El t¨¢ndem ?lex Oll¨¦-Josep Pons vuelve a brillar en el Liceu con ¡®Lady Macbeth de Mtsensk¡¯
?xito incontestable de la nueva producci¨®n de la segunda y ¨²ltima ¨®pera de Shostak¨®vich, que inaugura la temporada 24/25 en el teatro barcelon¨¦s con el excepcional debut de la soprano Sara Jakubiak como Katerina
Dmitri Shostak¨®vich dise?¨®, con 24 a?os, un ambicioso proyecto oper¨ªstico feminista para mostrar la degradaci¨®n y la desesperaci¨®n de las mujeres rusas en la era zarista. Lo inici¨®, en enero de 1934, con Lady Macbeth de Mtsensk, la tr¨¢gica historia de Katerina, esposa de un hacendado que se libera violentamente de la tiran¨ªa patriarcal matando a su suegro y a su esposo para casarse con su amante. Tambi¨¦n conocemos el boceto de la segunda parte, gracias a las memorias de Lev¨®n Atovmi¨¢n, donde una terrorista llamada Sofia, integrante de la organizaci¨®n revolucionaria Voluntad del Pueblo que asesin¨® al zar Alejandro II, se inmola en un atentado para matar a un general que la acosaba desde que era ni?a. E incluso el compositor anunci¨®, en Kr¨¢snaya Gazeta, que dedicar¨ªa la tercera parte a Pelagia, la protagonista de La madre de Maksim Gorki.
Sus intenciones terminaron chocando de bruces con el realismo socialista de Stalin. El famoso editorial Galimat¨ªas en lugar de m¨²sica, publicado en el diario Pravda el 28 de enero de 1936, prohibi¨® Lady Macbeth de Mtsensk y detuvo para siempre la carrera oper¨ªstica de Shostak¨®vich, a pesar de las protestas que recibi¨® el dictador sovi¨¦tico de algunas personalidades, como el propio Gorki. Esta ¨®pera, en la que cambi¨® el exclusivo vanguardismo de La nariz por una multiplicidad estil¨ªstica que combina con aires de opereta, danza y music-hall, ha quedado como uno de los hitos del g¨¦nero en el siglo XX. Una trepidante sucesi¨®n de escenas alternadas con interludios, que inaugur¨®, el pasado 25 de septiembre, la nueva temporada 24/25 del Gran Teatre del Liceu, con un ¨¦xito incontestable.
Tal como hicieron, en 2022, con Pell¨¦as et M¨¦lisande de Debussy, el t¨¢ndem esc¨¦nico y musical formado por ?lex Oll¨¦ y Josep Pons ha vuelto a deslumbrar. El director art¨ªstico de La Fura dels Baus, que tambi¨¦n ejerce como artista residente del teatro barcelon¨¦s, acierta al presentar la ¨®pera de Shostak¨®vich como un thriller ambientado en el entorno opresivo de una ci¨¦naga que es el patriarcado. La atractiva escenograf¨ªa encharcada de Alfons Flores genera el efecto psicol¨®gico pretendido, con un incesante chapoteo que no se hace molesto, ya que permite escuchar bien los interludios orquestales, al igual que sucede con los paneles t¨¦rreos que se mueven para mostrar las diferentes estancias de la casa de los Ismailov. A todo ello se une la sugerente iluminaci¨®n de Urs Sch?nebaum llena de reflejos y el toque actual del vestuario de Lluc Castells.
Una de las particularidades de esta nueva producci¨®n es el significado que se otorga a la cama del dormitorio de Katerina. Oll¨¦ subraya su doble condici¨®n de refugio y prisi¨®n, pues le sirve para combatir con su amante Serguei el hast¨ªo de su vida y tambi¨¦n como recordatorio de la infertilidad de su matrimonio con Zinovi. Por eso, tras ser apresada por matar a su marido, en el cuarto acto, el campamento de reos que va de camino a Siberia aparece con varias camas iguales a la de su hacienda. Se trata de una licencia un tanto rebuscada que conecta con las alucinaciones de Katerina y su violenta reacci¨®n final, aunque aqu¨ª utiliza un cuchillo para matar a su rival Sonietka y suicidarse, en lugar de lanzarse con ella a un r¨ªo helado.
Los personajes est¨¢n bien delineados teatralmente en todas las escenas, aunque la producci¨®n no destaca por una precisa direcci¨®n de actores. Por el camino se pierden muchos detalles sensuales, intensos e ir¨®nicos que compensan un buen reparto de cantantes-actores. La excelente soprano Sara Jakubiak, que debutaba como Katerina tras su brillante premi¨¨re como Arabella en el Teatro Real, fue lo mejor de la noche. La cantante estadounidense llega aqu¨ª m¨¢s lejos que en Strauss, al combinar su voz l¨ªrica, poderosa y vers¨¢til con un retrato cre¨ªble de la protagonista, una mujer apasionada, impulsiva y valiente, que no pierde humanidad a pesar de cometer tres asesinatos en escena. Jakubiak asegur¨® la amplia gama de matices vocales que exige el personaje, desde la ternura y el erotismo hasta las imprecaciones en fort¨ªsimo, y mantuvo un lirismo idealmente firme y bien proyectado en su alucinatorio mon¨®logo final.
El otro gran protagonista vocal de la noche fue el tenor checo Pavel ?ernoch que dot¨® a su amante Serguei de toda la versatilidad, insolencia y picard¨ªa que requiere esta especie de Don Juan de pacotilla. No pas¨® lo mismo con el bajo moldavo Alexei Botnarciuc, como el tir¨¢nico suegro Boris, ya que careci¨® del timbre rotundo y suntuoso que requiere este personaje tan pr¨®ximo a los grandes papeles para bajo de M¨²sorgski, aunque result¨® convincente como antagonista de Katerina. Entre el amplio elenco de secundarios, el tenor ruso Ilya Selivanov exhibi¨® buenos agudos como Zinovi, el marido de Katerina, y la soprano N¨²ria Vil¨¤, como la cocinera Aksinya, afront¨® con brillantez vocal su breve mon¨®logo y la dura escena de la violaci¨®n. Tambi¨¦n destacaron los bajos Goran Juri?, como hilarante Pope, y Scott Wilde, el temible y corrupto jefe de polic¨ªa, aunque el legendario Paata Burchulazde enton¨® a duras penas las intervenciones del Viejo convicto. Por el contrario, resultaron menos atractivos tanto el Trabajador harapiento del tenor Jos¨¦ Manuel Montero como la poco lasciva Sonietka de la mezzosoprano Mireia Pint¨®.
En cualquier caso, lo mejor de la noche, adem¨¢s de Jakubiak, lo ofrecieron la Orquesta Sinf¨®nica y el Coro del Gran Teatre del Liceu. Josep Pons dirigi¨® una de sus mejores funciones como titular musical del teatro barcelon¨¦s. El director catal¨¢n supo dar sentido dram¨¢tico a la continua sucesi¨®n de episodios breves y contrastados que plantea Shostak¨®vich. Extrajo de la orquesta pasajes de admirable crudeza y salvajismo, con una gran actuaci¨®n de la percusi¨®n, pero tambi¨¦n con exquisitos rubati y solos maravillosos de la cuerda, con un metal especialmente h¨¢bil en el uso del glissando, pero tambi¨¦n de la madera desnuda y grave, como la flauta contralto, el corno ingl¨¦s, el clarinete bajo y el contrafagot. Y una menci¨®n especial al coro que brill¨® en el acto final, donde supo convertir el sufrimiento personal en dolor colectivo y asegurar el mensaje ¨²ltimo del compositor.
Este estreno en el Liceu comenz¨® con un v¨ªdeo en conmemoraci¨®n de los 30 a?os del incendio que destruy¨® este hist¨®rico teatro. Pero tambi¨¦n con el anuncio de que la presente temporada se celebrar¨¢ el 25? aniversario de su reapertura. Fue un evento lleno de caras conocidas de la sociedad, la empresa, la cultura y la pol¨ªtica catalanas, que cont¨® con la presencia del presidente de la Generalitat, Salvador Illa.
¡®Lady Macbeth de Mtsenk¡¯
Música: Dmitri Shostakóvich.
Libreto: Aleksandr Preis y Dmitri Shostakóvich.
Músicos: Alexei Botnarciuc, bajo (Borís Ismailov) Ilya Selivanov, tenor (Zinovi Ismailov), Sara Jakubiak, soprano (Katerina Ismailova), Pavel ?ernoch, tenor (Serguéi), Núria Vilà, soprano (Aksinya), José Manuel Montero, tenor (Trabajador harapiento); Goran Juri?, bajo (Pope); Scott Wilde, bajo (Jefe de policía); Paata Burchulazde, bajo (Viejo convicto) y Mireia Pintó, mezzosoprano (Sonietka), entre otros. Coro y Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu.
Dirección musical: Josep Pons. Dirección de escena: Àlex Ollé.
Gran Teatre del Liceu, 25 de septiembre. Hasta el 7 de octubre.
Babelia
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