La innovaci¨®n tecnol¨®gica es la alternativa a las 'cavernas' de una industria tercermundista en Espa?a
La amenaza es clara: si las empresas espa?olas no inician de forma urgente un proceso serio de innovaci¨®n tecnol¨®gica, es m¨¢s que posible que en un plazo corto de tiempo se tenga que volver a la senda de la reconversi¨®n industrial. En unas recientes jornadas sobre Alternativas Tecnol¨®gicas de Espa?a, organizadas por la Joven C¨¢mara Econ¨®mica de Madrid, el vicepresidente de la Comisi¨®n de Industria del Congreso de los Diputados, Eugenio Triana, fue claro al respecto: "No resultar¨ªa descabellado pensar que si no se afronta r¨¢pidamente un proceso de innovaci¨®n tecnol¨®gica, habr¨ªa que volver a plantear reconversiones industriales en sectores como la siderurgia o el naval". Planteamiento que podr¨ªa hacerse extensivo a otros sectores tradicionales que actualmente afrontan un serio proceso de ajuste.
Espa?a perdi¨® el tren tecnol¨®gico de los a?os setenta, enfrascada en orde?ar los ¨²ltimos grandes beneficios del desarrollismo industrial y preocupada en satisfacer su demanda interna y su necesidad de crear puestos de trabajo, y puede perder el tren del futuro. Afortunadamente para nuestro pa¨ªs, el desarrollo tecnol¨®gico -en tecnolog¨ªa de base- durante la d¨¦cada de los a?os ochenta no ha supuesto un salto cualitativo importante, sobre todo en el terreno de la producci¨®n. Este fen¨®meno ha permitido a las empresas espa?olas ir adecuando ir sorteando su progresivo desfase tecnol¨®gico.Menos competitivos
Un reflejo notorio de esta situaci¨®n es que mientras a nivel industrial nuestro pa¨ªs ocupaba el puesto und¨¦cimo en el contexto de los pa¨ªses desarrollados, a nivel tecnol¨®gico nos qued¨¢bamos aparcados en torno a los puestos 23? o 25?. El problema realmente surge ahora, cuando se afronta abiertamente una fase de agotamiento de un n¨²mero de esos productos en los que las empresas espa?olas son competitivas.
Las empresas espa?olas dif¨ªcilmente podr¨¢n mantener su actual competitividad en el contexto internacional si no afrontan con urgencia la renovaci¨®n tecnol¨®gica. La situaci¨®n adem¨¢s es desesperada, seg¨²n algunos expertos, ya que las empresas espa?olas llevan pr¨¢cticamente 10 a?os sin invertir, tiempo que supone de hecho la vida de un producto. Por otra parte -y no parece que sea un t¨®pico-, la entrada de Espa?a en la CEE va a forzar las cosas. El abandono del proteccionismo industrial en nuestro pa¨ªs necesariamente tiene que repercutir en una mayor especializaci¨®n, lo que a juicio de los expertos obligar¨¢ a las empresas, si no quieren desaparecer, a invertir m¨¢s en innovaci¨®n. Las alternativas tecnol¨®gicas que se presentan a la empresa espa?ola tienen su eje en una premisa b¨¢sica: cambiar la mentalidad. En el transcurso de las jornadas referidas, Joan Maj¨®, director general de Electr¨®nica e Inform¨¢tica del Ministerio de Industria, no pudo ser m¨¢s elocuente: "Importar tecnolog¨ªa no es un pecado, puede ser un gran negocio".
Adem¨¢s del cambio de mentalidad, la Administraci¨®n est¨¢ dispuesta a romper con otro trauma: el de las multinacionales. En las mismas jornadas, Florencio Ornia, director general de Tecnolog¨ªa del Ministerio de Industria, reconoc¨ªa que "la inexistencia de multinacionales en Espa?a ha frenado el desarrollo tecriol¨®gico". En est¨¦ sentido, Jaime Vallori, presidente del CDTI (Centro de Desarrollo Tecnol¨®gico y de Innovaci¨®n), aseguraba que "la Administraci¨®n en sus planes de fomento a la innovaci¨®n tecnol¨®gica en Espa?a no s¨®lo daba la bienvenida a las multinacionales sino que, adem¨¢s, estaba dispuesta a buscarlas".
La ausencia de multinacionales que quiere ser subsanada por la Administraci¨®n socialista creando algunas en sectores como el agroalimentario, el farmac¨¦utico o la cer¨¢mica, se ha traducido en nuestro pa¨ªs en la inexistencia de empresas en sectores de tecnolog¨ªa punta. Sin embargo, en el terreno de la cooperaci¨®n se quiere, en la medida de lo posible (contrapartidas negociadoras), que dichas multinacionales aporten a sus filiales espa?olas la tecnolog¨ªa de desarrollo, creando en ellas departamentos de investigaci¨®n propios, lo que supondr¨ªa abandonar el sucursalismo actual.
Mentalidad empresarial
Y no en vano la Administraci¨®n espa?ola piensa que lo primero que hay que hacer frente al reto tecnol¨®gico de futuro es modificar la mentalidad de los empresarios espa?oles. Seg¨²n una encuesta realizada por el Ministerio de Industria, el 70% de las empresas con menos de 100 trabajadores (conviene recordar,que tan s¨®lo el 23% del empleo industrial en nuestro pa¨ªs est¨¢ en empresas de m¨¢s de 500 trabajadores) carece de una gerencia profesional. El 20% de los gestores es autodidacta, el 35% de las empresas espa?olas tiene maquinaria con m¨¢s de 10 a?os de vida y el 65% de las empresas carece de maquinaria con control n¨²merico.
Por otra parte, el 80% de las patentes registradas en Espa?a procede de autores extranjeros y solamente 100 empresas compran el 70%, de la tecnolog¨ªa importada, y de ese n¨²mero de sociedades el 75% tiene en su capital participaci¨®n extranjera. Por otra parte, el conjunto de empresas espa?olas gasta en investigaci¨®n pr¨¢cticamente la mitad de lo que paga (en el ¨²ltimo a?o el d¨¦ficit por balanza de pagos tecnol¨®gico fue de 70.000 millones de pesetas) por transferencia de tecnolog¨ªa del exterior.
Ante este panorama es ut¨®pico pensar en una futura independencia tecnol¨®gica. El objetivo es conseguir una interdependencia. Y junto a esto, el otro gran objetivo consistir¨ªa en estimular a las empresas espa?olas para que desarrollen lo que se conoce como ingenier¨ªa inversa (los japoneses han basado la mayor parte de su desarrollo en este sistema), que consiste en despiezar la tecnolog¨ªa por la que se paga y proceder posteriormente a su redise?o, algo que no se ha hecho en Espa?a hasta ahora.
Desde esta perspectiva no se renuncia, sino m¨¢s bien todo lo contrario, a la cooperaci¨®n tecnol¨®gica con las multinacionales. Pero una cooperaci¨®n en la que se tenga en cuenta el papel intermedio, a nivel industrial, que presenta nuestro pa¨ªs, as¨ª como la todav¨ªa ventajosa relaci¨®n entre los costes salariales y la cualificaci¨®n de la mano de obra. Condiciones ambas que objetivamente convierten a cualquier empresa espa?ola desarrollada industrialmente en un buen partenaire ante cualquier hipot¨¦tico inversor.
Escasez de recursos
Junto a proyectos ya en marcha, cuya finalidad de innovaci¨®n tecnol¨®gica es evidente -entre los que destaca el Plan de Electr¨®nica e Inform¨¢tica Nacional-, la Administraci¨®n espa?ola est¨¢ intentando fomentar entre las peque?as y medianas empresas (PYME) el desarrollo industrial. El problema sigue siendo la escasez de recursos pese a lo cual el CDTI tiene presupuestados para este a?o 8.000 millones de pesetas, el doble que el anterior, para fomentar y ayudar a las pyme en su esfuerzo innovador.
La finalidad es crear una red m¨¢s o menos grande de peque?as y medianas empresas tecnol¨®gicamente avanzadas que sirvan como complemento nacional a la actividad que desarrollen las multinacionales. Constituido este tejido, ser¨ªa m¨¢s factible participar -otra de las aspiraciones, ya de presente- en los grandes proyectos, sobre todo europeos, de futuro, buscando el retorno directo de la tecnolog¨ªa de punta que all¨ª se genere.
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