Nadal en estado puro: remontada a Thiem y semifinales

Cuando el reloj ya supera las dos de la madrugada y los dep¨®sitos ya est¨¢n vac¨ªos, Dominic Thiem todav¨ªa tiene fuerzas para seguir reventando la pelota despu¨¦s de una ciclot¨ªmica noche que se prolonga durante 4h 49m y en la que puede pasar de todo: Rafael Nadal encaja un set en blanco, se repone y enfila la victoria, pero el austriaco no se rinde, rebate y guerrea hasta que en la foto-finish del encuentro, injust¨ªsimo final fuera cual fuera el desenlace, env¨ªa larga una volea y definitivamente se inclina: 0-6, 6-4, 7-5, 6-7 y 7-6. El balear, entonces, ya tiene en la cartera el billete para las semifinales de Nueva York y lo primero que hace es darle un abrazo a su adversario. Es la foto.

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Ser¨¢ Nadal quien se enfrente este viernes al argentino Juan Mart¨ªn del Potro (6-7, 6-3, 7-6 y 6-2), pero Thiem se licencia: por primera vez, tutea de verdad a Nadal en un pulso de larga distancia y en un gran escenario. Sin embargo, es el n¨²mero uno el que sobrevive al choque de trenes y el que sigue en la carrera, porque sea cual sea la circunstancia, ¨¦l siempre encuentra la puerta del laberinto.

De entrada, Nadal se encontr¨® con un vendaval que se lo llev¨® por delante durante 25 minutos, los que emple¨® Thiem en cerrar un primer tramo tortuoso. El austriaco, kilos y kilos de p¨®lvora en su derecha, sali¨® de la bocana del vestuario con un plan muy definido y un saco de artiller¨ªa pesada que fue distribuyendo palo a palo, por cada ¨¢ngulo de la central. De derecha y de rev¨¦s, en trance por instantes, infligi¨® un castigo tremendo a un ritmo de v¨¦rtigo, impidiendo a Nadal asimilarlo de un punto a otro. Peg¨® con la violencia que le caracteriza y dej¨® al n¨²mero uno aturdido, porque solo as¨ª se le puede derribar, sin dejarle pensar ni reaccionar una sola mil¨¦sima. De lo contrario, Nadal siempre replica.

Incandescente, Thiem puso la bola donde quiso en ese primer asalto y lo cerr¨® con tres roturas, dejando un poso muy feo para el balear, que en sus 17 a?os de carrera profesional solo hab¨ªa encajado 15 sets en blanco, cuatro en los Grand Slams; el m¨¢s reciente, el curso pasado en Miami, ante Philippe Kohlschreiber, y en lo referido a los grandes, el ¨²ltimo cero responde a 2015, contra Tomas Berdych en Melbourne; antes, contra Roger Federer (Wimbledon 2006) y Andy Roddick (US Open 2004). En las tres ocasiones perdi¨®. Importante bofetada, pues, para arrancar una noche en la que el calor (30? y un 70% de humedad) volvi¨® a dejarse notar en Nueva York, aunque en menor medida que la velada anterior, la que consumi¨® a Federer en los octavos.

El chaleco, un experimento fallido

Como se hab¨ªa anticipado, Nadal ech¨® mano del innovador chaleco de hielo para refrigerar su tren superior, pero le dur¨® un suspiro, el par de veces que se lo puso durante el primer set. Le costaba pon¨¦rselo y ten¨ªa todav¨ªa m¨¢s dificultades para retir¨¢rselo en el retorno a pista, as¨ª que decidi¨® dejarlo r¨¢pido de lado. Superstici¨®n o no, la prenda no volvi¨® a salir de la c¨¢mara.

Encorsetado, sin respuestas a la avalancha de Thiem, solo empez¨® a recuperar el tono cuando el porcentaje de servicios de su rival empez¨® a picar hacia abajo, porque el promedio previo era sencillamente insostenible. Afloj¨® lo m¨ªnimo el austriaco y entr¨® con el cuchillo Nadal, en pie pese al sopapo del comienzo. Se exig¨ªa dar un paso adelante, ser menos contemporizador, y pudo hacerlo a duras penas porque la bola contraria es de las que hace temblar el cordaje y empuja hacia atr¨¢s. No obstante, se produjo un intercambio de golpes (break del espa?ol para 5-4 y respuesta inmediata) y despu¨¦s un ingenuo juego final por parte de Thiem, precipitado y atolondrado.

Una subida kamikaze y una derecha excesivamente cruzada, el marcador equilibrado y de repente un panorama completamente distinto. A Thiem le comenz¨® a entrar un cosquilleo por dentro y su derecha perdi¨® algo de veneno, de modo que el Caravaggio inicial lleno de sombras fue difumin¨¢ndose poco a poco y Nadal gan¨® luz. Ahora s¨ª, empez¨® a encontrar esa velocidad intermedia que le gusta, a abrirle al rev¨¦s al austriaco y a hacerle da?o. Sin embargo, Thiem continu¨® tute¨¢ndole y ara?¨® un break que al igual que en la manga anterior se llev¨® una contestaci¨®n inmediata. Del 4-3 al 5-5. Es decir, con un juego arriba y sirviendo para sellar el set, el nueve del mundo perdon¨®. Indult¨® y reenergiz¨® a Nadal, a gusto siempre en ese ejercicio de la cuerda floja porque nadie lo domina mejor que ¨¦l.

Un alud: 74 golpes ganadores y 18 ¡®aces¡¯

Aunque estuvo impreciso, el mallorqu¨ªn tir¨® una doble derecha paralela estupenda y remat¨® su tercer set point para dar un vuelco a la historia en un chasquido de dedos. Con ¨¦l por delante y tal y c¨®mo se hab¨ªa desarrollado la noche, todo hac¨ªa pensar en una rendici¨®n de Thiem, pero este no se arrug¨® en ning¨²n momento. Cada d¨ªa mejor tenista, m¨¢s entero y habiendo dado un salto f¨ªsico y emocional, el austriaco (25 a?os) no se derriti¨® pese a que le vinieron otra vez mal dadas. Se hab¨ªa puesto por delante de nuevo, break y 2-1, pero desperdici¨® tres opciones para haber logrado una brecha considerable (lo que hubiera sido el 4-1) y Nadal le dio otra punzada an¨ªmica: 4-4 y de ah¨ª a la muerte s¨²bita. Digerido el impacto, se levant¨®, sigui¨® remando y se la adjudic¨® (7-4).

En la recta final, Thiem escap¨® a una doble situaci¨®n l¨ªmite: dos opciones de rotura con 2-2 y tres m¨¢s con 5-5. Sin embargo, en el ¨²ltimo cuerpo a cuerpo se inclin¨® (7-5 en la muerte s¨²bita) y el que contin¨²a en pie es Nadal, el maestro de la supervivencia. Una vez m¨¢s, Nadal en estado puro. ?Se puede sobrevivir a un alud de 74 golpes ganadores, 18 aces, a un tanteo inferior (166-171) y un set en blanco en contra nada m¨¢s empezar, en el duelo m¨¢s prolongado del torneo? Solo ¨¦l tiene la respuesta. Solo ¨¦l tiene ese manual.