Localizado a 60 kil¨®metros de Guadalete el lugar donde el rey visigodo Rodrigo fue derrotado por los musulmanes
Un estudio multidisciplinar sit¨²a en Tarifa el campo de batalla que cambi¨® la historia de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y el arroyo donde muri¨® el monarca, atrapado en el barro
La semana del 19 al 26 de julio del a?o 711 result¨® crucial para la historia de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Entre esos d¨ªas, se libr¨® la decisiva batalla que enfrent¨® a las tropas del Califato Omeya de Damasco, capitaneadas por T¨¢riq ibn Ziyad, con el Ej¨¦rcito visigodo, comandando por el rey Rodrigo. La completa derrota goda conllev¨® la invasi¨®n de la Pen¨ªnsula y un cambio radical en las costumbres y la cultura imperantes.
Tradicionalmente, se ha situado el enfrentamiento a orillas del r¨ªo Guadalete (Arcos de la Frontera, C¨¢diz), pero ahora el doble informe La batalla de los Montes Transductinos: ubicaci¨®n y reconstrucci¨®n de los itinerarios de la batalla que decidi¨® la suerte del reino visigodo, publicado por la revista Atenea, de la Asociaci¨®n Espa?ola de Historia Militar, sit¨²a la lucha en el r¨ªo Almod¨®var, entre el cerro Torrejosa (Facinas, Tarifa) y la laguna de la Janda, a unos 60 kil¨®metros de Guadalete.
Para determinar la ubicaci¨®n exacta se han utilizado, adem¨¢s de fuentes primarias, testimonios geogr¨¢ficos, estrat¨¦gicos, log¨ªsticos y tecnolog¨ªa l¨¢ser Lidar. Por su parte, otro estudio, La sequ¨ªa como posible causa de la crisis del reino visigodo y la expansi¨®n isl¨¢mica en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, publicado el pasado septiembre por la revista Nature, apunta a una carencia cr¨®nica de lluvias como desencadenante principal de la derrota goda.
El informe de Atenea ¨Dfirmado por Jos¨¦ Soto Chica, Eduardo Kavanagh, Francisco Jos¨¦ Jim¨¦nez Espejo, M¨®nica Camacho Calder¨®n, Jon Camuera, Kenza Mdehheb, Ana Mar¨ªa Berenjeno y Jos¨¦ Turrillo¨D recuerda que con anterioridad ya se hab¨ªan propuesto diversos emplazamientos, pero ¡°dichas propuestas olvidan o marginan un determinante dato geogr¨¢fico aportado por la ¨²nica fuente literaria contempor¨¢nea de los hechos: la Cr¨®nica moz¨¢rabe del a?o 754, que deja meridianamente claro que el combate tuvo lugar en los Transductinis Promonturiis (Monta?as Transductinas). Y obvian por completo la forma de combatir y la log¨ªstica de los ej¨¦rcitos enfrentados¡±.
El problema, por tanto, es d¨®nde se encuentran las Monta?as Transductinas, que estos expertos no dudan en situar en torno a Iula Traducta (Algeciras) y descartan, por motivos filol¨®gicos y documentales, que se trate de Gibraltar. ¡°Solo pueden ser las sierras que forman un arco que protege la bah¨ªa de Algeciras del interior. Un cintur¨®n de montes, no muy alto, pero s¨ª muy quebrado, que se alzaba como un muro entre las tierras bajas de la bah¨ªa y las marismas de la laguna de La Janda y Barbate¡±, escriben.
Puesto que T¨¢riq ¡°ten¨ªa su base log¨ªstica en Algeciras, y puesto que Rodrigo marchaba contra ¨¦l desde C¨®rdoba, habr¨¢ que suponer que la batalla se libr¨® en alguno de los puntos en donde las calzadas o caminos principales tocaban las Monta?as Transductinas en su ruta desde C¨®rdoba a Algeciras¡±, detalla el informe. Adem¨¢s, no se puede dudar de que el lugar llamado El Lago, en donde diversas fuentes ¨¢rabes dicen que se dio la batalla, se corresponde con la antigua y hoy desecada laguna de La Janda. Una laguna que estaba dominada por un monte (cerro de Torrejosa) desde el que T¨¢riq vio venir a Don Rodrigo y a su ej¨¦rcito.
La ausencia de vocales en ¨¢rabe y la dificultad de la graf¨ªa provocaron que copistas e historiadores interpretaran err¨®neamente el lugar del enfrentamiento¡±
Los expertos ¨Dadscritos al CSIC, Universidad Aut¨®noma de Madrid, Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas, Desperta Ferro Ediciones, Instituto de Estudios Campogibraltare?os y Junta de Andaluc¨ªa¨D desenredan tambi¨¦n la confusi¨®n filol¨®gica que llev¨® a creer que la batalla se dio en Guadalete. ¡°Las fuentes ¨¢rabes hablan del lugar como Wadi Lakko (R¨ªo del lago), que se fue transformando en Wadi Bekka, Wadi Lakka, Wadi Lekke, Vedelac, Vadalaca, Guadalec y Guadalete. ¡°Confusi¨®n promovida por la ausencia de vocales y por la habitual dificultad de la graf¨ªa ¨¢rabe del momento. All¨ª donde se escribi¨® originalmente LKK se termin¨® escribiendo BKK. De lo que es f¨¢cil concluir que el hidr¨®nimo original era Wadi Lakko y que no se puede tratar del Guadalete, pues este no se hallaba junto a la laguna de La Janda, ni en la ruta C¨®rdoba-Algeciras. Confusi¨®n que llevar¨ªa en 1243 al arzobispo Jim¨¦nez de Rada a apuntarlo como Vedelac o Vadalac, y que los copistas y los historiadores posteriores de su obra transformar¨ªan en Guadalec y Guadalete¡±, como Claudio S¨¢nchez-Albornoz. ¡°Albornoz es uno de los grandes historiadores espa?oles y nadie se atrevi¨® a contradecirlo. Pero los nuevos avances descartan que el lugar de la batalla fuera Guadalete¡±, afirma Soto-Chica, profesor de Historia de la Universidad de Granada.
Los firmantes han reconstruido tambi¨¦n la batalla. ¡°Para conseguirlo, es fundamental conocer el n¨²mero de tropas, ver si el terreno se ajusta a su despliegue, as¨ª como a las t¨¢cticas y forma de combatir¡±. As¨ª, se llev¨® a cabo una ¡°cuidadosa reconstrucci¨®n del paisaje de inicios del siglo VIII, basada en estudios paleoambientales, un meticuloso an¨¢lisis del territorio mediante planos a distintas escalas, top¨®nimos, mapas de los siglos XVI a XX, fotos a¨¦reas, im¨¢genes Lidar [l¨¢ser] y visitas¡±.
Los godos se alinearon en tres grandes haces o secciones: dos alas comandadas por nobles y el centro, capitaneado por Rodrigo. En un momento del combate, las alas traicionaron al rey, muriendo este junto con muchos de sus guerreros y, tambi¨¦n, con muchos de los traidores. Los nobles que traicionaron a Rodrigo son nombrados en la mayor¨ªa de las fuentes ¨¢rabes como Oppas y Siseberto, hermanos de rey Witiza, fallecido 19 meses antes.
T¨¢riq pas¨® el estrecho en primer lugar con sus tropas m¨¢s veteranas, los muq¨¡tila ¨¢rabes, egipcios y sirios, que constitu¨ªan el nervio del ej¨¦rcito omeya y que sumar¨ªan 1.700 efectivos. El conde don Juli¨¢n, gobernador de Ceuta, lo apoy¨® con su flota, permitiendo el desembarco de 7.000 guerreros bereberes m¨¢s. Hay noticia de un tercer desembarco, como maniobra de distracci¨®n, efectuado por Abu Zora Tarif en el lugar que lleva su nombre: Tarifa. Una operaci¨®n con tres puntos de desembarco (Gibraltar, Tarifa y Algeciras) confundir¨ªa a los defensores, generar¨ªa en ellos un dilema operacional y estrat¨¦gico dispersando sus recursos, y multiplicar¨ªa las posibilidades de ¨¦xito de los invasores. Al cabo, tras el primer combate con las fuerzas locales, Musa Ibn Nusair, gobernador del ?frica omeya, envi¨® un ¨²ltimo refuerzo de 5.000 hombres, contando as¨ª T¨¢riq con algo m¨¢s de 13.000 efectivos.
El Ej¨¦rcito musulm¨¢n estaba compuesto por bereberes y tropas de las tribus Calb¨ªes de Yemen, Banu Qurais de la Arabia Central, Banu Gasan de Siria, Banu Lajm del Sur de Irak y de Kuwait. El Ej¨¦rcito omeya alcanz¨® un alto grado de profesionalizaci¨®n, donde lanceros y arqueros ¨¢rabes, egipcios, sirios y persas jugaban un papel clave. Los omeyas combat¨ªan en orden cerrado y lo hac¨ªan con lanceros dispuestos en apretadas filas. Su ej¨¦rcito se divid¨ªa en cinco cuerpos: la muqaddama o vanguardia de arqueros, honderos y tropas ligeras; el qalb, de lanceros en el centro; el suf¨±f o infantes con cota de malla a la derecha; los maysara o lanceros a la izquierda, y la saqah o retaguardia. Formaban en tres l¨ªneas paralelas y ocupaban unos 600 metros de frente que proteg¨ªa un campamento fortificado con foso.
El frente de batalla se extendi¨® a lo largo de cuatro kil¨®metros. Las escaramuzas se alargaron ocho d¨ªas¡±
Los godos, por su parte, contar¨ªan con un contingente militar de en torno a 24.000 soldados. ¡°Un ej¨¦rcito imponente para la ¨¦poca y con carros que llevaban la impedimenta. Adem¨¢s, lo mejor de su tropa era caballer¨ªa pesada¡±, subrayan los expertos. Este ej¨¦rcito estaba formado por tres divisiones, con el rey en la retaguardia rodeado por hombres de confianza o espatarios. Formaban batallones mixtos de infanter¨ªa y caballer¨ªa, dispuestos tambi¨¦n en dos o tres l¨ªneas de profundidad. El frente de batalla se extender¨ªa aproximadamente a lo largo de cuatro kil¨®metros, ¡°de ah¨ª el inter¨¦s de T¨¢riq de encontrar accidentes del terreno que obligaran a los godos a estrechar el frente (r¨ªo Almod¨®var, colina de Torrejosa, Alturas de Salaviciosa y loma de la Zuya), lo que oblig¨® a Rodrigo a renunciar a envolver a las formaciones enemigas y optar por una carga frontal¡±.
En el a?o 711 la zona de La Janda constitu¨ªa un ecosistema de lagunas y charcas m¨¢s profundas que en 1960, cuando fueron desecadas y estaban conectadas al r¨ªo Almod¨®var. Esta distribuci¨®n del paisaje explicar¨ªa por qu¨¦ la ruta de retirada de Rodrigo qued¨® cortada cuando se produjo la traici¨®n de sus alas. Al retroceder, el centro del ej¨¦rcito de Rodrigo qued¨® con las zonas pantanosas a sus espaldas. Muri¨® en la confluencia del arroyo del Vico y el r¨ªo Almod¨®var, donde su caballo qued¨® atrapado en el barro.
La climatolog¨ªa y el paisaje vegetal tambi¨¦n pudieron tener su relevancia en las razones que llevaron a Rodrigo a tentar a la suerte en una batalla campal. La pen¨ªnsula Ib¨¦rica estaba sufriendo en el momento de la llegada de los musulmanes una importante crisis clim¨¢tica y social (hambrunas). La B¨¦tica era la base de poder del rey Rodrigo, que hab¨ªa sido dux de esta regi¨®n antes de su proclamaci¨®n como rey, ¡°condicionante que pudo ser capital a la hora de obligarle a volver a toda prisa desde Pamplona, donde estaba combatiendo a sus rivales en la guerra civil, jugarse su reino en una batalla campal y en la traici¨®n de los witizanos al encontrar la posici¨®n de Rodrigo especialmente debilitada¡±.
En el 711, el sur peninsular sufr¨ªa una de las peores sequ¨ªas en 5000 a?os. La mitad de la poblaci¨®n muri¨® de hambre¡±
Un estudio publicado en Nature Comunications el 15 de septiembre pasado se?ala un notable incremento de las plantas del g¨¦nero artemisia, asociado a condiciones clim¨¢ticas ¨¢ridas. De hecho, la combinaci¨®n de los datos de 107 registros pol¨ªnicos tomados a lo largo y ancho de toda la Pen¨ªnsula, junto con otros extra¨ªdos de cuevas, la constataci¨®n de una NAO ¨DOscilaci¨®n del Atl¨¢ntico Norte¨D y una considerable merma de la irradiaci¨®n solar evidencian que el reino visigodo estaba atravesando una severa crisis clim¨¢tica definida por una formidable sequ¨ªa, probablemente una de las peores en 5.000 a?os, y una gran bajada de las temperaturas. En un mundo regido por el ¨¦xito o no de las cosechas, semejantes condiciones clim¨¢ticas llevaban a la poblaci¨®n a tremendas hambrunas, provocaban enfrentamientos sociales y pol¨ªticos y favorec¨ªan la propagaci¨®n de pandemias. Las fuentes ¨¢rabes m¨¢s seguras y antiguas se?alan el efecto de todo lo anterior: la muerte de la mitad de la poblaci¨®n en los d¨ªas previos a la llegada de T¨¢riq. Miguel ?ngel Cuadrado, t¨¦cnico especializado en cer¨¢mica de Al-?ndalus en el Museo de Guadalajara, destaca que los descubrimientos multidisciplinares realizados en los ¨²ltimos a?os gracias a la tecnolog¨ªa ¡°permiten cambiar nuestra percepci¨®n de hechos hist¨®ricos que se daban por seguros. Y este es uno de esos casos¡±.
La toponimia de la zona parece guardar memoria de las operaciones b¨¦licas previas. As¨ª, por ejemplo, en el campo de batalla aparecen los top¨®nimos de Arr¨¢ez Alto y Arr¨¢ez Bajo, siendo arr¨¢ez la forma castellana de rais, el nombre con el que se denominaba a los campeones en lengua ¨¢rabe. Durante siete d¨ªas, ambos ej¨¦rcitos estuvieron enfrent¨¢ndose en duelos. ¡°Todo ello, por no mencionar que en la cercana Facinas persiste una antigua tradici¨®n atesorada por sus p¨¢rrocos de que all¨ª fue enterrado el rey Rodrigo¡±. Porque no se sabe d¨®nde est¨¢ el cuerpo del rey destronado, aunque ahora s¨ª d¨®nde muri¨®. Atrapado en el barro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.