El eterno golfista
Reproducci¨®n de la entrevista realizada a Severiano Ballesteros por Juan Cruz en 2003 en el Club de Campo
Su manera de estar es sosegada; descansa en la silla blanca del centro de hospitalidad del Club de Campo, en Madrid, con la espalda recta; le duele. En alg¨²n momento dice que le duele todo el cuerpo, pero su rostro acepta la conversaci¨®n con una evidente amabilidad, acrecentada sin duda por los buenos oficios intermediarios de una gran amiga suya, la periodista Olga Viza.
Desde 1976, cuando tuvo su primer gran ¨¦xito internacional, en Inglaterra, le han hecho algo as¨ª como un mill¨®n de entrevistas, y muchas de ellas, desde que hay archivo en este peri¨®dico (EL PA?S naci¨® con los triunfos de Severiano Ballesteros, precisamente en 1976), aluden a lo que podr¨ªa durar la estrella de este hombre, hijo de campesinos humildes, caddie de ricos en el club de golf de su pueblo, metido en un mundo tan competitivo como el golf y tan fugaz como el ¨¦xito, viviendo una vida en la que el s¨ªmbolo principal del juego (bajo par) se convierte tambi¨¦n en una met¨¢fora de la lucha por seguir y por ganar, incluso antes de tiempo.
Nunca se me subi¨® el ¨¦xito a la cabeza, creo
De mi ni?ez tengo grandes recuerdos
S¨ª, y no lo digo pavone¨¢ndome, ah¨ª est¨¢n mis triunfos. Es lo m¨¢ximo que puede hacer uno: conseguir un trabajo que te gusta, disfrutar mucho y encima ser el mejor. Es una suerte tremenda.
Imposible, un jugador de golf no se retira nunca. Siempre est¨¢ el gusanillo ah¨ª. Siempre te gusta competir, te gusta jugar
Y desde hace algo m¨¢s de una d¨¦cada ha habido otra pregunta constante: ?cu¨¢ndo se va a retirar? Las respuestas, antes y ahora, son similares; sobre el m¨¢s insistente interrogante de su posible retiro (posible para los otros, ¨¦l nunca lo ha contemplado), siempre ha dicho lo mismo: los golfistas no se retiran jam¨¢s.
Y ah¨ª est¨¢, compitiendo, jugando, dise?ando campos para que otros jueguen, comentando campeonatos para la BBC de Londres en ingl¨¦s... Y a veces este hombre, que ha sido tantas veces triunfador, se pone ante el mar, junto a los jubilados de su pueblo, dejando que el sol le acaricie, pensando, pensando, ?pensando en qu¨¦? De eso habla aqu¨ª. Y tambi¨¦n habla de dos conceptos que le obsesionan y le cercan, como si fueran dos v¨ªas al camino de la perfecci¨®n: el equilibrio y la concentraci¨®n. Es moreno y est¨¢ moreno. Animada por el sol, por la cercan¨ªa del mar, en Pedre?a (Cantabria), donde naci¨® hace 46 a?os y donde ahora vive con sus tres hijos y con su mujer, Carmen Bot¨ªn, esta piel suya debe de ser ya parte de su condici¨®n.
Cuando le encontramos es un s¨¢bado. Hablamos solos bajo una carpa blanca, y a veces vemos en su rostro un rictus que recuerda la melancol¨ªa rabiosa de un hombre que se revuelve cuando los dem¨¢s quieren ara?arle el alma. Y que se vuelve un adolescente en pleno desamparo cuando surge en la conversaci¨®n el dolor que le produjo, desde 1986, la muerte de su padre, Baldomero Ballesteros, con quien cultiv¨® la tierra y cuid¨® las vacas cuando todav¨ªa no ten¨ªa los 10 a?os.
La mujer y los hijos de Severiano Ballesteros han aliviado esa soledad que le ha dejado la ausencia fatal de su padre. Pero cuando el padre viene al primer plano, en sus ojos atentos aparece un agua que ¨¦l evita.
D¨ªa 20 de agosto de 1990, a las 7.20... Naci¨® mi hijo Baldomero Javier. Fue algo muy especial. Ver su nacimiento en directo y luego cogerlo en mis brazos... Lo primero que se me ocurri¨® fue contarle los dedos de pies y manos, a ver si estaba todo bien. No s¨¦, una sensaci¨®n muy especial, muy emotiva, muy emocionante.
?Volvi¨® el recuerdo de su propia ni?ez?
Yo nac¨ª en mi casa, no en una cl¨ªnica como ¨¦l. Mis primeros a?os fueron muy diferentes a los de mis hijos. Yo viv¨ªa en un pueblo en el que no hab¨ªa pr¨¢cticamente de nada. Hab¨ªa una centralita para toda la gente del pueblo. La telefonista se llamaba Angelita, una se?ora mayor, la recuerdo muy bien. Y s¨®lo un televisor, en el bar El Culebrero, donde no me dejaban entrar... Ah¨ª ve¨ªa El Santo, El fugitivo..., a trav¨¦s del cristal de la ventana. No hab¨ªa nada; apenas unos caramelos y unas pipas, nada m¨¢s. No hab¨ªa ni golosinas. No ten¨ªamos un bal¨®n en el colegio, lo fabric¨¢bamos con trapos amarrados. Jug¨¢bamos con las canicas, era m¨¢s f¨¢cil. Me acuerdo que, cuando sal¨ªa de la escuela, a las cuatro de la tarde, me iba corriendo a ver la serie Bonanza o los dibujos animados de Los Picapiedra... Nos ten¨ªamos que inventar los juegos; ahora ya los ni?os tienen los jueguetes hechos...
?Qu¨¦ le dio ese mundo como persona?
Mis padres siempre estaban trabajando, los dos. Mi padre hac¨ªa de todo: trabajaba en el campo, con las vacas, pescaba, hac¨ªa de caddie en el campo de golf de Pedre?a... Mi madre trabajaba todo el d¨ªa desde por la ma?ana hasta por la noche. Con cuatro ni?os era duro. No exist¨ªan los medios de hoy, no ten¨ªamos lavadora ni secadora; ten¨ªamos una poza adonde iban todas las mujeres del pueblo a lavar la ropa. Ella deb¨ªa lavar, coser, hacer la comida y la compra... Un trabajo muy duro, de 16 horas diarias. Una ¨¦poca muy dif¨ªcil.
Una relaci¨®n muy dura con la tierra.
Por la ma?ana, antes de ir a la escuela, ayudaba a mi padre a sacar el esti¨¦rcol de las vacas; al mediod¨ªa las llevaba al bebedero; luego seg¨¢bamos juntos la hierba y la guard¨¢bamos en el pajar para el invierno. Incluso le ayudaba cuando las vacas se pon¨ªan de parto: juntos tir¨¢bamos de la cr¨ªa. Despu¨¦s yo repart¨ªa en el pueblo la leche de las vacas; ten¨ªamos gallinas, conejos. Iba con mi padre a Solares, a ocho kil¨®metros, con el carro y el caballo, a buscar harina para hacer la borona [pan de ma¨ªz o mijo] para el invierno, y eso es lo que desayun¨¢bamos: una tarta de borona y un taz¨®n de leche. Llev¨¢bamos una vida dif¨ªcil; no faltaba nunca nada, pero tampoco sobraba nada. Est¨¢bamos justos.
Le parecer¨ªa una vida injusta...
De mi ni?ez tengo grandes recuerdos. Entre los vecinos del pueblo hab¨ªa una gran solidaridad y un verdadero esp¨ªritu de colaboraci¨®n; si hab¨ªa que ayudar a segar, ayud¨¢bamos. Hoy hay m¨¢s intereses, cada uno va a lo suyo... Much¨ªsimo ego¨ªsmo.
Alguna vez ha dicho que en la sociedad actual manda el tanto tienes, tanto vales... ?C¨®mo cree que la gente le percibe ahora?
La gente, en general, va con el campe¨®n. A medida que el campe¨®n deja de ganar van quedando menos alrededor, quedan los verdaderos amigos. Pero eso es normal. Me acuerdo de una frase de mi amigo Roberto de Vicenzo, el gran jugador, que me dijo: "Mir¨¢ vos, aprovech¨¢ el momento, que cuando la bolita deje de entrar en el hoyo, la gente no te va a dar ni bola". Eso me lo dijo porque ya le hab¨ªa pasado a ¨¦l.
?A usted le ha pasado?
S¨ª, l¨®gicamente. Cuando ganas y eres la estrella y famoso, siempre salen m¨¢s parientes de los que realmente tienes y todo el mundo presume e intenta utilizarte. A m¨ª me han intentado utilizar muchos y me han utilizado muchos, aun yo sabi¨¦ndolo. Pero, bueno, as¨ª est¨¢ montado el mundo; uno no puedo controlarlo todo.
Su padre le llev¨® al golf...
Bueno, yo entr¨¦ en el mundo del golf porque nuestra casa estaba a unos 150 metros del green del 2, y por mis hermanos. Los cuatro hemos sido profesionales. Y empec¨¦ como caddie porque todos en casa ten¨ªamos que aportar lo que pudi¨¦ramos. Hac¨ªa de caddie s¨¢bados y domingos. Mi primer trabajo fue con don Santiago Ortiz de la Torre, un m¨¦dico de ni?os, un hombre del que guardo gran recuerdo. Me pagaba 40 pesetas: me daba para comprar pipas y caramelos, y unos polvorones, y para ir al cine, que entonces val¨ªa un duro... Y el golf me entr¨® como una fiebre.
En 1976 tuvo su primer gran ¨¦xito, en Inglaterra. ?Sinti¨® entonces orgullo? ?Cu¨¢l fue su primer pensamiento?
Yo so?aba con ser profesional y con llegar a ser el mejor. Me hice profesional con 16 a?os y r¨¢pidamente empec¨¦ a destacar: gan¨¦ mi primer campeonato de Espa?a sub 25, en Pedre?a, cuando s¨®lo llevaba cuatro meses de profesional, y qued¨¦ segundo en el Open brit¨¢nico de 1976. El mejor. S¨ª, quiz¨¢ por ignorancia pensaba que era el mejor aunque quiz¨¢ no lo fuera, pero yo lo pensaba y eso era lo importante, me daba fuerzas. Por esa misma ignorancia desconoc¨ªa que el Open fuera tan importante, y me vino bien, luego lo supe, quedar segundo. Johnny Miller, el ganador, dijo: "Para Seve ha sido mejor quedar segundo que primero". En ese momento pens¨¦ que Miller no sab¨ªa lo que estaba diciendo. Yo siempre cre¨ª que el primero era mejor que el segundo. Pero ¨¦l ten¨ªa raz¨®n, porque si entonces yo llego a ganar el Open brit¨¢nico creo que no hubiera podido aguantar tanta presi¨®n. No estaba preparado para eso. Y cuando me lleg¨® el triunfo, tres a?os m¨¢s tarde, ya s¨ª estaba preparado para asumirlo...
Entonces el golf era m¨¢s de ¨¦lite...
Era un deporte mal visto, la gente lo ve¨ªa como de ricos y de se?oritos...
Y de arist¨®cratas...
... mal visto por la mayor¨ªa de los espa?oles. A trav¨¦s de mis triunfos y de lo que comenzaron a contar los medios se empez¨® a hablar m¨¢s del golf, a conocerlo m¨¢s, y esto fue creciendo, hasta el d¨ªa de hoy...
Que ya es una gran industria. ?C¨®mo recibieron sus padres el ¨¦xito?
Muy bien. Mi padre siempre fue un hombre muy optimista, confiaba de todo en m¨ª. Mi madre, en cambio, era un poco m¨¢s pesimista. Porque al principio ella pensaba que yo deb¨ªa encontrar un trabajo m¨¢s normal, m¨¢s estable, que me garantizara el futuro. Porque el golf, claro, te garantiza algo si sales y juegas bien, y si no es as¨ª, pues no te garantiza nada. Pero mi padre confiaba en m¨ª. Y ambos se tomaron muy bien el ¨¦xito. Siguieron haciendo su vida normal, no se les subi¨® a la cabeza...
?Siguieron como siempre?
Mi padre continu¨® con las vacas mucho m¨¢s tiempo, pero luego las dej¨®...
Y tambi¨¦n dej¨® las papas...
?l sembraba patatas, remolachas, nabos, alubias, jud¨ªas... Lo sigui¨® haciendo; le dec¨ªamos que lo dejara, pero ¨¦l no sab¨ªa hacer otra cosa. Y ten¨ªa raz¨®n. ?Qu¨¦ iba a hacer? Ya no era por dinero: a trav¨¦s del trabajo, uno se distrae, se siente m¨¢s realizado. En el paro te sientes como m¨¢s in¨²til, parece que no sirves...
Llevaba el cultivo de las papas como un s¨ªmbolo...
S¨ª, hay una an¨¦cdota divertid¨ªsima que sucedi¨® mientras vol¨¢bamos desde Ohio hasta Nueva York, en Estados Unidos. Le descubr¨ª mirando muy atento por la ventanilla, y le pregunt¨¦ qu¨¦ era lo que le llamaba tanto la atenci¨®n. Esto es lo que me dijo: "Es que llevo una hora que s¨®lo veo casas, y casas, y casas. ?Cu¨¢ntas patatas hay que sembrar para dar de comer a todos ¨¦stos?". ?l no pod¨ªa imaginar que en Estados Unidos hubiera otra f¨®rmula menos costosa para cosechar patatas para tanta gente. Mi padre era un hombre muy sufridor, no se quejaba de nada, ten¨ªa un gran sentido del humor; le vi muy pocas veces enfadado, pero cuando se enfadaba sal¨ªan chispas de sus ojos. Y mi madre era una gran trabajadora, yo creo que jam¨¢s fue al cine. Siempre la vi trabajando, m¨¢s que mi padre incluso. Vivi¨® toda su vida para nosotros.
Qu¨¦ mundo tan distinto al mundo de sus hijos...
S¨ª, siempre les digo a mis hijos que la vida es muy dura, que hay que estudiar. El mayor me dice: "Pap¨¢, qu¨¦ pesado eres". Y yo les insisto en que hay que tener una preparaci¨®n; que la vida va a ser cada vez m¨¢s dura, m¨¢s dif¨ªcil; que hay que trabajar y luchar... No se consigue nada sin esfuerzo, y lo que se consigue sin esfuerzo, ni lo aprecias, ni lo valoras. Y les repito que hay que ahorrar, que deben apagar las luces cuando se van de un cuarto, que no deben gastar agua por gastar... Y que los regalos deben ser cosas ¨²tiles. Y no han de ir al colegio presumiendo de lo que tienen o de que su casa es as¨ª de grande... Les digo: "No se¨¢is ostentosos, en el colegio os pueden coger hasta man¨ªa". Tampoco me gusta que salgan en la prensa, ni en ning¨²n otro lado. Que sean normales. Ellos no tienen la culpa de que su padre sea famoso...
?C¨®mo ve usted el mundo al que ellos han llegado, este mundo de ahora?
?Uf!, lo veo muy duro, muy competitivo, muy complicado... Y como sigan surgiendo tantas cosas nuevas, e in¨²tiles, dentro de 10 a?os me voy a sentir yo mismo incapacitado para vivir en un mundo tan moderno. Ahora hay tantas cosas..., no necesitamos tantas... Muchas veces le digo a Carmen, mi mujer, que el 90% de las cosas que hay en casa no valen para nada; al rev¨¦s, te dan trabajo, y cuantas m¨¢s tengas, m¨¢s te preocupar¨¢s por ellas, m¨¢s esclavo te vuelves de ellas. Hay que tener pocas...
?Y qu¨¦ hacer con lo que sobra?
Por Navidad, nosotros hacemos limpieza, y los ni?os, tambi¨¦n. Lo metemos todo en bolsas y se lo damos a los ni?os pobres. De los regalos que tienen guardan algunos, y el resto lo damos casi todo.
Parece que un mundo en el que hay excesos para unos y carencias para otros est¨¢ mal hecho...
Hay mucho consumismo. Y mucha injusticia. El mundo es injusto desde el mismo momento en que uno nace. No es lo mismo nacer aqu¨ª que en ?frica, donde los pobres no tienen qu¨¦ comer. Es injusto. Pero voy a decirte una cosa: yo creo que a su manera todo el mundo tiene alg¨²n momento feliz, y cada uno sufre a su manera. La felicidad completa no creo que exista. Son momentos, y hay que aprovecharlos.
?Qu¨¦ es la felicidad para usted?
La felicidad es el equilibrio. Es dif¨ªcil alcanzarlo, ahora que hay tantas cosas, tantas tentaciones, pero para m¨ª es el equilibrio. El equilibrio est¨¢ en el respeto, en la tolerancia, en la comprensi¨®n de la gente. Una de las cosas m¨¢s dif¨ªciles que existen es intentar ponerte en el lado de la otra persona...
Es constante en sus declaraciones p¨²blicas su preocupaci¨®n por la concentraci¨®n como un elemento fundamental de su juego...
Cuando uno est¨¢ tranquilo es cuando hay m¨¢s concentraci¨®n. S¨ª, lo he dicho hace tiempo, pero ahora han cambiado las cosas. Antes era muy dif¨ªcil concentrarse en los campos de golf: la gente charlaba, los fot¨®grafos se mov¨ªan, sacaban fotos en momentos inoportunos. Siempre lo comprend¨ª, pero lo sufr¨ª, porque me hac¨ªa perder la concentraci¨®n, y si la pierdes no focalizas y no llegas a hacer las cosas como se deben hacer. Ahora hay m¨¢s control en el campo; la gente conoce m¨¢s el juego, ya sabe que no debe moverse; los fot¨®grafos ya no sacan fotos en momentos inoportunos. En aquellos tiempos lo sufr¨ª todo, tambi¨¦n la incomprensi¨®n de la prensa, que no valoraba lo suficiente mis triunfos; pero ahora lo entiendo, es que entonces no entend¨ªan...
Usted s¨ª los valoraba...
C¨®mo no los iba a valorar... He disfrutado much¨ªsimo jugando. No hay nada mejor que tener una profesi¨®n que te gusta y llegar a ser el mejor en ella.
El mejor. Qu¨¦ expresi¨®n m¨¢s tremenda.
S¨ª, y no lo digo pavone¨¢ndome, ah¨ª est¨¢n mis triunfos. Es lo m¨¢ximo que puede hacer uno: conseguir un trabajo que te gusta, disfrutar mucho y encima ser el mejor. Es una suerte tremenda.
?C¨®mo le hizo el ¨¦xito como persona?
Creo que lo he llevado bastante bien. Nunca se me subi¨® a la cabeza, creo. Siempre tuve los pies en el suelo. Me consideraba un buen profesional y lo he intentado dar todo en el campo. No soy una persona ostentosa, nunca presum¨ª de nada. Y cuando he estado con la gente y con los amigos, en ning¨²n momento me he puesto por encima de ellos; siempre los he respetado, siempre he vivido igual, no he cambiado nada. Sigo entrenando, aunque un poco menos porque no puedo; sigo viviendo en el mismo sitio; visito los mismos bares y restaurantes; sigo estando pr¨¢cticamente con los mismos amigos...
En 1993 dijo usted que se hallaba profesionalmente en un pozo. A lo largo del tiempo se observa en usted una autocr¨ªtica p¨²blica que no es com¨²n entre los deportistas; si acaso la hay en muy pocos, como Indur¨¢in o como Zidane...
Yo me he equivocado much¨ªsimas veces. Volvemos a lo de siempre: si mi abuela tuviera ruedas ser¨ªa una bicicleta... No se puede dar marcha atr¨¢s. En la vida no hay molligan [cuando en el golf tiras una bola y te permiten repetir], no hay una segunda oportunidad; lo bonito ser¨ªa volver a empezar de nuevo para no cometer los mismos errores... Comet¨ª muchos, pero hay uno que me reprocho m¨¢s: el no haber seguido estudiando, el haber abandonado la escuela. Eso lo echo mucho de menos. Y le digo a mi mujer: "A los chicos hay que hacerlos estudiar, y si es preciso ponerles una profesora particular, hay que pon¨¦rsela, hacerles estudiar. Es mejor gastarse el dinero en ponerles a estudiar que en darles una herencia". Pero, claro, en aquellos tiempos mis padres estaban preocupados por los estudios hasta cierto punto, porque all¨ª lo que hab¨ªa que hacer era trabajar y ganar el dinero para comer y salir adelante. La preocupaci¨®n no era labrarse un futuro, sino sobrevivir d¨ªa a d¨ªa...
?Y no ha tenido la tentaci¨®n de estudiar luego?
?Huy!, no retiene mi cabeza...
?No se concentra?
No s¨¦, hace poco empec¨¦ a dar unas clases de ingl¨¦s; s¨¦ hablar ingl¨¦s, pero me gustar¨ªa mejorarlo, sobre todo porque he empezado como comentarista de la BBC y me gustar¨ªa no meter la pata, no decir tonter¨ªas. Mi mujer me ha preguntado c¨®mo van las clases. Pues no s¨¦ c¨®mo van, porque llevo dos semanas y no he aprendido nada. Y es que uno ya no retiene.
?Por qu¨¦ ocurre eso? ?En qu¨¦ est¨¢ pensando?
No s¨¦, no est¨¢ la mente ah¨ª. O es que no pones inter¨¦s. Es curioso, a m¨ª me cuentan un chiste y lo retengo muy bien, pero me cuentan cualquier otra cosa y me mente se va por ah¨ª...
Eso afecta a su juego.
S¨ª, claro. Siempre he dicho que la mente es muy grande y muy poderosa. Y en el golf, el poder de la mente representa un porcentaje muy alto. La mente es important¨ªsima.
Quiz¨¢ la presi¨®n social sobre un deportista de ¨¦lite es tal que le obliga a estar siempre en el mismo nivel...
Yo creo que no, lo tengo muy claro. La vida, me lo dec¨ªan mis padres, es muy corta. A m¨ª se me ha pasado el tiempo en un abrir y cerrar de ojos. La vida son etapas: uno nace, crece y se muere, y lo que hay que hacer es disfrutar al m¨¢ximo. Eso cada d¨ªa lo tengo m¨¢s claro. S¨¦ que el tiempo pasa, y que no s¨®lo a uno le cambia el pensamiento, sino el f¨ªsico tambi¨¦n...
?Qu¨¦ le dice el cuerpo ahora?
A m¨ª el cuerpo me duele todo, me duele hasta el sentimiento. Hay que tener en cuenta que he estado viajando 30 a?os, jugando, compitiendo; una vez ech¨¦ la cuenta de cu¨¢ntos golpes daba al a?o, y creo que eran 50.000. Multiplica por 30 a?os... La vida da muchos golpes... Aunque yo pienso que el golf es un deporte muy sano, san¨ªsimo, pero tambi¨¦n pienso que todos los deportes de alto nivel son insanos. El deporte hay que hacerlo con moderaci¨®n...
?Y por qu¨¦ es insano?
Te puedo poner un ejemplo, el ciclismo. El ciclismo, que a m¨ª me gusta much¨ªsimo, no es sano. No puede serlo estar corriendo el Tour de Francia durante 21 d¨ªas y permanecer subido a una bicicleta seis horas todos los d¨ªas, con el coraz¨®n a 180 pulsaciones por minuto. Eso no es sano, es imposible. El coraz¨®n, como el cuerpo, est¨¢ hecho para aguantar un cierto esfuerzo, pero cuando ese esfuerzo se sobrepasa no puede ser bueno...
?Y el golf?
Creo que es el deporte del futuro. Se lo coment¨¦ hace a?os al que fue presidente del Consejo Superior de Deportes, Rom¨¤ Cuy¨¢s, y me mir¨® de una manera extra?a, como pensando: qu¨¦ querr¨¢ decir este chaval. Se lo dije hace veinte a?os y el tiempo me est¨¢ dando la raz¨®n. Cada vez el golf es aceptado por m¨¢s gente, hay m¨¢s gente que juega al golf. Ahora mismo es el tercer deporte m¨¢s practicado del pa¨ªs, y a medida que haya m¨¢s campos p¨²blicos habr¨¢ m¨¢s... Creo que debe haber campos privados, comerciales y p¨²blicos. Campos privados para aquellos que quieran tener su propio campo, eso es normal; campos comerciales, porque crean muchos puestos de trabajo, mucha riqueza alrededor, y campos p¨²blicos para que pueda practicar todo el mundo: el alba?il, el taxista, todos.
Parece que el deporte en Espa?a no se ha planificado como instrumento de salud o de convivencia, sino para comerciar con ¨¦l...
El deporte es un instrumento de integraci¨®n, s¨ª. Y el golf no puede ser m¨¢s familiar, m¨¢s sociable; juegas hablando, y sigues hablando de la partida durante meses y a?os, da mucho de s¨ª. Al golf juega todo el mundo, desde los ni?os hasta los ancianos... Y quien practica deporte est¨¢ apartado de los riesgos que corre la juventud hoy d¨ªa: la droga, el alcohol..., todo eso.
Vuelvo a 1993. Si entonces dijo que estaba metido en un pozo, ?d¨®nde est¨¢ ahora, 10 a?os despu¨¦s?
?Ahora? Ya me he desdoblado. Antes sufr¨ªa porque no estaba en el nivel en que yo pensaba que deb¨ªa jugar. Ahora, no. Ahora lo veo como algo que es normal que suceda a lo largo del tiempo, pero sigo luchando y voy a seguir luchando. Otra cosa es que siga adelante o no, pero hay que luchar y no perder ni la ilusi¨®n, ni la esperanza. Si llegas, bien, y si no llegas, pues qu¨¦ le vas a hacer. Lo peor es que desees hacer algo y ni siquiera lo intentes. Cuando todo se acabe dir¨¦: bueno, algunas cosas las hice bien, otras mal y otras resultaron regular; pero lo intent¨¦, di todo lo que ten¨ªa.
Afirm¨® que se retirar¨ªa en 2010.
Imposible, un jugador de golf no se retira nunca. Siempre est¨¢ el gusanillo ah¨ª. Siempre te gusta competir, te gusta jugar. Adem¨¢s s¨®lo tengo 46 a?os... Al empezar tan joven, hay gente que dice: "Seve, joder, debe tener 60 a?os...".
?Usted qu¨¦ edad se calcula por dentro?
Me siento con muy buen humor, como si tuviera 20 a?os. Me siento muy joven. El ¨²nico problema es que ando bastante fastidiado de la espalda. Aunque ya me molesta hasta hablar de ello. La gente ya debe de estar cansada de o¨ªrlo y leerlo, pero he sufrido de la espalda desde que empec¨¦ en esto, en el a?o 1974. Si yo hubiera estado bien f¨ªsicamente habr¨ªa ganado bastante m¨¢s de lo que he ganado. Pero no me ha acompa?ado la salud...
Pero ganar ahora no es el objetivo.
Claro que s¨ª. El objetivo es competir y divertirme, pero yo s¨®lo s¨¦ jugar si es para ganar.
El golf es su vida...Es mi vida. Gracias a ¨¦l he conseguido todo lo que tengo. No s¨®lo a nivel econ¨®mico. He viajado, he conocido a gente muy interesante... Pienso que el golf, sobre todo, requiere una cosa: que tengas los pies bien en el suelo y seas muy humilde. Porque ¨¦ste es un deporte impredecible: pasas de ser el mejor a colocarte entre los mediocres...
Esa expresi¨®n, bajo par, se parece a lo que nos ocurre en la vida: tratas de cumplir cuanto antes tus objetivos...
Es un deporte muy complicado, muy dif¨ªcil, sobre todo para los j¨®venes; porque sabes qu¨¦ vas a gastar en ¨¦l, pero no sabes qu¨¦ vas a ganar con ¨¦l...
?Qu¨¦ derrota es la que m¨¢s le ha dolido en la vida?
Lo m¨¢s doloroso en mi vida ha sido la p¨¦rdida de mi padre y de mi madre. Sobre todo la de mi padre. Y no es porque le quisiera m¨¢s, sino porque se muri¨® mucho antes, cuando ten¨ªa 67 a?os y estaba en el mejor momento. Era cuando estaba al fin disfrutando de la vida, y viajaba conmigo, y ¨¦ramos muy amigos. Mi madre falleci¨® con 85 a?os; tuvo mucho m¨¢s tiempo, y se muri¨® de repente y feliz. Mi padre enferm¨® de c¨¢ncer, lo pas¨® muy mal. Todos lo pasamos muy mal sabiendo que estaba con nosotros y que pronto ya no estar¨ªa sentado ah¨ª, en la cocina, comiendo junto a todos. A m¨ª me afect¨® mucho, much¨ªsimo, porque era un hombre muy especial.
Cuando usted se sienta ahora ante al horizonte, en su pueblo, ?qu¨¦ piensa?
Soy una persona que aprecia las vistas, por eso me muevo tanto en bicicleta. ?Que qu¨¦ pienso? Disfruto simplemente, no pienso en nada. O s¨ª, pienso en la suerte que tengo de vivir en un sitio tan especial como Cantabria, en un pa¨ªs tan hermoso como Espa?a. Tenemos el mejor pa¨ªs, sin duda.
?Querr¨ªa que alguno de sus hijos le emulara?
Alguno juega al golf, lo he conseguido. Pero lo que quiero es que primero estudien, que tengan preparaci¨®n y sean buena gente.
?Siente envidia de los que vienen?
No, qu¨¦ va. Al rev¨¦s. Bueno, s¨ª me gustar¨ªa tener 25 a?os, como algunos de ellos. Pero disfruto much¨ªsimo al ver a jugadores como Sergio Garc¨ªa o como Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal. Me siento orgulloso... Cuanto m¨¢s ganen ellos y mejor les vaya, pues mejor para la promoci¨®n de este deporte y mejor tambi¨¦n para todos. La envidia no te lleva a nada.
Por cierto, ?sabe c¨®mo se dice envidia en ingl¨¦s?
Envy, me parece.
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