Victoria de Ganna en la contrarreloj de la Vuelta a Espa?a por delante de Remco Evenepoel

Un d¨ªa, hace muchos a?os, Miguel Indurain, en la cima de su arte, permiti¨® que algunas personas contemplaran una prueba de esfuerzo a la que se someti¨®. Los que lo contemplaron relatan los 20 minutos como una experiencia hipn¨®tica, inm¨®vil sobre la bici est¨¢tica el gigante navarro, pedalada armoniosa, el sonido del rodillo girando r¨¢pido y pesado, y el sonido es casi el mismo que el runr¨²n grave en el asfalto liso liso de la rueda lenticular, la trasera, de la Pinarello de Filippo Ganna, l¨ªneas puras como la del instituto de Miguel Fisac, ah¨ª al lado, una cuchilla de afeitar la cabra tan fino el perfil del cuadro que corta el aire c¨¢lido a 56 por hora por las anchas avenidas junto al Pisuerga. Acomoda los brazos, tan gigantes como los de Indurain, en el manillar, un trono fabricado a la medida en una impresora 3D. Su casco, las gafas que ampl¨ªan su mirada bizca con dos grandes cristales como escafandras, la pegatina que recuerda que ¨¦l, el piamont¨¦s, es Top Ganna, le dan un aire de insecto que, como las avispas de los versos de Jorge Guill¨¦n, poeta de la tierra, y del aire, se zambullen, enorme, 1,93 metros, 83 kilos, 500 vatios, y gravita, tricolor, durante unos instantes exquisitos. Su cuerpo, su motor fenomenal, es uno con la m¨¢quina. Un solo plato, de 62 dientes, delante. Una bici blanca. Durante 25 kil¨®metros, poco m¨¢s de 27 minutos. Es la perfecci¨®n, la poes¨ªa, a la que Remco Evenepoel iridiscente aspira.

Indurain, que recorri¨® de ciclista en contrarreloj varias veces el mismo paseo Zorrilla arriba y abajo, y a los 21 a?os en un pr¨®logo en Pucela capital debut¨® en la Vuelta, regresa casi 40 a?os despu¨¦s y en bicicleta, tranquilo, olvidadas sus velocidades que a todos espantaban, hace el recorrido por la ma?ana. ¡°Si no hay viento, habr¨¢ pocas diferencias¡±, pronostica. Solo Ganna y Evenepoel, por encima de todos, rompen su previsi¨®n. No el viento, no la ciencia de Marco Pinotti, el sabio italiano de la contrarreloj, que prev¨¦ que ninguno pasar¨¢ de 53 de media. El primero rueda a 56. Los 13 primeros, hasta Kuss, el escalador, por encima de 53.

Son dos insectos. Ganna, que se impone en la contrarreloj y da la vuelta a la clasificaci¨®n del Mundial en la que perdi¨® el maillot arco¨ªris ante el insolente belga que se redondea hacia el Pinar de Antequera como una pelota sin aristas en la bicicleta, y el grosor menudo de su cuerpo, 1,71 metros, 61 kilos, 400 vatios, se hace b¨®lido peque?o y veloz que, pasando el cine Rex tiene a Mikel Landa a la vista y le dobla, y ha salido dos minutos m¨¢s tarde, al pasar por delante del portal de la casa de Miguel Delibes, a 600 metros de la meta. Evenepoel, manos desnudas, un verdugo en la cabeza bajo el casco de visera de replicante, pelea con Ganna por la victoria de etapa. Pierde por 16s. Pelea con cuatro m¨¢s por la victoria final, por la Vuelta. Tampoco gana. Queda en tierra de nadie. A uno, al que m¨¢s le duele, Primoz Roglic, solo le ha aventajado en 20s, que en la general son 27s. A los otros tres los tiene m¨¢s lejos --Jonas Vingegaard, guantes negros, naufraga en un recorrido que va contra su naturaleza, y est¨¢ a 1m 13s; Juan Ayuso, 1m 16s, Enric Mas, 1m 41s--, distancias que ser¨ªan seguras si la situaci¨®n no se le endiablara por el juego de equipos, como le recuerda el bravo escalador Sepp Kuss, cuello de tortuga alargado sobre el manillar, pedaleo poco gr¨¢cil sobre la cabra, perdida la ligereza de ave con la que se desplaza en las pendientes, que defiende el maillot rojo de l¨ªder, y sigue de rojo un d¨ªa m¨¢s.

Son tres del Jumbo fuertes en monta?a. Llega la monta?a. La alta monta?a. La de puertos largos y repetidos, de 40 minutos y m¨¢s, la que le gusta a Vingegaard que all¨ª destroz¨® a Pogacar dos Tours seguidos, y llegan el viernes el Aubisque y el Tourmalet, y el s¨¢bado Larrau y Belagua. ¡°Aislaremos a Evenepoel, que no tiene tan buen equipo en monta?a¡±, avisa Kuss. ¡°Y ya veremos qu¨¦ pasa¡±. Son tres del UAE tambi¨¦n, Soler, Ayuso y Almeida. Y Mas es solo ¨¦l, el ¨²nico Movistar, pero, como los surfistas, esperar¨¢ la crecida de la ola que otros creen, y sobre ella flotar¨¢.

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