Cuando los aficionados m¨¢s modestos se burlaban del Manchester City
El vigente campe¨®n de Europa descendi¨® hace 25 a?os hasta el punto clasificatorio m¨¢s bajo de su historia, la tercera categor¨ªa, de donde escap¨® con agon¨ªa. Un viaje al ¡®extinto¡¯ club ¡®citizen¡¯
Macclesfield y su estadio de 1891 est¨¢n a 35 kil¨®metros de M¨¢nchester, pero a a?os luz en nivel futbol¨ªstico. Sin embargo, all¨ª fue el City el 12 de septiembre de 1998 para disputar la s¨¦ptima jornada de la tercera categor¨ªa inglesa. Nunca antes (ni despu¨¦s) los citizen hab¨ªan ca¨ªdo a una divisi¨®n tan baja y nunca el Macclesfield Town hab¨ªa llegado tan alto. ¡°Es un club min¨²sculo [hoy compite en el s¨¦ptimo escal¨®n], pero aquel d¨ªa jugaron como iguales. Sus aficionados no pararon de abuchear a los del City y cantarles que eran una verg¨¹enza, que ya no eran famosos... Me dio mucha pena que soportaran esa ignominia, no se lo merec¨ªan. Al menos, rieron los ¨²ltimos esa tarde porque ganaron en el ¨²ltimo minuto¡±, recuerda Mark Hodkinson, escritor y periodista ingl¨¦s al que el diario The Times encarg¨® que siguiera durante toda esa temporada 1998-99 las aventuras del, entonces, hermano pobre de M¨¢nchester por las profundidades del f¨²tbol brit¨¢nico. Su recopilaci¨®n de columnas se plasm¨® luego en el libro Blue moon. Un viaje al City sufriente y raso, nada que ver con el actual.
Se cumplen 25 a?os de aquel episodio que marc¨® el peor punto clasificatorio de la historia citizen, hoy brillante campe¨®n de Europa, y que abri¨® un enorme socav¨®n entre los dos equipos de la ciudad. Mientras el United fascinaba al mundo con la remontada en la final de la Champions ante el Bayern en el Camp Nou, que culminaba un hist¨®rico triplete, los jugadores del City deb¨ªan salirse del vestuario del campo del Colchester porque el utillero no ten¨ªa espacio para dejar el material. Mientras Old Trafford era conocido como el ¡°Teatro de los Sue?os¡±, un sector de la prensa calificaba el viejo estadio citizen (Maine Road) como ¡°el teatro de la comedia¡±.
¡°En M¨¢nchester, los clubes han tenido probablemente el mismo apoyo en el ¨²ltimo medio siglo, aunque la percepci¨®n en ese momento es que era f¨¢cil apoyar al United, mientras que seguir al City era una prueba de lealtad y compromiso porque el club pas¨® por grandes adversidades. Sus seguidores apreciaban en secreto esta condici¨®n de desvalidos y eso les hac¨ªa m¨¢s fieles. Los aficionados del United se hab¨ªan burlado de ellos, los hab¨ªan ridiculizado, y eso dol¨ªa¡±, explica Hodkinson.
Sobre la hinchada, lleg¨® a caer, incluso, el calificativo de ¡°masoquistas¡±. ¡°Eso ya es, en gran parte, algo del pasado¡±, aclara el escritor brit¨¢nico. ¡°Han tenido que cambiar por completo su imagen de s¨ª mismos y adaptarse a ser los se?ores del f¨²tbol ingl¨¦s, pero creo que sus viejas cualidades de pragmatismo y cierta humildad se mantendr¨¢n durante muchos a?os porque est¨¢n en su ADN. En general, es gente de f¨²tbol buena, recia y honesta, que ha visto el lado m¨¢s oscuro y ahora disfruta del sol mientras dura. Al fin y al cabo, siempre se acaba, sobre todo en Inglaterra¡±, apunta con humor sutil el autor Mark Hodkinson.
La hinchada ¡®citizen¡¯ lleg¨® a recibir el calificativo de ¡°masoquista¡±
Hasta ese descenso al s¨®tano, en las vitrinas del City apenas hab¨ªa dos Ligas sueltas (36-37 y 67-68), cuatro FA Cup, dos Copas de la Liga, tres Community Shields y una Recopa. Una buena racha a finales de los sesenta fue lo mejor que hab¨ªan producido. A partir de 2008, la compra de Abu Dabi y, sobre todo, el liderazgo de Pep Guardiola los auparon a la cima. Desde entonces, siete Premier, una Copa de Europa, tres FA Cup, seis Copas de la Liga, una Supercopa de Europa, un Mundialito y tres Community Shields.
Despu¨¦s de recorrer las carreteras secundarias del f¨²tbol ingl¨¦s, aquel curso 98-99 se cerr¨® con alivio en la final del ascenso a Segunda. Si el United hab¨ªa marcado dos goles en el descuento para ganar la Champions, cuatro d¨ªas despu¨¦s el City elev¨® a¨²n m¨¢s el dramatismo de la remontada, pero ante el Gillingham (en Wembley) y para escapar del pozo de la tercera categor¨ªa. El rival le hab¨ªa marcado en el 81 y 87, la megafon¨ªa ya hab¨ªa anunciado que el portero contrario (Vince Bartram) era el ¡°Man of the match¡± (jugador del partido), cuando Kevin Horlock acort¨® distancias y Paul Dickov igual¨® en el 97. En los penaltis, confirm¨® el volteo.
¡°Llegamos a tener 56 jugadores porque a cada entrenador se le permit¨ªa fichar, lo desped¨ªan, entraba otro, firmaba otro mont¨®n de futbolistas, era despedido¡¡±, relataba Dickov, el h¨¦roe de los tiempos pobres, en un reportaje en The Guardian. ¡°Eso puede crear una atm¨®sfera venenosa, pero Joe [Royle, el t¨¦cnico] se las arregl¨® para sacar a los que quer¨ªan salir, mantener contentos a los que quer¨ªan irse pero no lo hicieron, y tener su plantilla¡±, valor¨® el delantero.
¡°Seguir al equipo fue una prueba de compromiso y lealtad¡±Mark Hodkinson, escritor que narr¨® el a?o en Tercera
Huidos de las catacumbas, en la campa?a siguiente (2000) regresaron a la Premier, aunque a¨²n debieron esperar casi una d¨¦cada para el gran salto. Volvieron a descender a Segunda en 2001, ascendieron al curso siguiente, en 2003 se mudaron al Etihad (en el solar de Maine Road levantaron viviendas), en 2007 compr¨® el club el ex primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, por 121 millones de euros, y un a?o despu¨¦s lo adquiri¨® Abu Dabi por 250. El inicio del cambio.
¡°El fichaje de Robinho [43 millones al Madrid en 2008] fue el momento en que todos se dieron cuenta de que el City estaba a punto de reinventarse¡±, apunta Mark Hodkinson. Dos a?os antes, se hab¨ªan gastado 6,5 millones. No obstante, hasta 2011, con Roberto Mancini en el banquillo, no entraron en Champions.
¡°El City era un club muy t¨ªpico, que oscilaba entre un rendimiento mediocre y razonablemente alto. Al principio, algunos aficionados echaban de menos la versi¨®n m¨¢s casera [el sueco Sven-G?ran Eriksson fue en 2007 el primer entrenador no brit¨¢nico] y tambi¨¦n ten¨ªan sus reservas sobre c¨®mo se obten¨ªa el dinero. Pero la mayor¨ªa lo acogi¨® con alegr¨ªa. Ahora, a muchos incluso les cuesta creer que esto est¨¦ ocurriendo despu¨¦s de tantos a?os de esfuerzo y fracaso¡±, cierra Hodkinson, testigo y narrador hace 25 a?os de la triste traves¨ªa del actual campe¨®n de Europa.
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