Carrillo: "El libro de Sempr¨²n, ingrediente de la campa?a contra el eurocomunismo"
El secretario general del PCE, Santiago Carrillo, ha intervenido en la pol¨¦mica abierta por el libro de Sempr¨²n Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez, en el sentido de considerarla un ingrediente de la campa?a contra el eurocomunismo, al mismo tiempo que expresa su asombro por el hecho de que no se exijan responsabilidades a la dictadura y se pretenda abrir un proceso al PCE. La toma de posici¨®n de Carrillo -que contiene fuertes ataques a varios periodistas- aparece esta semana en Mundo Obrero.
El secretario general del PCE comienza indicando que a¨²n no ha podido leer el libro de Sempr¨²n por falta de tiempo, pero tambi¨¦n porque, seg¨²n los que lo han le¨ªdo, ?es un ataque tan personal y hay tanta manipulaci¨®n y falsificaci¨®n de hechos y tal c¨²mulo de insinuaciones formuladas en el estilo de los procesos stalinianos?, que la lectura en caliente quiz¨¢ le hubiera llevado a polemizar en el mismo terreno, y eso es algo que quiere evitar.Anuncia despu¨¦s la posibilidad de que tambi¨¦n ¨¦l disponga de tiempo para escribir la historia cuando no est¨¦ prendido por la acci¨®n pol¨ªtica cotidiana, aunque teme que libros como los de Sempr¨²n ?no son los que me confinar¨¢n en ella?. El d¨ªa en que Carrillo tenga tiempo de escribir sobre historia ?hasta podr¨¦ contar -dice- algunas an¨¦cdotas divertidas sobre los tiempos en que el hoy apacible socialdem¨®crata Enrique M¨²gica era, quiz¨¢ por su ardor de ne¨®fito, mucho m¨¢s stalinista que yo.?
?Pero, por el momento -contin¨²a Carrillo-, otra cosa me preocupa m¨¢s que,el libro de Sempr¨²n: la campa?a mundial desatada contra el eurocomunismo y la que a escala espa?ola se est¨¢ lanzando contra el Partido Comunista (...) Voluntaria o involuntariamente, el libro citado se ha convertido en un ingrediente de esa campa?a. Y si no excluyo la posibilidad de que ello sea voluntario es porque, cuando menos, al mecenas del Premio Planeta y editor, se?or Lara, no es, en ese orden de cosas, un hombre por encima de toda sospecha.?
Analiza seguidamente las caracter¨ªsticas de la campa?a en Espa?a, y dice que en este pa¨ªs ?estamos saliendo a trancas y barrancas de una dictadura y entrando -s¨®lo entrando- en una democracia por la v¨ªa original¨ªsima de la reconciliaci¨®n nacional. Una v¨ªa que hasta hace muy poco s¨®lo propugn¨¢bamos los comunistas?.
Dentro de estas condiciones, ?los comunistas nos hemos esforzado por que las querellas y la sangre que han dividido a los espa?oles en el pasado queden preteridas y sean tratadas como problemas de historia?. Pero en este momento asistimos ?al espect¨¢culo ins¨®lito de que mientras aqu¨ª, por t¨¢cito acuerdo, ni se exigen responsabilidades a la dictadura -?y vaya si las hay de sangre y corrupci¨®n!-, ni, de otra parte, nadie se interroga por las responsabilidades de personas y partidos de uno u otro tipo que hoy protagonizan la pol¨ªtica, de hecho se abre un proceso exclusivamente al Partido Comunista, que se ha distinguido por su lucha contra la dictadura y por su pol¨ªtica de reconciliaci¨®n?.
Carrillo lanza tambi¨¦n veladas acusaciones a que tras la campa?a haya intereses pol¨ªticos determinados: ?Quiz¨¢ alg¨²n partido piense que le puedan ser ¨²tiles con vistas a las elecciones sindicales o municipales; as¨ª entiendo la entrada de M¨²gica en el concierto. Pero se olvidan que ellos, como nosotros y como todos los dem¨®cratas, pisamos a¨²n terreno fr¨¢gil e inseguro.? Anuncia que los archivos del partido ser¨¢n abiertos a los historiadores cuando puedan trasladarlos a Espa?a en su integridad.
Posteriormente analiza las caracter¨ªsticas de la campa?a internacional, y tras indicar que parece como si todas las potencias se hubieran coaligado contra el eurocomunismo, dibuja la teor¨ªa de que el imperialismo norteamericano ataca al eurocomunismo por la amenaza pluralista y democr¨¢tica que ¨¦ste supone para la sociedad capitalista de Estados Unidos, y se convierte en elemento desestabilizador de la democracia en Europa; mientras que los ataques sovi¨¦ticos se deben a quienes desear¨ªan que los partidos comunistas se limitasen a propagar dogmas y a actuar como simples instrumentos de pol¨ªtica exterior e interior del Estado sovi¨¦tico, ?import¨¢ndoles muy relativamente el triunfo de pol¨ªticas socialistas en tal o cual pa¨ªs?.
El art¨ªculo de Carrillo finaliza con una expresi¨®n de confianza en que la doble oposici¨®n de Washington y Mosc¨² quiz¨¢ termine por fortalecer el eurocomunismo, al mismo tiempo que anuncia que el IX Congreso del PCE ?no resultar¨¢ un coro de ¨¢ngeles, sin discordancias y diferencias. Pero tampoco ser¨¢ una jaula de grillos; el Partido Comunista es un partido serio?.
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