La Real Sociedad, de las llamas al brillo en una d¨¦cada
El club gipuzcoano pas¨® del concurso de acreedores a la bonanza econ¨®mica por la gesti¨®n razonable de Aperribay
El s¨¢bado 20 de diciembre de 2008 fue un d¨ªa muy desagradable para Jokin Aperribay. Por la tarde, la Real Sociedad venci¨® a duras penas al Salamanca, aunque segu¨ªa lejos de los puestos de ascenso a Primera Divisi¨®n, y despu¨¦s celebr¨®, a pocos metros del estadio de Anoeta, en el vel¨®dromo, su junta de accionistas en la que el grupo que presid¨ªa hab¨ªa presentado una propuesta de remoci¨®n del entonces presidente I?aki Badiola.
Ganaron, pero en cuanto se anunci¨® su nombre, el vel¨®dromo, repleto de accionistas minoritarios, comenz¨® a pedir a gritos su dimisi¨®n. Apenas llevaba un minuto en el cargo y tuvo que salir escoltado por la Ertzaintza. Cuando arreciaba la protesta, un grito unamuniano rasg¨® la noche: ¡°?Vencer¨¦is, pero no convencer¨¦is!¡±. Badiola recogi¨® los b¨¢rtulos con los que hab¨ªa intentado regenerar a la Real, pero no cont¨® con la ayuda de los medios de comunicaci¨®n m¨¢s influyentes de Gipuzkoa ni con el apoyo de las autoridades pol¨ªticas, sobre todo, cuando propuso levantar las alfombras y lleg¨® a sugerir, incluso, que el club hab¨ªa permitido pr¨¢cticas irregulares relacionadas con Eufemiano Fuentes.
Aperribay ten¨ªa a la masa social en contra pero a favor su templanza y su experiencia empresarial; no en vano, su familia era la accionista mayoritaria de SAPA, una empresa de armas con m¨¢s de cinco siglos de actividad. Su padre hab¨ªa sido vicepresidente de la Real en tiempos de I?aki Alkiza y sufri¨® el acoso de ETA. Su ch¨®fer, Gregorio Ca?o, muri¨® en un atentado, mientras le esperaba a las puertas de su casa. Un comando terrorista intentaba secuestrar a Joaqu¨ªn Aperribay, que retras¨® su salida porque la noche anterior hab¨ªa estado celebrando el ascenso del Zumaiako a Tercera Divisi¨®n. Posteriormente, recibi¨® una carta bomba en su domicilio, que pudo ser desactivada.
El presidente de la Real Sociedad fue girando el club hacia un modelo empresarialmente sostenible. Con la entidad en concurso de acreedores, despu¨¦s de no poder conseguir el ascenso en su primera temporada, contrat¨® a Mart¨ªn Lasarte como entrenador y el uruguayo decidi¨®, entre otras cosas, subir al primer equipo al entonces desconocido Antoine Griezmann. El franc¨¦s, con s¨®lo 18 a?os, se convirti¨® en uno de los art¨ªfices del ascenso realista a Primera Divisi¨®n, una situaci¨®n crucial para el devenir del club. Aument¨® la masa social, regresaron los patrocinadores y se incrementaron los ingresos de la entidad, que en 2013 pudo salir del concurso de acreedores.
La tutela de Aperribay, siempre discreto desde su sill¨®n de presidente, mejor¨® la posici¨®n de la Real Sociedad en los ¨¢mbitos de influencia del f¨²tbol espa?ol. Se fue ganando a socios y accionistas y sane¨® la instituci¨®n, con lo que mejor¨® tambi¨¦n el aspecto deportivo. El sustituto de Mart¨ªn Lasarte, Phillippe Montanier, meti¨® al equipo en la Champions, apenas dos a?os despu¨¦s de ascender a Primera. Jagoba Arrasate, que cogi¨® las riendas m¨¢s tarde, tambi¨¦n obtuvo plaza en la Europa League. Mientras, hab¨ªa llegado el man¨¢ de los ingresos televisivos, pero tambi¨¦n la p¨¦rdida de algunos activos importantes como Griezmann, traspasado por 30 millones, Illarramendi (32), Claudio Bravo (12) o Yuri Berchiche (13). Finalmente, se march¨® I?igo Mart¨ªnez al Athletic, pagando su cl¨¢usula de rescisi¨®n de 32 millones.
El nuevo Anoeta y la cantera
Las bajas, pese a los ingresos millonarios, aumentaron los vaivenes del equipo, que se resinti¨® en el aspecto deportivo. Por el banquillo pasaron David Moyes, Eusebio Sacrist¨¢n y Asier Garitano, con la aparici¨®n espor¨¢dica de Asier Santana e Imanol Alguacil, que finalmente se asent¨® en el cargo. Aperribay coloc¨® a Roberto Olabe en la secretar¨ªa t¨¦cnica y el equipo comenz¨® a crecer a un ritmo m¨¢s r¨¢pido. La eclosi¨®n de los j¨®venes de la cantera, con Oyarzabal como estandarte, y los fichajes de jugadores contrastados convirtieron a la Real en un equipo atractivo.
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— Real Sociedad F¨²tbol (@RealSociedad) April 1, 2021
A partir de 2018, adem¨¢s, el club cerr¨® su etapa econ¨®mica m¨¢s negra. El dinero obtenido de los traspasos permiti¨® saldar la deuda principal veinte a?os antes de lo previsto en los acuerdos con los acreedores. El panorama era esperanzador. M¨¢s todav¨ªa despu¨¦s de que los problemas burocr¨¢ticos permitieran, por fin, comenzar las anheladas obras de remodelaci¨®n de Anoeta, que desde su inauguraci¨®n arrastraba el sambenito de ser un campo fr¨ªo por la lejan¨ªa de las gradas al c¨¦sped. Aperribay inaugur¨® la temporada pasada el nuevo estadio, con capacidad para 40.000 espectadores. Aument¨® tambi¨¦n el n¨²mero de abonados, aunque la pandemia s¨®lo les permiti¨® disfrutarlo durante unos meses.
El equipo consigui¨® plaza europea la temporada pasada, y adem¨¢s se meti¨® en la final de Copa despu¨¦s de 33 a?os. Mezcl¨® futbolistas de casa con adquisiciones for¨¢neas como Portu, Odegaard (cedido) o Mikel Merino. Fich¨® a un jugador tan diferencial como David Silva, retuvo al prometedor Isak y lanz¨® un mensaje a los chicos de la cantera, mostrando a un ramillete de 13 futbolistas del primer equipo nacidos en Gipuzkoa: tambi¨¦n siendo de la casa se puede llegar lejos. A una final, por ejemplo.
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