Seis argentinos sin aquel fuerte dolor ac¨¢ Les Luthiers estrenan hoy en Madrid su espect¨¢culo 'Humor, dulce hogar'
Hubo un momento en que aspiraban a trabajar como serios profesionales. Gente que habr¨ªa sido el orgullo de sus respectivas suegras. Terminaron arquitectura, o ciencias qu¨ªmicas, o derecho, a la vez que conclu¨ªan cursos de direcci¨®n orquestal. Un d¨ªa, en 1967, decidieron tomarse en serio sus propias bromas y formaron Les Luthiers para hacer juntos buena m¨²sica con humor inteligente. Ahora estos seis argentinos cultos metidos a graciosos son verdaderamente el orgullo de sus suegras; pero, conoci¨¦ndoles, ellas nunca lo habr¨ªan imaginado.
El coro universitario les gustaba, claro, porque todos llevan la m¨²sica dentro. Era el decenio de los sesenta y ten¨ªan ese aire de estudiantes traviesos que todav¨ªa muestran en el escenario. Al terminar los ensayos, se reun¨ªan para urdir bromas musicales, mostrarlas a sus compa?eros y sorprender a los dem¨¢s coros en los festivales universitarios.Poco a poco les fue gustando a¨²n m¨¢s la risa ajena. Crearon peregrinos instrumentos y formaron I Musicisti. El nombre actual data de 1967, cuando decidieron profesionalizar su juego.
Un luthier es, en jerga musical, el constructor de instrumentos. Un luthier de los que estrenan hoy espect¨¢culo en Madrid constituye un personaje capaz de cantar como un digno bar¨ªtono; interpretar como un instrumentista; bailar c¨®mo una corista del Oeste (aunque sin faldas); moverse como un actor; escribir parodias con la pericia de un guionista; y componer piezas banales de m¨²sica culta o trascendentes temas veraniegos.
Sus parodias blancas no les han impedido mojarse espor¨¢dicamente: por ejemplo, en pleno auge de las dictaduras en el cono sur, han retratado un r¨¦gimen militar con la toma de posesi¨®n de los nuevos ministros, acto en el que convierten a un contralmirante R¨®mulo Capdevil en ministro de Agricultura, hacen a un brigadier Jorge McLenon responsable de las V¨ªas Navegables y dan posesi¨®n como ministro de Educaci¨®n y Cultura a un tal cabo primero Anastasio L¨®pez.
Han compuesto una arenga de exaltaci¨®n de la derrota ("perdimos, perdimos, perdimos otra vez"). Y la Marcha de la conquista, a partir de una declaraci¨®n de amor en lenguaje castrense ("?cuerpo a tierra!"). Han satirizado el machismo con un corrido que termina en balasera y con la vida de la pobre Mar¨ªa Lucrecia. Han alabado los laxantes, en cambio, con una cantata basada en un prospecto farmac¨¦utico. Y han ejercido como iconoclastas de todo lo que les quedaba a mano. Cabe preguntarse c¨®mo pudieron convivir as¨ª con el anterior r¨¦gimen argentino.
"No tuvimos problemas visibles", explica Daniel Rabino vich, de 42 a?os. "Nos pudimos quedar a trabajar tranquilamente. Sufrimos como todos la falta de libertad, y tenemos familiares y amigos desaparecidos. Pero no hubo muchos problemas, y s¨®lo en algunas provincias se prohibi¨® radiar algunas canciones".
Apoyo a Alfons¨ªn
Quiz¨¢s por esquivar alguna acusaci¨®n de falta de compromiso, explican: "Nunca hemos hecho pol¨ªtica cuando actuamos, y cada uno ha tomado la actitud que ha querido. Nos gusta el humor sutil y sobre cosas generales, no sobre lo concreto. Eso s¨ª, desde 1983 apoyamos como grupo a Ra¨²l Alfons¨ªn, porque hemos.coincidido todos en pensar que en este momento deb¨ªamos apoyar al radicalismo".Comenzaron con un humor para p¨²blicos selectos. Pocos espa?oles los conoc¨ªaii en 1974, cuando actuaron por primera vez en Madrid. Por eso result¨® una sorpresa que el teatro estuviese lleno los siete d¨ªas de aquella semana de noviembre de 1981 y, luego, en febrero de 1982. Los incondicionales hab¨ªan logrado un proselitismo eficaz. "Dicen que antes hac¨ªamos un humor m¨¢s elitista", admite Rabinovich, "pero es que actu¨¢bamos para las minor¨ªas porque ven¨ªa muy poca gente. Luego ha venido m¨¢s gente y ya no actuamos para las minor¨ªas".
En el espect¨¢culo que inician hoy presentan un nuevo instrumento de los suyos: la mandocleta, "un h¨ªbrido de mandolina y bicicleta", explica divertido Carlos N¨²?ez, de 43 a?os, doctor en Qu¨ªmicas. "El problema que encontramos con la mandocleta es que s¨®lo se puede tocar en marcha. Si te detienes, tambi¨¦n se detiene la m¨²sica. Por eso se nos ocurri¨® aplicarle un mecanismo como el de los afiladores, y as¨ª podemos seguir tocando".
Una de sus viejas canciones es La historia del alegre cazador que vuelve a casa con un fuerte dolor ac¨¢. Ellos vuelven a Espa?a ya sin el dolor de las otras ocasiones, tras haber votado a Alfons¨ªn el pasado domingo. Ahora el dolor queda s¨®lo para el p¨²blico, por culpa de la risa, pero los espectadores habr¨¢n de resignarse a terminar, qu¨¦ se le va a hacer, con unas graciosas agujetas en las mejillas.
Babelia
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