Kyrgios y Landaluce, lo distinto y lo que viene
Aunque no comparto cosas de su manera de actuar, el australiano es diferente, y veo a Mart¨ªn peleando con los mejores del mundo muy pronto
El domingo empez¨® el primer Gran Slam del a?o, el Open de Australia, el magn¨ªfico evento que acoge con esmero a todos los tenistas y con el que se da el pistoletazo de salida real de la nueva temporada. Como viene siendo habitual en estos ¨²ltimos a?os, la m¨¢xima atenci¨®n de los aficionados espa?oles recaer¨¢ sobre nuestro n¨²mero uno, Carlos Alcaraz. Todos prevemos la intensa y dura lucha por ocupar la primera plaza mundial que, con toda seguridad, seguir¨¢ manteniendo con su m¨¢ximo rival, el italiano Jannik Sinner. Pero antes de ponerme a escribir sobre Carlos y los cambios que ha realizado para perseguir el liderazgo, quiero dedicar unas l¨ªneas a otros dos jugadores que esta temporada, con toda probabilidad, tambi¨¦n recibir¨¢n la atenci¨®n de los aficionados: Nick Kyrgios, a nivel mundial y Martin Landaluce, sobre todo, a nivel espa?ol.
La vuelta a la competici¨®n del poco ortodoxo tenista australiano, y a pesar de que su estreno no ha sido del todo esperanzador ¡ªya ha ca¨ªdo a las primeras de cambio, ante el ingl¨¦s Jacob Fearnley¡ª, ser¨¢ uno de los grandes alicientes de este nuevo curso. Una de las inc¨®gnitas, que se desvelar¨¢ en los pr¨®ximos meses, ser¨¢ si estos dos ¨²ltimos a?os de inactividad van a afectar decisivamente a su juego o si, por el contrario, conseguir¨¢ meterse otra vez entre los mejores del planeta y luchar por los grandes t¨ªtulos. Es verdad que hay cosas en su manera de actuar tanto dentro como fuera de la pista que no comparto y que creo que no son nada edificantes para los j¨®venes, pero tambi¨¦n lo es que ¨¦l es un atractivo necesario para nuestro deporte.
El jugador de Canberra es diferente. Tiene una manera de concebir el tenis diametralmente opuesta a la del resto de sus contrincantes. Esto lo ha convertido en uno de los jugadores m¨¢s interesantes y que m¨¢s seguidores atrae del circuito. En un mundo concebido y regido por las estad¨ªsticas, en el que la inmensa mayor¨ªa de los contendientes busca la seguridad que dan los datos y pr¨¢cticamente todos siguen, de principio a fin, un plan previamente establecido y largamente estudiado, sorprende que haya alguien capaz de jugar constantemente de manera desorganizada.
Su imprevisibilidad, su ingenio y su gran talento pueden apabullar y poner contra las cuerdas a cualquier jugador que se enfrenta a un juego que no se deja acotar por ning¨²n plan que vaya m¨¢s all¨¢ de la emoci¨®n o sensaci¨®n que el australiano vive en cada momento. Combina, adem¨¢s, y como si de una broma se tratara, golpes potent¨ªsimos y de gran dificultad con otros que parecen realizados por un jugador amateur. Siempre he admirado ver c¨®mo los ejecutaba y comprobar que sus rivales, presos de la monta?a rusa que ten¨ªan enfrente, eran incapaces de sacar provecho de ellos. Estaremos, pues, atentos al suspense y dispuestos a concederle un cierto tiempo de adaptaci¨®n para salir de las dudas que acompa?an siempre a su persona.
Merecida menci¨®n aparte se merece Mart¨ªn Landaluce, el joven de 19 a?os reci¨¦n cumplidos que consigui¨® por primera vez en su carrera superar holgadamente la fase previa y disputar su primer Grand Slam. Aunque en esta ronda inicial no tuvo suerte y cay¨® eliminado ante el jugador local James McCabe, estoy convencido de que este a?o dejar¨¢ de ser una de las grandes promesas del tenis espa?ol para pasar a convertirse en una firme y eficaz realidad. El madrile?o tiene muchos de los ingredientes necesarios para aspirar a ocupar una de las primeras plazas mundiales y convertirse en el complemento necesario para Carlos Alcaraz en la Copa Davis, y juntos conformar uno de los mejores equipos del mundo.
Mart¨ªn es muy completo, con un magn¨ªfico servicio y capaz de desplegar un gran tenis desde el fondo de la pista. Pero, sobre todo, es un buen competidor, un tenista que atesora la ambici¨®n y la capacidad de trabajo que se requiere para estar all¨ª arriba. Tal vez fruto de su envergadura y de su juventud, sus desplazamientos sean su tal¨®n de Aquiles, pero no me cabe duda de que con el tiempo ira subsan¨¢ndolo. Creo que en los pr¨®ximos a?os lo veremos no solo hacer frente a los mejores jugadores del mundo, sino convertirse muy pronto ¨¦l mismo en uno de ellos.
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