El nudo del centro del campo del Atl¨¦tico
Los cambios de sistema y de jugadores restan fluidez y equilibrio a los rojiblancos
Cuando Take Kubo emboc¨® la pelota entre las piernas de Oblak en los primeros segundos del descuento, la desbandada de la hinchada del Atl¨¦tico hacia los vomitorios de salida fue generalizada ante la primera derrota liguera en el Wanda Metropolitano (1-2). La huida de la masa social rojiblanca, aterida de fr¨ªo y airada por el f¨²tbol que le ofrece su equipo en las ¨²ltimas semanas, fue una imagen novedosa en la era Simeone. Ya con la victoria ag¨®nica ante Osasuna (1-0) y la derrota contra el Milan (0-1), la grada emiti¨® se?ales de disgusto y preocupaci¨®n por el desempe?o del equipo. El s¨¢bado, el equipo fue despedido al descanso con una sonora pitada. Otra reacci¨®n poco vista en los casi 10 a?os que el preparador argentino lleva al frente del equipo.
Hasta ahora, las razones de Simeone para explicar el irregular rendimiento del equipo se centraban en la falta de contundencia en las ¨¢reas y en errores individuales que penalizaban los resultados. Los empates contra el Levante (2-2) y el Valencia (3-3), concedidos en el tramo final de los encuentros, pueden ser explicados as¨ª. El s¨¢bado, contra el Mallorca, a Simeone le salt¨® otro chivato que describe los males del equipo. El centro del campo no solo atasc¨® el juego, sino que fue superado en varios tramos del encuentro en t¨¦rminos de contenci¨®n. El runr¨²n de los grader¨ªos comenz¨® con algunas p¨¦rdidas de Koke y Kondogbia y aument¨® cuando el Mallorca comenz¨® a merodear el ¨¢rea de Oblak en el ¨²ltimo tercio del primer tiempo sin encontrar oposici¨®n en esa zona media. Escorado a la derecha de Kondogbia, Koke trat¨® de poner orden y criterio, mientras De Paul, metido a la izquierda, se perd¨ªa como interior, obligado en demasiadas ocasiones a recibir de espaldas. La sensaci¨®n que transmiti¨® el tr¨ªo de centrocampistas ante el Mallorca es la de no quedar claro qui¨¦n llevaba el mando del juego. Una constante en lo que va de temporada. Como los defensas, los centrocampistas del Atl¨¦tico tambi¨¦n se han visto abocados a los constantes cambios de sistema originados por la b¨²squeda del equilibrio entre defensa y ataque que Simeone a¨²n no ha encontrado.
En el inicio de curso, con el 5-3-2 con el que conquist¨® la Liga pasada, la apuesta del t¨¦cnico fue tratar de anclar a Kondogbia en el eje del centro del campo y desplazar a Koke como volante. Fichado en el inicio de la temporada pasada para tapar la marcha de Thomas al Arsenal, su poder¨ªo f¨ªsico era muy atractivo a ojos de Simeone. Con el paso de los partidos, los an¨¢lisis delataron a un centrocampista que ralentizaba en exceso el juego por costarle jugar a uno o dos toques. Los s¨ªntomas con Kondogbia de mediocentro mostraban que el equipo no se sent¨ªa c¨®modo. Simeone termin¨® por relegarle al banquillo tras la sufrida victoria en Mil¨¢n (1-2) a finales de septiembre. Desde entonces, tras un fallido experimento como central ante el Liverpool, en el Metropolitano (2-3), no hab¨ªa vuelto a la titularidad. Koke pas¨® a jugar por delante de la defensa, pero se vislumbr¨® que el estado de forma del capit¨¢n no era el mejor.
Fallido el intento de consolidar a Kondogbia, Simeone empez¨® a darle m¨¢s vuelo a Rodrigo de Paul, al que hab¨ªa dosificado en el inicio de la temporada por su participaci¨®n en la Copa Am¨¦rica. Seg¨²n fuentes cercanas al vestuario, al argentino le sorprendieron un tanto la extensi¨®n en el tiempo de sus suplencias, as¨ª como que fuera relevado en los tramos finales de algunos encuentros. De Paul ha combinado buenas actuaciones con otras en las que no queda claro su rol. Con Koke y con Lemar ha formado parte de la terna de centrocampistas en la que el entrenador parece creer m¨¢s.
Cuando Simeone ha optado por el doble pivote, Koke ha sido un fijo, pero sus acompa?antes ¡ªKondogbia, Llorente, Herrera, De Paul¡ª han variado sin una soluci¨®n definitiva para dotar al equipo de fluidez y equilibrio. Se suman las ataduras de Llorente, con menos libertad para romper al espacio. Y el empe?o de Simeone en hacerle jugar de carrilero en ausencia de Trippier cuando tiene a Vrsaljko. Llorente ha pasado de ser decisivo en ataque a aparecer en contadas ocasiones. El equipo ha perdido la intensidad en la presi¨®n que le daba cuando jugaba m¨¢s adelantado. La intrascendencia de Llorente, solo una asistencia en lo que va de curso, radiograf¨ªa el nudo del centro del campo que Simeone no ha terminado de solucionar.
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