Un Mundial para reivindicar
Este Mundial, aparte de las cosas habituales, est¨¢ repleto de otras tantas, muchas no tan buenas. El torneo no va a dejar indiferente a nadie para bien y para mal
Estamos en el ecuador de la Copa del Mundo y lo que llevamos de campeonato ha dado mucho de s¨ª en todos los sentidos.
A nivel extradeportivo no me gusta lo que este Mundial destila. Un evento deportivo que se ha convertido en un evento reivindicativo. D¨ªa tras d¨ªa queda reflejado que no era el lugar m¨¢s apropiado para celebrar un Mundial con todo lo que ello representa. Una vez m¨¢s se demuestra que el f¨²tbol trasciende al deporte y se aprovecha para lanzar reivindicaciones sociales. Los grandes eventos no s¨®lo sirven para que una selecci¨®n salga ganadora, tambi¨¦n se trata de transmitir todos los valores ejemplares que el deporte representa, y resulta que nos llevamos nuestro mejor escaparate a Qatar, donde no se respetan un buen pu?ado de derechos humanos. Estamos viendo c¨®mo selecciones que habitualmente portan el brazalete con el lema One Love en cualquiera de sus partidos llegan aqu¨ª y est¨¢n obligadas a quit¨¢rselo si no quieren ser sancionadas, y todo con la complicidad de FIFA. Puedo asegurar que ser capitana es un orgullo, por eso debe ser, como m¨ªnimo, inc¨®modo no poder identificarte cien por cien con un s¨ªmbolo tan especial. No paro de ver cosas inadmisibles, que me producen rabia. Ha sido una elecci¨®n bastante desacertada.
Del brazalete al aficionado. Como futbolista me gusta sentir a mi gente en la grada, involucr¨¢ndose igual que quienes estamos dentro. Mirar a la grada y reconocer a tu familia, tus amigos o seguidores, que se dejan la voz para darte fuerzas en un despeje, un sprint o una entrada decisiva. Al acabar el partido, sea cual sea el resultado, equipo y afici¨®n se unen para celebrar o llorar. En este caso han sido muy pocos los atrevidos o afortunados que han podido viajar. Vemos que la mayor¨ªa de los fans son locales que se identifican con alguna selecci¨®n, incluso hemos comprobado c¨®mo los aficionados se iban del estadio al descanso o mucho antes del final por falta de inter¨¦s. Ser¨¢ algo cultural porque hacen lo mismo en el cine.
En lo deportivo, es habitual que haya sorpresas en la fase de grupos. Australia es la cara de una moneda en la que M¨¦xico ha puesto la cruz, tal y como vimos la manera por la que pas¨® Polonia: dejando a M¨¦xico fuera por un gol de diferencia. A veces poco importa el nombre de la selecci¨®n ni la posici¨®n que ocupen en el ranking FIFA. Todas se juegan la vida en un Mundial, las humildes por dar la sorpresa, las potentes por evitar el fracaso. Asimilar las derrotas es parte del juego, aunque no guste y sea duro. Siempre hay una nueva oportunidad de entrenar y volver a jugar para mejorar tu versi¨®n. Peor son las lesiones que te dejan fuera del Mundial. Para eso los jugadores no estamos preparados. Es el caso de futbolistas como Benzema, Man¨¦ o m¨¢s recientemente Neymar, quienes adem¨¢s de jugadorazos son piezas clave en sus equipos tambi¨¦n a nivel mental. Son figuras en las que todo el mundo conf¨ªa, independientemente del partido que est¨¦n haciendo, y pueden marcar la mentalidad de un equipo en el campo. En el momento que una pieza tan importante se cae, el equipo se desestabiliza, incluso pudiendo crear un vac¨ªo que tarde d¨ªas en reconstruirse. Normalmente hay que cambiar matices del plan de partido, y readaptar el juego a los nuevos futbolistas y sus caracter¨ªsticas.
Cada persona recuerda los Mundiales por algo especial: un gol, una jugada, un partido, una eliminatoria, algo que ocurre fuera del campo, etc. Este Mundial, aparte de las cosas habituales, est¨¢ repleto de otras tantas, muchas no tan buenas. Lo que est¨¢ claro es que este Mundial no va a dejar indiferente a nadie para bien y para mal.
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