Kilian Jornet y el reto de los 82 cuatromiles: ¡°Se encuentra f¨ªsicamente perfecto pero, a ratos, cansado psicol¨®gicamente¡±
El equipo que acompa?a al catal¨¢n en su objetivo de atravesar los Alpes a la carrera explica su log¨ªstica y la planificaci¨®n de su alimentaci¨®n cuando suma ya en dos semanas 59 monta?as de m¨¢s de 4.000 metros: ¡°No ha perdido peso¡±
El suspense no habr¨¢ durado gran cosa. Quince d¨ªas despu¨¦s de estrenar su reto de escalar los 82 cuatromiles de los Alpes, Kilian Jornet acumula ya 59 cimas. Si todo va bien, la semana que viene cerrar¨¢ con ¨¦xito un proyecto que pulverizar¨¢ el r¨¦cord de 2008, cuando los gu¨ªas Franco Nicolini y Diego Giovannini completaron la traves¨ªa alpina en 60 d¨ªas. El viaje del ultrafondista catal¨¢n no es estrictamente un viaje en solitario, ni en autonom¨ªa absoluta, sino un periplo escrupulosamente organizado para favorecer su velocidad. Eso s¨ª, Jornet solo se mueve gracias al impulso de sus piernas: ni utiliza remontes mec¨¢nicos, ni veh¨ªculos a motor para desplazarse de un entorno a otro. Cuando toca el asfalto, pedalea con una bici de carretera.
Un equipo de media docena de personas, al que se ha sumado la propia madre del alpinista se encarga de filmar sus evoluciones y de abastecerle y asistirle cuando llega a la carretera, en los valles. All¨ª, dos furgonetas le acogen y le ven comer de manera desenfrenada ¡°durante una hora y media seguida. Es impresionante ver la cantidad de comida que ingiere. Despu¨¦s, se va a dormir a la furgoneta hasta que se levanta para arrancar con una nueva etapa¡±, explica su equipo. Cuando se despierta, escoge la vestimenta apropiada, el material t¨¦cnico que usar¨¢ o monta en su bicicleta y se desplaza hasta el punto escogido donde cambiar¨¢ las dos ruedas por unas zapatillas y se lanzar¨¢ ladera arriba. Pedalea sin peso. Y lleva una mochila minimalista en la monta?a.
Kilian Jornet se ha acostumbrado en el pasado a beber muy poco en sus jornadas de entrenamiento, y puede aguantar sin ingerir l¨ªquidos muchas horas. En alta monta?a, no hay fuentes: hay nieve, pero deber¨ªa fundirla con un hornillo y a?adir sales para hidratarse. A cambio, arranca con un litro de agua, lo administra, y compra agua en los refugios por los que pasa. ¡°En algunos refugios, se siente mal cuando los guardas quieren agasajarle con comida especial. ?l pide comer lo mismo que el resto y duerme en cuartos compartidos. En este sentido, siempre mantiene un perfil muy humilde pese al inter¨¦s que su figura despierta a su paso¡±, explica su equipo.
Jornet gasta unas 6.000 calor¨ªas durante las etapas m¨¢s largas, pero este es un dato que dice bien poco, seg¨²n explica su M¨¦dico, Jes¨²s ?lvarez: ¡°En base al trabajo previo realizado y sabiendo c¨®mo es su microbiota (flora microsc¨®pica) y su estado fisiol¨®gico, nuestro objetivo no es contar calor¨ªas, sino mantener las funciones fisiol¨®gicas de acuerdo a los inputs que recibimos a diario (el atleta entrega muestras de saliva y heces) y a partir de aqu¨ª individualizar la dieta en funci¨®n de las necesidades de macronutrientes o micronutrientes. B¨¢sicamente, lo que intentamos es compensar los estados fisiol¨®gicos alterados que se producen por la actividad, la privaci¨®n de sue?o, el estr¨¦s, etc. En estas situaciones se trata m¨¢s de hacer una restituci¨®n fisiol¨®gica, metab¨®lica y neuroendocrina y no tanto de sumar calor¨ªas: qu¨¦ puede absorber, c¨®mo y qu¨¦ le va a beneficiar teniendo una relaci¨®n muy clara con el estado de la microbiota y de la capacidad intestinal que favorece que se metabolicen y aprovechen los alimentos. El cuerpo humano no es como un tren al que le echas carb¨®n: se quema tanto y se avanza tanto. El cuerpo asimila o no en funci¨®n de diferentes estados¡±.
En su mochila, Jornet lleva unas barritas supercal¨®ricas que ¨¦l mismo se fabric¨® en su casa de Noruega y que alterna con bocadillos y sabrosos bocados hechos por su madre. En los refugios come lo que hay. Si durante sus entrenamientos no tiene la costumbre de comer nada, en carrera ha aprendido a alimentarse a conciencia. De hecho, su equipo estima que no ha perdido peso estas dos ¨²ltimas semanas. ¡°Cuando ascendi¨® hace unos meses 177 ¡®tresmiles¡¯ pirenaicos en 8 d¨ªas, Kilian perdi¨® 7 kilos de peso. Fue un viaje muy diferente, mucho m¨¢s radical, exigente, severo. Aqu¨ª en los Alpes, la experiencia est¨¢ siendo otra. Kilian est¨¢ muy sereno, tranquilo, se permite m¨¢s horas de sue?o, no est¨¢ obsesionado con el cron¨®metro, no compite contra nada ni nadie¡±, valoran sus acompa?antes.
El atleta catal¨¢n viaja a veces acompa?ado por otros alpinistas o gu¨ªas, que le ayudan en ciertos terrenos, bien por t¨¦cnicos, bien por desconocidos. As¨ª, su viaje no es tampoco absolutamente solitario. ¡°Kilian valora mucho la compa?¨ªa de estos amigos, sobre todo porque se encuentra f¨ªsicamente perfecto, pero a veces percibe la dureza psicol¨®gica del reto, cierto cansancio mental¡±, advierte su entorno.
Los Alpes en el mes de agosto resultan especialmente peligrosos, con unas condiciones del terreno que se degradan a gran velocidad, con campos enormes de grietas, con terrenos de roca inestable, con muchos peligros objetivos que esquivar y con rutas que se ven alteradas de forma sorpresiva, lo que obliga a Jornet a cambiar sobre la marcha de itinerario, de plan, alterando sus horarios previstos. ¡°Nunca sabemos cu¨¢ndo va a llegar. Nos limitamos a esperar, le mandamos un mensaje cuando nos parece que tarda demasiado, y recogemos con alivio su respuesta. Cuando llega al fin, nos refiere sus peripecias mientras come. Si comparamos la planificaci¨®n de la traves¨ªa que nos envi¨® hace medio a?o con lo que ha acabado haciendo, las diferencias son sustanciales¡±, apunta su equipo. Mandan las condiciones del terreno y la meteorolog¨ªa, lo que a?ade estr¨¦s y obliga al catal¨¢n a tirar de anticipaci¨®n y de su capacidad de adaptaci¨®n.
Hasta la fecha, Jornet acumula 852,98 kil¨®metros recorridos, 59 cuatromiles, 196 horas, 43 minutos de esfuerzo repartidos en 12 etapas (15 d¨ªas) y un desnivel positivo de 56.237 metros. La duod¨¦cima etapa le permiti¨® atravesar la cresta de las Grandes Jorasses, un viaje a caballo entre la salvaje cara norte francesa (donde se han escrito buena parte de las mejores p¨¢ginas de la historia del alpinismo) y la m¨¢s amable vertiente Italiana. La recta final de su reto recorrer¨¢ una parte esencial de los escenarios donde naci¨®, creci¨® y evolucion¨® el alpinismo¡ hasta alcanzar la era de la velocidad disparada.
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