El l¨ªder domin¨® la subida al Puy de D?me
Pedro Delgado volvi¨® ayer a dar una muestra de su poder¨ªo en la monta?a. En el m¨ªtico Puy de D?me, en el que el ciclismo espa?ol ha realizado sus mayores gestas, lo hizo de manera distinta. Su ataque no fue un latigazo, sino una progresi¨®n constante. Quienes pretendieron seguirle se fueron quedando atr¨¢s poco a poco. Delgado se proclam¨® de nuevo como el indiscutible l¨ªder. La etapa la gan¨® el dan¨¦s Weltz, del equipo Fagor.
El Puy de D?me se erige, desafiante, sobre la altiplanicie de la campi?a francesa. A los corredores, que lo ven desde lejos, se les presenta como un reto. Esa cima clama a gritos un rey. Federico Mart¨ªn Bahamontes, Julio Jim¨¦nez, Luis Oca?a, por dos veces, y ?ngel Arroyo, lo fueron en su dia. Delgado, ayer, cedi¨® el cetro al dan¨¦s Weltz. Tambi¨¦n pod¨ªa hab¨¦rselo dejado al alem¨¢n occidental Golz. Y es que les consinti¨® hasta una ventaja de 15 minutos.Delgado, as¨ª de f¨¢cil, no quiso ganar la etapa. Como tampoco quiso en Guzet Neige ni en Luz Ardiden. ?l est¨¢ en otra guerra, la de ganar el Tour. Y, cuando alguien, durante el recorrido, lucha por ese triunfo parcial, le deja. Otra cosa es en las proximidades de la meta o ante rivales que, al incurrir ¨¦l en un exceso de confianza, le pudieran complicar el liderato. A ¨¦sos que intentan destacar al final, tras permanecer todo el d¨ªa escondidos, los machaca cuando llega a su terreno, la monta?a.
La p¨¢gina que escribi¨® ayer Delgado sobre el Puy de D¨®me result¨® gloriosa. No importa que Weltz y Golz llegaran a la meta con cinco minutos de ventaja -perdieron diez en los ¨²ltimos kil¨®metros-, sino que Delgado estuviera en la base junto a los que forman actualmente el bloque principal de la carrera y en la ascensi¨®n los fuera dejando tirados.
Ritmo constante
El colombiano Fabio Parra, como sucede ¨²ltimamente, fue quien m¨¢s prisa tuvo por llegar a la cima y seleccion¨® el grupo: Delgado, los holandeses Rooks y Theunisse, el franc¨¦s Pensec y Marino Lejarreta. Despu¨¦s vino la aceleraci¨®n de Theunisse. Delgado, a un lado, y Rooks, a otro, le acompa?aron. As¨ª, hasta que Delgado se abri¨® paso e invit¨® a los holandeses a que le siguieran. No dio una pedalada de m¨¢s, sino que mantuvo un ritmo constante. Rooks y Theunisse ten¨ªan que levantar cada vez m¨¢s la cabeza para verle. Primero, con la mirada abajo, no ten¨ªan dificultades para observar su rueda; luego, ten¨ªan que alzarla para verle el dorsal, y al final, deb¨ªan buscarle para ver si le encontraban.
Con el Puy de D?me acab¨® la monta?a del Tour. Delgado se ha erigido como el aut¨¦ntico rey. A excepci¨®n de L'Alpe d'Huez, donde Rooks y Theunisse acabaron por delante de ¨¦l, ni en la cronoescalada de Villard de Lans ni en las cimas de los Pirineos ni sobre el Puy de D¨®me ha habido un solo corredor, entre los 10 primeros de la general, que le siga-.
A su llegada, Delgado reconoci¨® haber coronado la cumbre con gran facilidad: "S¨ª, no estoy ni siquiera cansado. Fui subiendo a ritmo, f¨¢cilmente. Lo que pas¨® es que los dem¨¢s se fueron quedando atr¨¢s". Tambi¨¦n manifest¨® que, durante la etapa, le lleg¨® la noticia de que hab¨ªa motivos para sentirse optimistas tras el contraan¨¢lisis: "Nos pusimos todos los componentes del equi po tan contentos que tir¨¢bamos como nunca; no para ganar la etapa, porque delante iba una escapada con mucha ventaja, sino como reacci¨®n l¨®gica a la alegr¨ªa".
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