Un payaso en el Holocausto: ve la luz el mayor fracaso cinematogr¨¢fico de la carrera de Jerry Lewis
El festival de Venecia ha estrenado el documental ¡®From Darkness To Light¡¯, que analiza la creaci¨®n y la singladura del drama sobre los campos de exterminio que el c¨®mico dirigi¨® y protagoniz¨® en 1972
Jerry Lewis nunca quiso que nadie viera The Day The Clown Cried (El d¨ªa que el payaso llor¨®). Al menos con ¨¦l en vida. Siempre supo que su ansiada obra maestra en realidad se hab¨ªa convertido en un desastre monumental, en la mancha que el actor no quer¨ªa que ensuciara su carrera. Cuando recibi¨® en 2013 la Palma de Oro de honor en Cannes, respondi¨® sobre aquel esfuerzo: ¡°No me gusta hablar de ella, y espero que se quede all¨ª, en el ba¨²l: era mala. La escrib¨ª, la dirig¨ª y era mala, porque perd¨ª la magia. Y espero que nadie la recupere. El artista debe tener la posibilidad de tomar esas decisiones¡±.
Lewis guardaba a buen recaudo la ¨²nica copia de The Day The Clown Cried, su fallida aproximaci¨®n al Holocausto a trav¨¦s de la figura de un payaso que guiaba, cual flautista de Hamel¨ªn, a los ni?os a las c¨¢maras de gas de Auschwitz. La semana pasada, el festival de Venecia proyect¨® el documental From Darkness To Light (De la oscuridad a la luz), que, bas¨¢ndose en otro documental y en una entrevista con el propio c¨®mico, intenta dar algo de luz al gran secreto de la carrera de Lewis.
La espina dorsal del filme nace del documental The Last Laugh (2016), de Ferne Pearlstein, en el que la directora entrevistaba a multitud de c¨®micos famosos sobre su profesi¨®n. El coraz¨®n, en cambio, surge de una charla que Lewis (Newark, 1926-Las Vegas, 2017) concedi¨® a Eric Friedler meses antes de morir, y en la que el c¨®mico, un tipo hura?o con la prensa, baj¨® la guardia y habl¨® de su fracaso. As¨ª se mont¨® From Darkness To Light, de Michael Lurie y Eric Friedler, estrenado en la Mostra pocos meses antes de que The Day The Clown Cried sea accesible al p¨²blico el a?o que viene en la Biblioteca del Congreso estadounidense, una de las ¨²ltimas disposiciones ordenadas en vida por Lewis. Hay tambi¨¦n metraje in¨¦dito del filme, del que ya hab¨ªan aparecido en internet unos 30 minutos entre im¨¢genes y descartes del rodaje durante un tiempo en 2016.
¡°Ni siquiera pens¨¢bamos que la pel¨ªcula existiera¡±, cuenta Martin Scorsese en pantalla. ¡°Cre¨ªamos que era un mito¡±. En realidad, Scorsese se comporta como un narrador que alimenta la leyenda. Quien s¨ª la vio fue otro c¨®mico, Harry Shearer. ¡°Acced¨ª a ella porque alguien ten¨ªa una copia en v¨ªdeo del primer montaje y me lo pasaron unos d¨ªas¡±. ?Su opini¨®n? ¡°Era como ver un payaso triste de Tijuana pintando el Holocausto¡±.
Para entender por qu¨¦ Lewis se lanz¨® a dirigir y protagonizar un drama sobre el Holocausto hay que viajar a mediados de los a?os sesenta, cuando en Francia era considerado un auteur por la cr¨ªtica m¨¢s sesuda, ya que ve¨ªan en sus trabajos una visi¨®n sutilmente ir¨®nica del modo de vida estadounidense. Tras una actuaci¨®n en el parisiense teatro Olympia, se acerc¨® a charlar con ¨¦l un productor h¨²ngaro, Nathan Wachsberger, due?o de los derechos de un guion escrito por Joan O¡¯Brien y Charles Denton.
Ni un cineasta se atrev¨ªa a filmar aquel libreto protagonizado por Helmut Doork, un payaso arrestado por la Gestapo despu¨¦s de re¨ªrse del F¨¹hrer. Encarcelado en un campo de concentraci¨®n, a punto de ser ajusticiado por alegrar la vida de los presos, se salva cuando los nazis le proponen que use su talento para conducir enga?ados a los ni?os jud¨ªos en direcci¨®n a las c¨¢maras de gas. Doork acepta sin querer ser consciente de para qu¨¦ le est¨¢n usando. En el guion se puede leer el final de The Day The Clown Cried: los cr¨ªos abrazan al payaso, le preguntan: ¡°?Ad¨®nde vamos, Helmut?¡±, y todos juntos, cantando y riendo, entran en una c¨¢mara de gas. Se cierran las puertas.
Lewis se lanz¨®: quer¨ªa ser un autor respetado y ah¨ª estaba la oportunidad. A inicios de 1972 perdi¨® casi 20 kilos, realiz¨® la preproducci¨®n desde Par¨ªs y contrat¨® a Harriet Andersson (un descubrimiento de Ingmar Bergman, cineasta que adoraba a Lewis) para encarnar a su esposa, a la estrella francesa Pierre ?taix para interpretar a un maestro payaso y al alem¨¢n Anton Diffring para interpretar al nazi que le hac¨ªa la vida imposible. A mitad de la filmaci¨®n en Estocolmo, Wachsberger se larg¨® con parte del dinero y las c¨¢maras, lo que no fren¨® a Lewis, que la acab¨®. Finalizada la producci¨®n, se llev¨® el material a Los ?ngeles. All¨ª Lewis, devastado por lo malo que era todo lo que ve¨ªa, se neg¨® a rematar la pel¨ªcula. Y la sepult¨®.
?Qu¨¦ fall¨®? Una pista la dio la guionista Joan O¡¯Brien: hab¨ªan escrito la historia de un ego¨ªsta a la b¨²squeda de su redenci¨®n, y Lewis la hab¨ªa reescrito, buscando su propio El gran dictador: la primera pel¨ªcula que de ni?o hizo re¨ªr al c¨®mico fue otra obra maestra de Charles Chaplin, Tiempos modernos. O¡¯Brien luch¨® por recuperar los derechos de su guion, y ahora vuelve a estar disponible para que lo afronte otro cineasta.
Lo que se ve de The Day The Clown Cried en el documental es demoledor. Aburrido, plomizo, deslavazado. En una secuencia, el payaso se engancha la nariz a la alambrada. A su lado, otro preso reflexiona: ¡°Cuando est¨¢s gobernado por el miedo, la risa es el sonido m¨¢s aterrador del mundo¡±. Sin embargo, lo que se escuchan son sonidos ap¨¢ticos de los ni?os jud¨ªos reunidos para observar a Helmut al otro lado de la cerca. Esos mismos ni?os ser¨¢n los que vayan con el payaso al final hacia la muerte.
¡°No logr¨¦ un buen resultado¡±, dice su creador. ¡°Fue un mal trabajo por parte del guionista, del director, del actor. Lo pens¨¦ mil veces y conclu¨ª: ¡®?D¨®nde est¨¢ la comedia en llevar a los ni?os a la c¨¢mara de gas?¡±. Es m¨¢s, ante Friedler Lewis mezcla sus propias meditaciones con partes del guion: ¡°No hay un d¨ªa en mi vida en el que no piense en ello. Recuerdo que llev¨¦ a 65 ni?os al horno. Fue duro, muy duro¡±.
En pantalla, un cr¨ªtico asegura que se equivoc¨® al abordar el Holocausto en vez de encarar el nazismo ¡°en un sentido m¨¢s amplio, como Los productores, de Mel Brooks¡±. Otro, en cambio, lo califica de filme adelantado a su tiempo: a?os despu¨¦s, Roberto Benigni s¨ª dio con la tecla adecuada en La vida es bella. Shearer pone la puntilla: ¡°No es una comedia. Es un trabajo serio. Ese es el problema¡±.
Babelia
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