Negreira y las pasiones
Admitir una debilidad de nuestro equipo es como traicionar a la patria. Pero no es la patria, es solo f¨²tbol, un juego, y conviene que nos relajemos
Pruebe usted a decirle a un amigo enamorado que su pareja no es lo que parece. Perder¨¢ la amistad. Las pasiones no admiten razones, tampoco en el f¨²tbol, ese juego racional hasta que un equipo lo vuelve sentimental. A partir de ah¨ª, los debates se hacen insoportables porque los llenamos de prejuicios. Y porque en el terreno de las pasiones, admitir una debilidad de nuestro equipo es como traicionar a la patria. Pero no es la patria, es solo f¨²tbol, un juego, y conviene que nos relajemos y hagamos un esfuerzo para no enga?ar a la verdad.
Empezar¨¦ hablando de los m¨ªos, para calmar las sospechas. Si yo declaro que tengo serios reparos con la Superliga, no estoy hablando mal de Florentino y mucho menos del Real Madrid. Estoy polemizando sobre la Superliga, un proyecto llamado, a mi criterio, a despopularizar el f¨²tbol debilitando a una clase media futbol¨ªstica que vertebra deportivamente pa¨ªses y hasta continentes. Como el proyecto de la Superliga lo lidera Florentino, que preside el Real Madrid, los madridistas tenemos que ser acr¨ªticos por lealtad patri¨®tica. No se?or. Se puede tener una opini¨®n sobre la Superliga, otra opini¨®n sobre Florentino y a¨²n otra m¨¢s sobre el Real Madrid. No se trata de una unidad sentimental que nos obliga a someter las opiniones por una mal entendida lealtad.
El f¨²tbol es proclive a ese tipo de malentendidos que mezclan cosas de distinta naturaleza. Una que me acompa?a desde toda la vida es esa que dice: ?Usted qu¨¦ prefiere, jugar bien o ganar? Como si fueran conceptos antag¨®nicos. Yo prefiero jugar bien y ganar. Pues bien, en Argentina hay dos escuelas filos¨®ficas que debaten este punto desde hace 50 a?os. Aqu¨ª, si nos atenemos a los dardos que se tiran Xavi y Simeone, vamos por el mismo camino, aunque de momento, en un tono civilizado.
Todo esto para llegar al tema del a?o: el caso Negreira. En esencia, 7,3 millones de euros que el Bar?a pag¨® durante 17 a?os al vicepresidente del Comit¨¦ Nacional de ?rbitros. El contrato compromete a cuatro presidentes del Bar?a, incluido el indignado presidente actual. El esc¨¢ndalo, porque no hay otra palabra para definirlo, lo destap¨® la Cadena Ser de Barcelona, en un impecable ejercicio period¨ªstico. Un caso que, como era de esperar, desat¨® una agresiva literatura desde trincheras enfrentadas, mientras el Bar?a sigue postergando las explicaciones al tiempo que deja crecer las sospechas. Como las pasiones no descansan, el barcelonismo se atrinchera en su identidad y se permite cantar ¡°as¨ª gana el Madrid¡± por una falta de Nacho en el ¨²ltimo cl¨¢sico. ?Por una falta! ?En este momento!
Los prejuicios no admiten pruebas en contra ni se detienen ante nada. Hay un hermoso v¨ªdeo viral del Mundo Deportivo que se recrea en el Bar?a de los ¨²ltimos 20 a?os. Se pregunta si no fue legal la magia de Ronaldinho (claro que s¨ª, incluso lo aplaudi¨® el Bernab¨¦u), o las maravillas de Messi (sin duda el mayor genio que dio este siglo), o el Bar?a de Guardiola, o el de Luis Enrique (dos ciclos gloriosos, ?c¨®mo no?). Que nadie se preocupe, los racionales sabemos reconocer la excelencia. Pero no me cambien ustedes de conversaci¨®n. No estamos hablando de eso. Ni son los que tienen la camiseta de otro color los que estamos debilitando ese periodo del que los barcelonistas se sienten tan orgullosos. Las sospechas las est¨¢ sembrando el mismo Bar?a al no lograr explicar unas noticias que, sinceramente, resultan inexplicables. Pero como las pasiones son como son, es m¨¢s f¨¢cil cantar ¡°as¨ª gana el Madrid¡± que admitir que el Bar?a ha patinado embarrando su propia historia.
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