Keylor Navas, un gran portero en la diana
Navas tiene tres Champions, pero con ¨¦l siempre hay un ¡°pero¡±. Que no domina el juego a¨¦reo, que no tiene una gran presencia en el ¨¢rea o que su juego con los pies no es excepcional
Keylor Navas es un portero con tres Champions en sus vitrinas. M¨¢s una final perdida con el PSG contra el Bayern hace unos meses. Keylor es uno de esos porteros que como no mide 1,90 se les considera peque?os, ¨¢giles, din¨¢micos. Se suele decir de ¨¦l que es un portero de l¨ªnea de gol, de uno contra uno, de paradas milagrosas, de acciones fulgurantes que no est¨¢n permitidas a los m¨¢s altos pero, siempre hay un ¡°pero¡±. Que no domina el juego a¨¦reo, que no tiene una gran presencia en el ¨¢rea, como si tener casi dos metros diese, de facto, el dominio de los aires. Y como si no vi¨¦semos todas las semanas a porteros muy altos que viven sobre la l¨ªnea de gol, a la sombra del larguero. Adem¨¢s, a Keylor le martiriza eso de que su juego con los pies no es excepcional y no tiene un golpeo exacto a 70 metros de la porter¨ªa. Cuando lleg¨® a Par¨ªs parec¨ªa que era el suplente del suplente, olvid¨¢ndose de su carrera, de sus t¨ªtulos, de su calidad bajo los palos. Ahora ya saben que es un portero fiable, dif¨ªcil de batir y un tipo con personalidad.
Adem¨¢s, Keylor ha sido siempre un portero de momentos m¨¢gicos, decisivos, ¨²nicos. Ese penalti detenido a Messi en la frontera del descanso en el partido de vuelta de Par¨ªs, despu¨¦s de 45 minutos de dominio total azulgrana, destruy¨® las esperanzas cul¨¦s de pensar en una nueva remontada. Lo mismo hizo contra el Bayern, en Alemania y en Par¨ªs mientras los nombres de Neymar y Mbapp¨¦ resonaban por el mundo. Un portero que sabe que ese trabajo excelso, casi siempre, sirve de base para el lucimiento de un delantero, para la subida a los cielos del goleador.
Y mira por d¨®nde, este mi¨¦rcoles, en un centro cerrado de De Bruyne, dud¨® una d¨¦cima de segundo, le pareci¨® que ese bal¨®n iba a ser desviado por un delantero o por su propia defensa, aguant¨® en la l¨ªnea y el bal¨®n, r¨¢pido tras el bote en el c¨¦sped magn¨ªfico del Parque de los Pr¨ªncipes, se le fue dentro de la red. Gol del empate y el City que consegu¨ªa equilibrar el partido.
Y, de pronto, todas las miradas se han vuelto hacia ¨¦l, todos los comentarios se han tornado en cr¨ªticas aceradas, duras.
Del milagro a la m¨¢s pura humanidad, pasar de Dios a ser un don nadie por un bote de la pelota. Esa delgada l¨ªnea roja. Esa que Courtois, su sucesor en el Real Madrid, describ¨ªa tan bien cuando conversaba con Giroud en el descanso y le dec¨ªa que lo ¨²nico que hab¨ªa hecho era poner su pie derecho entre la pelota y la red para evitar el gol cantado de Timo Werner. A Giroud le hab¨ªa parecido un milagro, a Thibaut una acci¨®n sencilla.
Puro f¨²tbol, pura vida
Bueno, veamos. En estas conversaciones siempre hay un componente psicol¨®gico y, como portero, siempre hay que dar la sensaci¨®n de que la acci¨®n estaba controlada, de que nada excepcional ha pasado, de que eres capaz de hacerlo mucho, much¨ªsimo mejor.
Y ahora les van a quedar otros 90 minutos para demostrar que ni los errores se han quedado aparcados en la mente de Keylor ni la suficiencia es lo que define a Courtois. Noventa minutos en el f¨²tbol de mayor exigencia y en el que los peque?os detalles, los m¨¢s m¨ªnimos marcan la diferencia.
Yo no dar¨ªa a Keylor ni a su PSG por eliminados porque si algo tiene el f¨²tbol es posibilidad de revancha. Yo tampoco dir¨ªa que el Chelsea va a apabullar m¨¢s al Real Madrid que en la primera parte de Valdebebas. Y los blancos salieron vivos.
Nos quedan 90 minutos, o m¨¢s, en cada eliminatoria para el disfrute y el sufrimiento. Puro f¨²tbol. Pura vida.
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