaban constantemente por su peso. En una entrevista que Nadia dio con su compa?era de equipo, Teodora Ungureanu, en diciembre de 1977 y que fue grabada por los micr¨®fonos escondidos en su casa, las dos mencionan los insultos que Nadia recibi¨® de su entrenador por haber ganado 300 gramos: ¡°Me llam¨® gorda, dijo que era como una viuda con 15 hijos, un ganso borracho. Michelines, lorzas flotantes¡±.
Olaru describe la obsesi¨®n de los Karolyi con el cuerpo de las atletas, ya que les prohib¨ªan comer a su antojo y las pesaban cada d¨ªa. Si ganaban peso, las somet¨ªan a reg¨ªmenes estrictos sin beber agua y sin comer durante d¨ªas, adem¨¢s de obligarles a asistir a sesiones de sauna y de carrera. Uno de los informes que desvelan la crueldad de los entrenadores con este tema es el del core¨®grafo del equipo, Geza Pozsar, informante recurrente cuyo nombre en clave era Nelu, que escribi¨®: ¡°Bela es un s¨¢dico, porque en la mesa, justo en presencia de chicas hambrientas, come sin medida¡±.
Aunque en la Securitate y en la c¨²pula del partido estaban al corriente de estos abusos, nadie orden¨® que se cambiaran los m¨¦todos de la pareja Karolyi, ya que segu¨ªan reportando medallas para Rumania, que compet¨ªa en gimnasia con el gigante de la URSS como mayor rival. Solo Comaneci y Ungureanu consiguieron en diciembre de 1977 que la federaci¨®n de gimnasia rumana les cambiara de entrenadores, pero duraron poco, ya que las j¨®venes, que entraban en la adolescencia, eran dif¨ªciles de controlar.
La complicada relaci¨®n de dependencia y hostilidad de Comaneci con Karolyi sigue siendo hoy uno de los misterios sin resolver, ya que ella, a diferencia de otras gimnastas, nunca denunci¨® el trato que recibi¨® por su parte, ni siquiera despu¨¦s de huir a Estados Unidos, donde Karolyi se hab¨ªa fugado a?os antes, en 1981. All¨ª, adem¨¢s, colabor¨® con ¨¦l en varios proyectos relacionados al deporte.
Olaru consult¨® con la medallista, que actualmente tiene 61 a?os y reside en Estados Unidos, para que le corrigiera cualquier incongruencia de su libro, aunque ella le advirti¨® de que declinar¨ªa cualquier entrevista que le propusieran al respecto, porque consideraba que esa parte de su historia estaba cerrada. Tampoco decidi¨® el historiador incluir nada de sus numerosas relaciones sentimentales, registradas en muchos informes de la Securitate: ¡°Analic¨¦ todos esos documentos, pero encontr¨¦ que nada de ello conten¨ªa pol¨ªtica. En mi opini¨®n, eso pertenece a la vida privada de Nadia y no estaba en el lugar de escribir sobre esto, ni lo consider¨¦ relevante. Eso s¨ª, muchos de sus novios fueron personas importantes y famosas en Rumania en ese momento¡±.
Sin embargo, la supuesta relaci¨®n sentimental m¨¢s importante de la gimnasta fue la que mantuvo con el hijo del dictador, Nicu Ceausescu. En el libro, Olaru muestra c¨®mo la madre de este, Elena Ceausescu, fue quien le impidi¨® que viajara a pa¨ªses occidentales y quien poco a poco restringi¨® sus salidas del pa¨ªs.
¡ª?Por qu¨¦ no habl¨® en el libro de su relaci¨®n con Nicu Ceausescu? Esta s¨ª trascend¨ªa al ¨¢mbito privado, porque afectaba directamente al control que ejerc¨ªa sobre ella la Securitate.
¡ªS¨¦ poco de su relaci¨®n con ¨¦l. Solo tengo algunos testimonios de personas que estuvieron cerca de ella durante esos a?os. Yo le pregunt¨¦ si esta relaci¨®n hab¨ªa sido real y lo neg¨®. Dijo que solo tuvieron una relaci¨®n laboral. Pero, sobre todo, no inclu¨ª nada de esto porque tampoco hab¨ªa rastro de la relaci¨®n en los archivos, porque la Securitate no estaba autorizada a escribir nada sobre la familia del dictador.
¡ª?En Rumania sab¨ªan que la vida de Nadia Comaneci era tan complicada?
¡ªEn absoluto, no sab¨ªamos nada. A todos nos sorprendi¨® mucho que se fuera. Dijimos: ¡®Dios m¨ªo, incluso Nadia se march¨®¡¯. Cre¨ªamos que era una persona privilegiada. Era un signo, para nosotros, de que el fin del r¨¦gimen estaba cerca. Tambi¨¦n quer¨ªa que este libro fuera m¨¢s que una biograf¨ªa. Quer¨ªa mostrar lo dif¨ªcil que era ser un atleta excelente en un pa¨ªs comunista, lo pol¨ªtica que era su vida y lo complicado que era transformarse en un campe¨®n en esos a?os. Era otro mundo.
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