Los extranjeros de la selecci¨®n de baloncesto: de Las Ventas a una novia miss Espa?a
Clifford Luyk y Johnny Rogers reviven su paso por la absoluta, ejemplos de los jugadores for¨¢neos que echaron ra¨ªces en el pa¨ªs y casos muy distintos al de Lorenzo Brown
De Clifford Luyk a Lorenzo Brown hay mucha historia. El fichaje del base de origen estadounidense, convocado por la selecci¨®n espa?ola de baloncesto de cara al pr¨®ximo Eurobasket, permite abrir el ¨¢lbum de fotograf¨ªas y recordar los casos de otros jugadores que vistieron la camiseta nacional sin haber nacido en Espa?a. Con una diferencia notable. Contrariamente a Brown, que carece de cualquier v¨ªnculo personal o profesional con su nuevo pa¨ªs, muchos de los nacionalizados de otras d¨¦cadas s¨ª echaron ra¨ªces en su destino, tanto dentro como fuera de la cancha. Luyk, Wayne Brabender, Juan Domingo de la Cruz, Chicho Sibilio, Chechu Biriukov, Mike Smith, Johnny Rogers y Chuck Kornegay han dejado su huella, unos m¨¢s profundamente que otros, en un camino que en los ¨²ltimos a?os han seguido Serge Ibaka y Nikola Mirotic y que ahora, de manera m¨¢s artificial, retoma Brown.
Cualquier aventura tiene su pionero. Fue Clifford Luyk quien abri¨® el camino para estos emigrantes que hicieron fortuna. Cuando en 1962 lleg¨® al Real Madrid, este p¨ªvot de 2,03m nacido en Siracusa, Nueva York, no pod¨ªa imaginar que 60 a?os despu¨¦s podr¨ªa echar la vista atr¨¢s y recordar un flechazo. ¡°En mi caso, doble. En Espa?a solo jugu¨¦ en el Real Madrid, 16 temporadas, y en la selecci¨®n, 10¡å, cuenta Luyk, de 81 a?os, con una alegre lucidez. Y viaja al origen... ¡°Mi padre era holand¨¦s, de Rotterdam, tulipanero. Mi madre, suiza, de San Galo, relojera. Se conocieron en un barco rumbo a Estados Unidos huyendo de la Primera Guerra Mundial. Iban siete personas de la familia de mi padre y ocho por mi madre. Quiero decir con esto que yo ten¨ªa profundas ra¨ªces europeas pese a nacer en Nueva York. Fui la primera generaci¨®n americana. Cuando me fui a Espa?a, sab¨ªa d¨®nde llegaba, aunque mis amigos de Estados Unidos me preguntaban si iba con los burros y las mantas. ?Pensaban que Espa?a era M¨¦xico! Afortunadamente, yo tuve una educaci¨®n muy casera. Mis padres me ense?aron la geograf¨ªa y la historia mundial, y me hablaban mucho de Europa. Mi padre hab¨ªa trabajado en Valencia y Barcelona y le encantaba el f¨²tbol. El Madrid era el equipo m¨¢s grande de Europa, y ten¨ªa una secci¨®n de baloncesto...¡±.
El nuevo se instal¨® en el hotel Victoria. All¨ª vivir¨ªa tres a?os que le marcar¨ªan para siempre. ¡°R¨¢pidamente tuve un ambiente muy espa?ol¡±, revive Luyk; ¡°descubr¨ª el mundo taurino. En el hotel estaban El Viti y los hermanos Lozano. Iba mucho a Las Ventas. Aprend¨ªa el idioma en una academia. Hab¨ªa un par de matrimonios que me invitaban a cenar y yo llevaba una botella de vino, nunca fui de McDonald¡¯s ni Burger King. Yo era europeo. En verano volv¨ªa a EE UU y cada vez ten¨ªa menos amigos, y en Espa?a era al rev¨¦s. Hasta ten¨ªa una novia espa?ola, que luego fue Miss Espa?a y Miss Europa, Paquita Torres. Pronto me sent¨ª de aqu¨ª¡±.
La inmersi¨®n fue tan profunda que en 1965, durante una gira del Real Madrid por Sudam¨¦rica, cruzando en avi¨®n los Andes entre Santiago y Montevideo, el vicepresidente Raimundo Saporta le dijo: ¡°Chico, ?por qu¨¦ no te haces espa?ol?¡±. ¡°A m¨ª ni se me hab¨ªa ocurrido, pero le dije enseguida que s¨ª y a los cuatro meses era espa?ol¡±, cuenta Luyk. Debut¨® al a?o siguiente... contra Estados Unidos. ¡°Cuando sonaron los himnos yo ten¨ªa sentimientos encontrados¡±, recuerda. No hizo falta adaptaci¨®n. ¡°Los jugadores del Bar?a y el Joventut, con los que me daba codazos, me dieron unos abrazos tremendos cuando llegu¨¦ a la selecci¨®n¡±. El resto... 150 partidos con Espa?a, dos Mundiales, dos Juegos y cuatro Europeos (plata en Barcelona 73) disputados, adem¨¢s de 36 t¨ªtulos con la camiseta blanca.
Cuando escucha el nombre de Lorenzo Brown, Luyk tira de mu?eca: ¡°No es una sorpresa, he visto cosas m¨¢s extra?as. Hay jugadores nacidos en Estados Unidos con pasaportes de todos los colores. Brown es un caso m¨¢s¡±.
La puerta estaba abierta y por ella entr¨® Wayne Brabender. El noveno jugador con m¨¢s partidos internacionales con Espa?a, 190 (solo uno menos que Marc Gasol), naci¨® en Minnesota hace 76 a?os. En 1967 lleg¨® al Madrid para forjar otra carrera enciclop¨¦dica: de blanco gan¨® 28 t¨ªtulos y con la selecci¨®n, tras nacionalizarse en 1968, form¨® en seis Europeos (plata y mejor jugador del torneo en 1973), dos Mundiales y dos Juegos, adem¨¢s de ser ayudante de Antonio D¨ªaz-Miguel. Tambi¨¦n se cas¨® con una espa?ola.
De la Cruz y Biriukov ten¨ªan billete de ida y vuelta. El primero, p¨ªvot, hijo y nieto de espa?oles, naci¨® en Buenos Aires. Cuando regres¨® a casa jug¨® 12 temporadas en el Bar?a y ten¨ªa una camiseta de tirantes reservada en la selecci¨®n: debut en 1977, 131 partidos, plata europea en 1983, plata ol¨ªmpica en 1984, asistente de D¨ªaz-Miguel... La madre de Biriukov era de Ortuella, Bizkaia, emigrantes a Rusia durante la Guerra Civil. Jos¨¦ Aleks¨¢ndrovich Biriukov Aguirregaviria milit¨® en el Dinamo Mosc¨² hasta fichar por el Madrid en 1984. De rojo, 77 encuentros, un Europeo, dos Juegos.
La selecci¨®n llor¨® la muerte de Chicho Sibilio hace tres veranos. Nacido en la Rep¨²blica Dominicana, con Espa?a se visti¨® de corto 87 veces, fue plata europea en 1983 y ol¨ªmpico en Mosc¨² 80. Alero, como Mike Smith, de Nueva York. Cuando en 1995 debut¨® con la selecci¨®n ya sumaba nueve a?os dando botes en clubes nacionales y estaba casado con una espa?ola. Se nacionaliz¨® a la vez que el balonmanista Talant Dujshebaev. Era licenciado en Criminolog¨ªa y jug¨® 30 encuentros con su pa¨ªs de acogida, entre ellos dos Eurobasket.
Desde Estados Unidos, donde es vicepresidente de los Washington Wizards tras ser ojeador en Oklahoma Thunder y director de personal en los Clippers, el californiano Johnny Rogers, de 58 a?os, da marcha atr¨¢s en el tiempo. Hasta 1988, cuando este ala-p¨ªvot pelirrojo dej¨® los Cavaliers para empezar en el Madrid su viaje por Espa?a: luego, dos etapas en el Pamesa Valencia, Murcia, C¨¢ceres y Lleida. La llamada de la selecci¨®n le lleg¨® sin buscarla, cuando a los 36 a?os apuraba su carrera y acababa de ser campe¨®n de Europa con el Panathinaikos. Era el a?o 2000 y Lolo Sainz, el seleccionador, el t¨¦cnico que le hab¨ªa dirigido en el Madrid de Petrovic, buscaba un cuatro con buen tiro y le convoc¨® para los Juegos de Sidney. En la rec¨¢mara se qued¨® Pau Gasol.
¡°Fue un orgullo vestir la camiseta de Espa?a¡±, comenta Rogers, 16 veces internacional. ¡°Yo no ten¨ªa la nacionalidad pensando en la selecci¨®n. En 1993, antes de la ley Bosman [1995] me cas¨¦ con una valenciana. Soy espa?ol por amor, como en los viejos tiempos¡±. Curiosamente, su v¨ªnculo remite al inicio: ¡°La primera persona que conoc¨ª en Espa?a fue Clifford Luyk. Yo pens¨¦ que era incre¨ªble que siendo americano era un espa?ol m¨¢s, plenamente identificado¡ eso me marc¨®. Me ayud¨® mucho. Es curioso que luego siguiera sus pasos. Brabender y ¨¦l han aportado mucho al baloncesto espa?ol. Como ellos, yo sent¨ªa el himno como m¨ªo. Ahora llevo siete a?os viviendo en Estados Unidos y en casa todav¨ªa hablamos espa?ol. Echo mucho de menos al pa¨ªs. Cuando no trabaje, pasaremos mucho tiempo en Espa?a¡±, se sincera.
La historia contin¨²a. Chuck Kornegay, p¨ªvot de Carolina del Norte, fue 18 veces internacional y gan¨® el bronce europeo de 2001. Ibaka (Rep¨²blica del Congo, 50 partidos) y Mirotic (Montenegro, 30) se colgaron dos medallas cada uno como parte de la inolvidable generaci¨®n de oro. Todos ten¨ªan un lazo que, m¨¢s o menos fuerte, les un¨ªa a Espa?a. Lorenzo Brown tiene deberes pendientes.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.