Las noches locas del US Open, o donde todo puede suceder

Nueva York, ya se sabe, es una ciudad de ciudades donde desde hace tres a?os existe un denominador com¨²n, se vaya por donde se vaya: el olor a marihuana. Suena el jazz del Village Vanguard de la misma forma que pega fuerte el trap, y de todo se oye por los altavoces de la inmensa Arthur Ashe, escenario, como la propia urbe, de lo ciertamente imprevisible. Todo puede ocurrir en la noche de Manhattan, como tambi¨¦n en la de Queens, cruzando el r¨ªo hacia el este; una nocturnidad inigualable, seg¨²n define Novak Djokovic, el hombre que en los pr¨®ximos d¨ªas intentar¨¢ la en¨¦sima haza?a, porque se debe retroceder hasta 2008, entonces el genial Roger Federer, para dar con el ¨²ltimo tenista que logr¨® revalidar el t¨ªtulo en el torneo m¨¢s abierto de la temporada. Al desaf¨ªo se suma la joven Coco Gauff, ¨²ltima campeona y que en el caso de vencer otra vez, reeditar¨ªa la defensa ejercida por su compatriota Serena Williams hace ya una d¨¦cada, de 2013 a 2014.

De capa ca¨ªda en las ¨²ltimas fechas, la estadounidense, 20 a?os, se nutre de nuevo a partir de la cr¨ªtica: ¡°Todav¨ªa uso a los que dudan de m¨ª como motivaci¨®n¡±. Y enfrente, un paisaje altamente impredecible, porque ni siquiera la f¨¦rrea regularidad de la polaca Iga Swiatek parece una garant¨ªa en un torneo del que pod¨ªa haberse apropiado Naomi Osaka, hoy d¨ªa lej¨ªsimos de aquella jugadora que triunf¨® dos veces en Flushing Meadows (2018 y 2020) y que, de no haber recibido una invitaci¨®n, no hubiera figurado en el cartel de este a?o. ¡°A m¨ª siempre me ha resultado dif¨ªcil lidiar con la presi¨®n¡±, transmite la japonesa. Y lo corrobora el historial. Desde el trienio imperial de Serena, 2012 a 2014, alternativas y ganadoras de todos los perfiles, algunas de ellas seguramente impensables; de Penetta a Stephens, pasando por Andreescu o la brit¨¢nica Emma Raducanu, que apuntaba a estrella y en realidad ha ido estrell¨¢ndose.

¡°A veces, me siento muy vieja con 21 a?os¡±, dice la inglesa, mientras le llueven palos en su pa¨ªs porque, pecado all¨¢, se refiere al reci¨¦n retirado Andy Murray como un asunto del pasado. Reino Unido y sus mitos, asunto intocable. Se refer¨ªa la joven a que en el tenis todo pasa muy r¨¢pido y a que este deporte es implacable, te llames como te llames. Hace 12 a?os triunf¨® el escoc¨¦s en Nueva York, y desde entonces el torneo ofreci¨® una trampilla a los aspirantes que se les ha ido negando en Melbourne, Par¨ªs o Londres. Ah¨ª han estado Rafael Nadal y Djokovic, por supuesto, pero la fatiga y las lesiones dejaron algunos cabos sueltos y el palmar¨¦s inscribi¨® los nombres de Marin Cilic, Stanislas Wawrinka, Dominic Thiem o Daniil Medvedev; antes, 2009, el de Juan Mart¨ªn del Potro, y en 2022 tambi¨¦n el de Carlos Alcaraz, que adora el tablado neoyorquino y encaja como un guante en el marco: juega ¨¦l, show y desenfreno asegurados.

¡°Intento ser agresivo en todo momento¡±, dice el murciano, que debutar¨¢ el martes (ante Li Tu) y llega a la cita con tan solo un partido preparatorio en las piernas, el de Cincinnati. Igual de optimista que siempre. ¡°No me afecta. Miro atr¨¢s y veo lo que sucedi¨® en Roland Garros, despu¨¦s de no haber podido jugar mucho en tierra, y luego en Wimbledon¡±, recuerda. Entretanto, la historia dice que tras haber ganado este curso los grandes de arena y hierba, puede unirse a los seis ilustres que consiguieron alzar tres majors en una misma temporada: Rod Laver (pleno en 1969), Jimmy Connors (1974), Mats Wilander (1988), Federer (2004, 2006 y 2007), Nadal (2010) y el veterano Nole (2011, 2015, 2021 y 2023). Sigue el serbio al pie del ca?¨®n, dosific¨¢ndose estos d¨ªas en el plano f¨ªsico porque a estas alturas del calendario los m¨²sculos y las articulaciones piden una tregua a gritos. Contemporiza, a la espera de poder dar otro zarpado y hacerse con el ansiado 25. De lograrlo, se desmarcar¨ªa definitivamente de la australiana Margaret Court.

¡°Despu¨¦s de lograr el oro en Par¨ªs, me preguntaban: ¡®ahora que lo has ganado todo, ?qu¨¦ m¨¢s puedes hacer? Todav¨ªa siento el impulso, a¨²n tengo el esp¨ªritu competitivo. Sigo queriendo hacer historia y disfrutar en el circuito. Espero inspirar a muchos j¨®venes a ver tenis, a jugarlo. ?sas son algunas de las razones por las que sigo adelante¡±, razona el de Belgrado, citado la pr¨®xima madrugada (3.00, Movistar+) con el moldavo Radu Albot (138? del mundo). ¡°Los Grand Slams son los pilares de nuestro deporte, los eventos m¨¢s importantes, as¨ª que si no te inspiras jugando aqu¨ª, es dif¨ªcil que lo hagas en cualquier otro sitio¡±, prosigue, remarcando a la vez la excepcionalidad de la Arthur Ashe, donde los jugadores pelotean entre nachos, cervezas, perritos calientes, los besos de la kiss cam, el sonido de los trenes, un ruido constante en los grader¨ªos y famoseo en los palcos VIP que envuelven la acci¨®n. Un formato enteramente Made in USA.

¡°El US Open es el torneo que tiene la pista de tenis m¨¢s grande del mundo [23.771 espectadores] y las sesiones nocturnas son muy conocidas, las m¨¢s conocidas de nuestro deporte. El lunes juego mi primer partido por la noche, as¨ª que no puedo esperar a estar bajo las luces. El ruido y la energ¨ªa de esta pista son diferentes a cualquier otra cosa. Lo espero con impaciencia¡±, anticipa el balc¨¢nico, quien pese a haber levantado cuatro veces el trofeo, conoce bien los innumerables cepos que plantea el ¨²ltimo grande de la temporada. Seis finales ha perdido, las de 2007 (contra Federer), 2010 (Nadal), 2012 (Murray), 2013 (Nadal), 2016 (Wawrinka) y 2021 (Medvedev). Sabe bien Djokovic que en Nueva York suelen transcurrir las cosas de un modo diferente, y que entre la humedad, la fiesta y la verticalidad aplastante del estadio, las ¨²ltimas ediciones han deparado giros impensables.

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