La precisi¨®n suiza de las falsificaciones de relojes
Una sola firma destruy¨® el pasado jueves en Basilea 8.000 imitaciones con una apisonadora
Ocho mil ejemplares de relojes de pulsera de la firma francesa Cartier fueron destruidos por una apisonadora, aprovechando la celebraci¨®n de la Feria de la Relojer¨ªa de Basilea. Esta firma, que se considera la m¨¢s falsificada del mundo junto con Rolex, destina el 1% de su cifra de negocios a combatir esta plaga. Seg¨²n la C¨¢mara Internacional de Comercio, las falsificaciones representan alrededor del 3% del comercio mundial, es decir 70 millones de d¨®lares. Asimismo, se considera que existen ocho veces m¨¢s copias que originales de relojes de lujo de las grandes firmas de la joyer¨ªa. "Hemos empezado a coordinarnos con otras firmas de prestigio en la lucha contra el fraude, pero es una tarea lenta y complicada, que topa con legislaciones dispares", explic¨® a este peri¨®dico un alto ejecutivo de una de estas firmas. Los detectives contratados por los grandes de la relojer¨ªa han reconstruido perfectamente el proceso de falsificaci¨®n y distribuci¨®n de ejemplares. Todo empieza generalmente en Suiza donde el falsificador, a trav¨¦s de terceras personas, compra mecanismos, agujas y esferas. El montaje de piezas suele hacerse en Italia y desde all¨ª pasan a los traficantes que los introducen en Europa y Estados Unidos, preferentemente. All¨ª, un distribuidor toma el relevo y se encarga de venderlos al p¨²blico a trav¨¦s de viajantes que compran media docena de relojes y los revenden a particulares. Otra forma de circulaci¨®n la constituyen los turistas que compran art¨ªculos para su uso pero que, seducidos por su bajo precio, los adquieren para su reventa.
El precio de venta al p¨²blico var¨ªa, pero se calcula que los relojes de imitaci¨®n de las grandes marcas pueden adquirirse por un precio que oscila entre la quinta y la d¨¦cima parte del coste del producto original. De esta manera, por 20.000 o 30.000 pesetas, algunos incautos compran relojes con pretensi¨®n de aut¨¦nticos, pero que, a pesar de estar bien imitados en cuanto a firmas y acabados, suelen tener una corta vida.
Negocio de g¨¢nsteres
En los ¨²ltimos diez a?os las falsificaciones de relojes han crecido de forma espectacular. "Las falsificaciones se han convertido en materia de g¨¢nsteres. Son redes bien organizadas y que trabajan con inteligencia, que forman parte de bandas internacionales dedicadas al tr¨¢fico de la droga, la prostituci¨®n, la falsificaci¨®n de moneda...", asegura uno de estos investigadores privados. Una de las primeras acciones espectaculares fue el descubrimiento, por parte de un detective de un taller de creaci¨®n de falsos relojes Cartier en Hong Kong, que fabricaba centenares de productos, algunos de los cuales se distribu¨ªan en la propia colonia. A resultas de aquella operaci¨®n, fueron detenidos cuatro ciudadanos chinos, a los que el juez conden¨® a 18 meses de c¨¢rcel. Justo un a?o m¨¢s tarde la polic¨ªa italiana interven¨ªa una f¨¢brica que produc¨ªa 35.000 piezas al d¨ªa destinadas a la exportaci¨®n.
Los mercados internacionales m¨¢s importantes est¨¢n m¨¢s o menos vigilados. Cuando se descubren falsificaciones intervienen los detectives a sueldo de las diferentes marcas que intentan conocer el origen de las mismas, reconstruyendo los circuitos de distribuidores y fabricantes. En cuanto una falsificaci¨®n es descubierta en cualquier pa¨ªs del mundo, las grandes firmas suizas recurren a abogados locales para solicitar el embargo de objetos falsificados y entablar diligencias judiciales contra las personas o sociedades implicadas en el tr¨¢fico en cuesti¨®n. En casi todos los pa¨ªses del mundo rige una legislaci¨®n que permite luchar contra este fraude, pero los grados de eficacia son muy diferentes a pesar de los distintos convenios internacionales vigentes.
La destrucci¨®n f¨ªsica de relojes falsificados se considera la ¨²nica manera de hacer desaparecer del mercado el producto causante de la infracci¨®n, pero tambi¨¦n resulta una forma de disuadir al falsificador de reincidir, afect¨¢ndole fuertemente en sus intereses econ¨®micos. En ¨²ltimo t¨¦rmino, las f¨¢bricas relojeras utilizan estas destrucciones como un elemento de prestigio "Y, por que no reconocen, "tambi¨¦n de publicidad.
En algunos pa¨ªses es posible incautar un reloj falsificado. Cuando un cliente acude a un establecimiento representante de estas grandes firmas para hacer reparar su reloj, sin saber que se trata de un ejemplar de imitaci¨®n, ¨¦ste es retenido y los representantes de la marca suelen denunciar ante los tribunales al supuesto cliente. Esta operaci¨®n, muy com¨²n en Francia, no se lleva a cabo en la actualidad en Espa?a.
En otros pa¨ªses, la persecuci¨®n legal de los falsificadores es un trabajo arduo y que no siempre se culmina con el ¨¦xito. As¨ª, en M¨¦xico, existe el caso de un tal Pellentier, falsificador de Cartier, que pose¨ªa una red de catorces almacenes bautizados Cartier. Han sido necesarios diez a?os de procesos legales, esc¨¢ndalos y hasta actuaciones pol¨ªticas, para que se le haya podido considerar culpable y poder hacerle abandonar la marca, asi como hacerle borrar el nombre de Cartier de sus establecimientos. Pero la derrota de este ciudadano no ha sido total, pues el pacto final ha permitido que se convierta en concensionario legal de los aut¨¦nticos productos Must de Cartier.
Campa?a de la CEE
La Comunidad Econ¨®mica Europea intenta en la actualidad que la General Agreement on Tarifs and Trade, que re¨²ne a 88 pa¨ªses de libre cambio, aborde este fen¨®meno en crecimiento de las falsificaciones, no s¨®lo de los relojes, sino de otros productos susceptibles de imitaciones delictivas. En concreto, la CEE estudia un r¨¦gimen comunitario de marcas que permita obtener una protecci¨®n en el marco de una legislaci¨®n ¨²nica, en el conjunto de la Comunidad. Diferentes estad¨¢s tienen organismos de lucha contra estos fraudes. En Francia, es la Uni¨®n de Fabricantes, asociaci¨®n reconocida de utilidad p¨²blica y que data de 1817, la que desempe?a un papel importante en este sentido, disponiendo de una amplia red de corresponsales que aportan informaci¨®n sobre las firmas m¨¢s falsificadas. Su equien Gran Breta?a es el Counterfeit International Bureau. En Italia, existe un Comit¨¦ de Enlace para la Lucha Antifalsificaci¨®n. En B¨¦lgica, se encuentra la Asociaci¨®n Internacional de Marcas. En Suiza, la Federaci¨®n de la Industria Relojera intenta coordinar iniciativas para la lucha contra las imitaciones.
Una de las voces que m¨¢s insistentemente preconizan medidas contra las falsificaciones en general es la de Roberto Gucci, que preside el comit¨¦ anti-falsificaci¨®n de su pa¨ªs, y que pretende la creaci¨®n de un sistema internacional de lucha contra los imitadores fraudulentos y la articulaci¨®n de un sistema de cooperaci¨®n de servicios policiales especializados.
En Francia ha llegado a crearse el Museo de la Falsificaci¨®n, en la sede de la Uni¨®n de Fabricantes, en el 16 de la calle de la Faisanderie de Par¨ªs. En este ins¨®lito museo se han recogido piezas copiadas de todo tipo y calidad en un intento de concienciar a los consumidores y de advertirles que deben pedir certificados de autenticidad o de garant¨ªa en los productos de lujo que adquieran. La relojer¨ªa ocupa un lugar destacado en este museo.
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