Obreg¨®n: "La pintura ha de ser ferozmente humana"
El artista colombiano expone en Madrid una antol¨®gica de su obra
Alejandro Obreg¨®n, una de las m¨¢ximas figuras de la pl¨¢stica colombiana contempor¨¢nea, se encuentra en Madrid para presentar, esta tarde, una gran muestra antol¨®gica de su obra en la sala de exposiciones del Banco de Bilbao. Una selecci¨®n de 63 lienzos nos acerca en la muestra a la trayectoria de un artista que piensa que la pintura ha de ser, ante todo, una expresi¨®n "ferozmente humana". "Confieso que la pintura comenz¨® siendo para m¨ª un gesto de rebeld¨ªa. No creo que uno nazca con talento. Se nace con suerte, para lo que sea, mas no con un talento definido para ser pintor o matem¨¢tico".
"En mi caso", dice Obreg¨®n sobre su biograf¨ªa de pintor, "el trampol¨ªn fue un gesto de rebeld¨ªa, aunque hubiera algo previo, un cierto afecto por la pintura. Pero cuando uno empieza a estudiar, a pintar, se da cuenta, como decimos en Suram¨¦rica, del camello que le viene 'encima, del tremendo trabajo que es"."En el fondo", afirma el pintor, reci¨¦n llegado a Madrid, "uno empieza por un gesto algo caprichoso, por un deseo de ser due?o de uno mismo, de no tener patr¨®n que le obligue, y acaba siendo esclavo de la pintura, que es peor que cualquier patr¨®n. Es una relaci¨®n amor-odio, algo pasional. Porque hay cuadros que no se dejan pintar, que f¨ªsicamente no quieren que uno los pinte, que se resisten".
Hijo de padre colombiano y madre angloespa?ola, Alejandro Obreg¨®n nace circunstancialmente en Barcelona en 1920, debido al cargo de agregado comercial de su padre. Formado en Inglaterra, estudiar¨¢ arte en la Museum School of Fine Arts de Boston, tras lo que habr¨ªa que regresar de nuevo a Barcelona. "En el fondo, m¨ª padre no quer¨ªa que fuera pintor. Aprovech¨® la circunstancia en el a?o 1940 poco despu¨¦s de declararse la guerra mundial, para conseguirme un puesto de vicec¨®nsul en Barcelona. Tuve que renunciar a una beca que hab¨ªa ganado para estudiar en M¨¦xico y vine aqu¨ª donde estuve casi cuatro a?os".
Le seguir¨¢ otra estancia de cuatro a?os en Francia. Encuentra en Par¨ªs una ciudad densa y vital, desesperada, marcada por la posguerra. "Es curioso: lo que me marcar¨¢ en ese per¨ªodo es la joie de vivre que posee Francia, m¨¢s que la pintura que produce. La influencia de C¨¦zanne en mi trabajo hab¨ªa surgido antes, en Barcelona. En Par¨ªs, por supuesto, va a resultar fundamental el cubismo, Braque y Picasso. Pero Picasso es de nuevo, irremediablemente, Espa?a" no Francia. Es ese elemento tragic¨®mico, el drama, la tesitura frente a la cat¨¢strofe; como en Goya".
Ante la d¨¦cada de los cincuenta, la pintura de Obreg¨®n experimentar¨ªa un giro radical hacia un mundo m¨¢s propio. "Sal¨ª de Par¨ªs por una cuesti¨®n de espacio vital, por no encontrar un taller adecuado, y me traslad¨¦ al sur de Francia, a un pueblecito llamado Alba la Romaine, en Ardechs. Un d¨ªa quise hacerle un homenaje al gallo franc¨¦s, al chanteclair. Cuando lo hube acabado se lo mostr¨¦ a mi vecina, una campesina llamada madame Vincent. Se qued¨® callada, mir¨¢ndolo, y despu¨¦s me dijo: 'Monsieur Obreg¨®n, tal vez en su pa¨ªs los gallos son as¨ª, pero en Francia le aseguro que no". Fue entonces cuando comenc¨¦ a preguntarme qu¨¦ hac¨ªa yo all¨ª pintando gallos. De eso surgir¨ªa mi serie de los c¨®ndores, un animal que me quedaba m¨¢s cerca, el s¨ªmbolo de mi pa¨ªs, de los Andes".
Es el momento del regreso a Colombia. "El regreso supuso el reconocimiento de cuanto hab¨ªa intuido durante los ¨²ltimos a?os.
Cuando uno se aleja de su pa¨ªs lo ve de una forma m¨¢s di¨¢fana".
Ir¨¢n surgiendo entonces series como los toros, los c¨¢ndores o los volcanes, en los que la escritora Marta Traba vio un elemento transformador de la realidad en mito.
Para Soffy Arboleda, comisar¨ªa de la exposici¨®n de Madrid, muchos cuadros poseen tambi¨¦n un caracter premonitorio. "Aludiendo a un cuadro suyo, Violencia", comenta la comisaria, "Obreg¨®n me hizo notar que nuestro paisaje, en el paisaje colombiano, todo es violencia. Tambi¨¦n en el cuadro los senos de la mujer y el vientre gr¨¢vido son c¨®mo cr¨¢teres, cumbres volc¨¢nicas".
A Alejandro Obreg¨®n el mito no le atrae tanto intelectualmente como desde una perspectiva emocional. "Es algo que no podr¨ªa fijar con claridad, tal vez at¨¢vico. Hay en ello mucho manique¨ªsmo, contrastre entre el bien y el mal, entre el blanco y el negro. Yo creo que todo est¨¢ ah¨ª latente, pero no se reconoce sino en el momento de nacer, de comenzar a ser. Es como el magma bajo los Andes, que es una cordillera muy joven, como tener un contacto con ese magma, all¨ª abajo, con la candela viva. Un pintor es, ante todo, como una antena que capta las cosas de modo subconsciente".
Frente a esa internacionalizaci¨®n que ha marcado, en nuestro siglo, a los lenguajes de la vanguardia, la pl¨¢stica latinoamericana ha mantenido un discurso m¨¢s diferenciado. "Yo tengo una teor¨ªa algo disparatada al respecto, pero que, a mi juicio, es correcta. La pintura es un gesto profundamente elemental, que se va sofisticando, pero cuyo impulso es elemental. Yo dudo que Goya pudiera pintar hoy tan bien como en su tiempo. Cuando un pa¨ªs se sofistica mucho tiende a desplazar su fuerza hacia otros intereses, olvidando ese elemento interno. En Colombia, como en Latinoam¨¦rica, existe en el ambiente ese factor elemental que no es bueno pol¨ªticamente, pero produce pintura".
Junto a su poderosa personalidad como creador, Alejandro Obreg¨®n es tambi¨¦n la figura que cambi¨®, en los a?os cincuenta, el rumbo del mundo pict¨®rico colombiano, abriendo las puertas a la modernidad.
Entusiasmo
"Un d¨ªa fuimos a la Escuela de Bellas Artes un grupo de seis pintores, entre los que se encontraban Grau, Ram¨ªrez Villamizar y G¨®mez Aramillo, con una carta de protesta contra la situaci¨®n profundamente acad¨¦mica en la que viv¨ªa la facultad y para la que hab¨ªamos recogido 150 firmas. Tras leerla, el rector nos pregunt¨® qui¨¦n de nosotros era el m¨¢s joven. Result¨¦ ser yo, y as¨ª me vi nombrado director de la escuela. All¨ª empez¨® todo aquel entusiasmo; realic¨¦ un cambio total del sistema, eliminando a los viejos profesores, cosa de la que no me sentir¨ªa hoy capaz. Se cre¨® una situaci¨®n muy din¨¢mica, la escuela no cerraba nunca, en los que todo el mundo iba a trabajar".En la propia pintura de Obreg¨®n coexisten dos componentes de ra¨ªz opuesta, un expresionismo pasional y un elemento de construcci¨®n que procede, con seguridad, de su acercamiento al cubismo. "Yo resumo ambas fuerzas en un gesto. Creo que el arte se hace en un gesto que tiene el hombro muy fuerte, el codo muy agudo y la mano muy tierna. Eso puede aplicarse a todo. Es el balance de la furia y el silencio, el equilibrio y el estallido total". M¨¢s all¨¢ de esa conjugaci¨®n, el color posee tambi¨¦n una particular potencia en el mundo pict¨®rico de Obreg¨®n. "En m¨ª, el color surge del Caribe, de su extraordinaria magia. Garc¨ªa M¨¢rquez y yo hemos hablado mucho de ello. ?l tambi¨¦n es un producto muy claro del Caribe y por eso hay mucho color en lo que escribe".
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