Julien Green: "Cada ser tiene su misterio"
El autor de 'Naufragios' publica en Espa?a 'Los pa¨ªses lejanos'
Hace un tiempo miserable estos d¨ªas en Par¨ªs. Nada que ver con la tibieza que permiti¨® al protagonista de Naufragios inclinarse sobre el Sena para ver a una pareja al borde de una tragedia. Hace 55 a?os desde aquella novela de Julien Green que cambi¨® una forma de narrar y que parece se?alar ahora el redescubrimiento del autor en Espa?a -en breve saldr¨¢ Los paises lejanos-, pero el misterio que la inspir¨® se mantiene. Y no por el tiempo sombr¨ªo sino porque 68 a?os despu¨¦s de haber comenzado su obra nada parece haber cambiado en la tensi¨®n del escritor. Es la de siempre: el bien, el mal, el hombre en el medio y parte en penumbra. "Hay algo que no se puede expresar", dice Green, a los 87 a?os. "Cada ser tiene su misterio".
Naufragios, publicada por Espasa Calpe hace unos meses, parece haber lanzado una segunda ¨¦poca de Green en Espa?a; la primera fue en los a?os cincuenta. Ya est¨¢ en imprenta Los pa¨ªses lejanos Ediciones B), muy bien acogida por p¨²blico y cr¨ªtica hace unos meses en Francia. Naufragios, en cambio, no fue bien recibida hace m¨¢s de medio siglo, -"los franceses no se ven as¨ª", dice el autor-, pero s¨ª en cambio en Alemania, donde se apreci¨® a tiempo un libro inm¨®vil, como lo llama el autor, en el que no pasa nada pero todo est¨¢ a punto de pasar. Camus reconoci¨® alguna vez que Clemence, el abatido narrador de La ca¨ªda (Losada), hab¨ªa denegado un auxilio, como cuenta, inspirado en el personaje que lo niega en el Sena.Green escribe desde hace tanto tiempo que puede hablar de ciertas obras suyas con verdadero distanciamiento, como si fuese otro quien las hubiera escrito. No parece agradarle mucho el recuerdo de Naufragios -"me encuentro all¨ª menos que en otros de mis libros"- y repite la m¨¢s sencilla de las interpretaciones que se han hecho: "Es la imagen de una sociedad que no amaba demasiado: los ricos despreocupados, la burgues¨ªa que cambia. Lo que me interesa de Francia es el pueblo, que permanece".
Green es un cl¨¢sico vivo de la literatura francesa, y la prueba es que dentro de dos a?os se habr¨¢ publicado el octavo volumen de sus obras completas en la legendaria colecci¨®n de Pl¨¦iade, que es algo as¨ª como el Pante¨®n de los escritores franceses. ?l se define como un parisino puro, nacido en la Porte de Neully hace 87 a?os, y entre los placeres de su conversaci¨®n no es el menor el o¨ªrle expresiones que ya s¨®lo figuran en los libros.
Y sin embargo, el interlocutor no olvida ni por un momento que se trata de un anglosaj¨®n. "A mi madre, hija del sur", es la dedicatoria de Los pa¨ªses lejanos. A la manera de Henry James, cuyo sencillo estilo basado en la sugerencia y abierto a la duda encuentra un eco en Green, el lejano pa¨ªs del que se habla no es otro que el Sur de Norteam¨¦rica, descubierto por una joven inglesa cuando se anuncia, pero todav¨ªa no ocurre, la Guerra de Secesi¨®n.
Una erre m¨¢s suave
Y uno no olvida que se trata de un anglosaj¨®n, no s¨®lo porque conserva el pasaporte norteamericano, lo que no parece relevante, no s¨®lo porque habla su franc¨¦s perfecto con una erre m¨¢s suave de la normal, no s¨®lo porque tiene el aspecto de un embajador de antes aunque con modales de suave melancol¨ªa, sino porque toda su obra est¨¢ atravesada por el distanciamiento y el despojo de un lector de la Biblia."Los cat¨®licos no leen la Biblia", dice Green, "y es porque est¨¢ mal traducida. Yo la leo todos los d¨ªas, en la traducci¨®n de 1611, que cuenta enormemente en el mundo anglosaj¨®n; es un libro que ha marcado mucho al pueblo americano".
Green fue el peque?o de ocho hermanos con predominio de chicas y de solteros: casi ninguno se cas¨®, Green tampoco, y esa es la raz¨®n de que su vida haya estado ausente de ni?os y de que los a?ore. Su padre era un hombre de negocios a quien no le hab¨ªa ido muy bien, de forma que el matrimonio emigr¨® a Francia, donde naci¨® el escritor. Un d¨ªa de 1917, sin que ello tuviera que ver con el trasfondo de la guerra dice, se encontr¨® en su casa la obra La fe de nuestros padres, del cardenal Gibbon, que fue para ¨¦l una ca¨ªda del caballo. Se convirti¨® al catolicismo y, salvo una crisis, "eso es lo que soy: un escritor cat¨®lico". Charles Moeller le dedic¨® uno de sus primeros estudios en su obra cl¨¢sica Literatura del siglo XX y Cristianismo (Gredos).
Green pertenece a la literatura francesa de un siglo tan complejo y rico que junto a los surrealistas o los existencialistas tambi¨¦n destacan los escritores de alguna forma m¨ªsticos, si bien "es preciso no simplificar", como dice ¨¦l de Mauriac, amigo suyo y a menudo acusado de jansenismo o intransigencia: Paul Claudel, Charles P¨¦guy, que ¨¦l tradujo al ingl¨¦s con gran placer por su transparencia, Georges Bernanos y Jacques Maritain, con quien mantuvo una correspondencia que luego se ha publicado y cuyos libros en idioma tomista dice no lograr comprender. "La fe es un don", dice Green. "La fe se recibe. Hay un lado intelectual en ello, pero es sobre todo una emoci¨®n. Es un amor enorme".
Franc¨¦s y cat¨®lico, Green se reconoce tambi¨¦n norteamericano y protestante pues "la fe puede cambiar, pero uno no puede prescindir de su infancia". Tambi¨¦n le hablaron en ingl¨¦s, de ni?o, y, como dice ¨¦l, "un idioma es una forma de pensar".
No deja de ser sintom¨¢tico que como lecturas preferidas cite, aparte de Pascal -"tan preciso que no necesitaba adjetivos, ahora hay autores que los ponen de dos en dos"-, al cardenal Newman, otro converso, y a Nathaniel Hawthorne. En particular, ese cuento que tambi¨¦n entusiasmaba a Borges, El velo negro del pastor (En El gran rostr¨® de piedra, Siruela), en el que un pastor protestante desaf¨ªa la paciencia de sus contempor¨¢neos al tomar la decisi¨®n, sin aparente motivo, de vivir y morir con un velo de luto. "Toda la vida quise saber qu¨¦ hab¨ªa debajo", dice Green.
En el medio
"La verdad no est¨¢ a plena luz, en parte est¨¢ en una zona de penumbra que nos permanece oculta", dice Green, para quien fue inventado por primera vez, mediados los a?os veinte, la expresi¨®n realismo m¨¢gico, hoy utilizada para ciertos escritores latinoamericanos.Algunos cr¨ªticos han sugerido que de sus or¨ªgenes puritanos viene la obsesi¨®n de Green por "el alma y la carne", y el hombre desgarrado en el medio. "Tambi¨¦n estuve yo desgarrado", dice Green con su voz amable, como si ya no estuviera.
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